44

1.7K 234 74
                                    

Se hicieron las 5:30 de la tarde. Habían pasado el día tirados sobre la franja de césped junto al bebé, observando el cielo y esperando a que sus ropas embarradas se secaran.

El sol había bajado y estaba por esconderse detrás de unas dunas, y ambos comenzaban a preocuparse: no había pasado ni siquiera un auto por la carrerera en lo que iba de la tarde.

Taehyung se levantó del césped e intentó quitar inútilmente las manchas de tierra y las hojas del árbol que se pegaban a su ropa húmeda.

—¿A dónde vas? —preguntó Yoongi sentándose.

—¡A hacer pis! —grito escalando algunas rocas.

—¿Por qué allí arriba? —lo siguió con la mirada, pero corrió la vista cuando lo vió bajar su cremallera.

—¡Por que es más divertido! —su grito hizo eco en el lugar.

Taehyung se trepó por unas rocas, con una destreza que no sabía que tenía, y se acercó al auto. Ingresó a él por la puerta abierta, y tomó la llave y los cuadernos. Se paró sobre el airbag, y encendió la radio, comenzó a sonar su música, pero aún sonaba como un disco rallado, así que le pegó una patada al estéreo y la canción comenzó a sonar normalmente. Le subió el volumen, sonrió satisfecho y salió. Trepó algunas rocas más para abrir el baúl.

Yoongi lo observaba desde lejos, y cuando oyó la música caminó hacia él.

—Toma esto enano —Taehyung le lanzó algo a las manos.

Yoongi lo atrapó con dificultad y lo miró.

—¿Una petaca? —rió—. Que raro...

Taehyung levantó los brazos al ritmo de la música, hizo un baile y descendió por las rocas con cuidado.

—Hoy hay fiesta... 

—Estás mal... —rió—, debemos pedir ayuda.

—No pasará.

—¿Que cosa?

—¿Cuantos autos han pasado desde que estamos aquí? Cero.

—Pero no deberíamos perder la fe...

—Suenas como el predicador de la iglesia —río.

Yoongi le hizo burla en silencio, haciendo muecas.

—Pero tu dijiste que esperemos a que alguien nos ayude...

—Lo sé, pero me arrepentí. Incluso aunque pasara algún auto, estando aquí abajo, ¿crees que nos vería?

Yoongi se quedó pensando unos segundos.

—¿Entonces dices que hay que pasar la noche aquí? ¿en el auto? —lo señaló y lo observó, ladeando la cabeza. No se imaginaba cómo podrían dormir de costado.

—No. Hay que llegar a la casa para poder ir al colegio, mañana es la exposición de proyectos.

—¡¿Dices que hay que caminar?!

—Si, deben ser al rededor de diez kilómetros hasta mi casa. Si salimos ahora llegaremos en tres o cuatro horas.

Yoongi observó su reloj de muñeca.

—Llegaremos al rededor de las diez de la noche...

—Si. Listos para dormír y dejar el último día atrás.

—¿El último día de que?

—El último día de... de... nada. Olvídalo —le quitó la petaca de las manos a Yoongi, la abrió y bebió un gran sorbo.

—¿Que es? —Yoongi señaló la petaca.

—Pruébalo... —sonrió de costado.

Yoongi le dió un pequeño sorbo.

—Es... ¿ron?

—Así es... lo tengo en el baúl, el ron es solo para ocasiones especiales —caminó hacia el césped y se sentó bajo el árbol—. Y creo que ésta ocasión lo es, ¿no crees? —lo miró.

Yoongi recordó la cena del día de su cumpleaños; estaba seguro de que había ron. Caminó hacia él y se sentó a su lado. Le quitó la petaca de las manos y le dio un largo trago, apretando los ojos.

—Ahh, está fuerte— limpió su boca con su brazo.

—Claro que no —le quitó la petaca y bebió un trago como si fuera agua. Yoongi lo observó.

—Sabes, creo que tu eres como éste arroyo...

—¿Como? —frunció el ceño.

—Raro —rió.

—Vete a la mierda, enano —chasqueó la lengua.

—Pero hermoso.

Taehyung tragó duro y lo miró tiernamente, ¿había escuchado bien?

—Y solitario... —agregó Yoongi jugando con sus pies en la tierra.

Taehyung no dijo nada, solo agachó su cabeza y suspiró.

Yoongi enterró sus pies en la arena seca.

—Creo que somos más parecidos de lo que pensábamos... —dijo, evitando mirarlo.

Del Odio Al Amor, Hay Una Botella De Ron © (Primos 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora