"Capítulo Único - Sentimientos Discretos"

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"La magia detrás de tu sonrisa, me hechiza de tal forma que se me hace imposible alejarme de ti"

"La magia detrás de tu sonrisa, me hechiza de tal forma que se me hace imposible alejarme de ti"

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Sus ojos lívidos viajaban con desgano sobre los grandes ventanales que reflejaban el ocaso, sus zapatos resonaban cual tambor en festival por cada paso que avanzaba por aquel silencioso y solitario pasillo, la edificación en la que se hospedaba no era de las más recurrentes así que el no tener mucho bullicio por el área no era extraño, tampoco es como si le molestase, en cambio, disfrutaba habitualmente de esos precarios momentos. Los copos de nieve descendían a su propio ritmo ignorando el tiempo que albergaban a su alrededor, adornando los árboles como si presumieran su belleza natural ante edad épocas del año, parte de los pasillos al tener en el centro del edificio un parque eran invadidos por esas pequeñas porciones de nieve. Con una mirada aburrida lanzó un suspiro en cuanto llegó a la puerta de su apartamento.

Hace apenas unos días se había mudado a ese recinto por su movilidad para el trabajo, ni siquiera le había dado tiempo de avisar a sus más cercanos, fue repentino pero necesario. Ya había terminado de ordenar las cajas y objetos de la mudanza, por suerte no perdió nada durante el trayecto. Desafortunadamente, el tiempo le jugó en su contra al ya ser la víspera de Navidad y no haber preparado ni siquiera la cena. Su puerta era la única sin decoración, ni se esforzó en decorar los interiores pues sabía muy bien que visitas sería lo menos que tendría ese día, no detestaba esas fiestas pero tampoco era un amante a lo exagerado, lo único que ansiaba más que nada, era tener una noche tranquila después de un día de arduo trabajo.

La tarde prontamente se diluía para dar inicio a la llegada de la hora nocturna, solo estaría feliz si sus vecinos no lo molestaban. El ojeroso tomó el picaporte con sus manos girándolo luego de insertar la llave en la cerradura, no me molestaba pasarla sólo por estas fiestas, después de todo, es muy común para el de cabellos violetas. Empujó con suavidad la puerta colocando su abrigo en el perchero junto a él desistiendo al mismo tiempo su maletín en el corredor, tras cerrar las puertas detrás de sí, quedó pasmado en su sitio totalmente alerta de lo pueda pasar, su mirada suspendida en el perímetro recorría cada centímetro para obtener la mayor información posible como si una alarma interna hubiera sido encendida. Suele ser muy cuidadoso con esos pequeños detalles, le extrañaba.

Él no había dejado las luces encendidas.

Frecuentemente, las apagaba cada vez que se retiraba, más esa no fue la única razón por la cual mantenerse en un estado de precaución, sumando a ese hecho, un olor a comida recién horneada y el sonido del televisor perturbando en su departamento eran motivos suficientes para encender su preocupación, pues nadie vive junto a él y no tiene copia de la llave de la entrada, tampoco había rastros de que ésta había sido forzada, no tenía mucho sentido. ¿Quién estaba en su casa?

Caminó con sigilo observando con detenimiento el nuevo entorno que lo recibió al abrirse paso hacia el comedor y salón central de descanso.

—Tardaste mucho, tarado. La próxima vez avisa si llegaras más tarde de tu estúpido trabajo. —replicó con un aspaviento hacía el más alto.

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