Capítulo Final

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Natt podía escuchar los pasos que venían detrás de ella, el muchacho rubio venía adelante y el moreno estaba detrás, sosteniendola y guiandola, cuando subieron las escaleras inmediatamente Natt reconoció el lugar, era la misma casa abandonada que había visitado con Ethan días atrás.

Ethan

Le estaba doliendo el alma en ese momento, no volvería a ver al chico en lo que quedaba de su vida, pero la consolaba el saber que él estaría bien, estaría con vida y que sus padres también lo estarían.

Pero, uno de los más grandes errores de la chica fue confiar en una persona que no estaba bien de su cabeza.

Cuando llegaron al coche, antes de subir, Natt vio a Alejandro y este entendió perfectamente, se dirigió a David y le dijo:

—Ya sabes lo que tienes que hacer.

El moreno asintió y se dirigió a la puerta de la casa perdiéndose en el interior de esta.

—Lo dejará en libertad cuando nosotros hayamos partido hacia nuestro destino—Le informó.

—David...¿Vendrá?

—Oh, sí, pero no en nuestro vuelo, se irá en otro y nos encontraremos allá.

—¿De donde sacaste el dinero para hacer todo esto?

—Hice un pequeño préstamo a mi madre, cuando estemos allá, cariño, trabajaré duro para darte lo mejor.

—¿Cómo puedes estar tan mal de la cabeza?, ¿si sabes que había otras formas de enamorarme?

Él la vio y le sonrió—Es que eso no hubiese sido interesante—. Se encogió de hombros.

Ella no dijo nada y se metió al auto.

Dentro de la casa abandonada se encontraba David bajando las escaleras, cuando llegó a estar en frente de Ethan, una sonrisa maliciosa se formó en sus labios.

—¿Ya me soltarás?—Preguntó sarcástico Ethan.

Él sabía perfectamente la mentira de Alejandro, nunca permitiría que él quedara vivo, sería estúpido dejarlo vivo, sabiendo que Ethan buscaría a Natt por mar y tierra.

—Fue un gusto el haberte conocido—. Después de estas últimas palabras de David, le asestó un golpe en el rostro que no tardó en sangrar, después otro en el estómago, y otros más, hasta que el chico se encontraba en el suelo casi sin aliento.

Se paró atrás de Ethan y comenzó a desatar los nudos de la soga que envolvían las muñecas de el castaño.

Cuando este estuvo libre, seguía en el suelo sin levantarse, entonces David lo ubicó boca arriba y se puso en cuclillas para hablarle:

—Que débil eres—musitó, Ethan no respondió.

Por último le dio una patada en su estómago, Ethan se encogió de dolor en el piso.

Incapaz de moverse, apenas sentía sus extremidades.

David subió las escaleras y llegó a su coche del que sacó unas grandes botellas que contenían gasolina en su interior.

Ethan permanecía en el sótano, su cuerpo débil, estaba a punto de desmayarse, pero sus pensamientos fueron irrumpidos con la imagen de una chica, una pelinegra de cabellos negros y rizados, de sonrisa angelical y perfecta, de voz dulce y complexión delgada.

—Natt—. Logró articular con gran pesar.

Las ganas de levantarse de ahí no le faltaban, pero las fuerzas sí, quería hacer de todo para llegar a rescatar a Natt, pero su cuerpo estaba casi desbaratado.

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