Shinazugawa Sanemi

10.1K 432 167
                                    

No hay título, vuelva pronto

Ta' bien largo esto, traiganse un té.

Al parecer los cuervos de tu padre no mentían, había un cazador de demonios llevándose a una y al parecer nadie se dio cuenta. ¡Qué fatalidad! Se supone que toda persona que se uniera a la organización tendría bien en claro que no habría excepciones.

Obviamente, a tu padre no le sorprendió mucho, pero tampoco mencionó nada al respecto. Por tu parte estabas furiosa, ¿cómo se supone que no le importó a ese joven de rango bajo? La sangre comenzó a hervir.

Dieron el grande aviso habría una reunión al mediodía con los pilares incluidos, suspiraste derrotada, tu padre era una caja de sorpresas.

—Hija mía, necesito que me acompañes a la reunión. —habló Kagaya, tu padre. —Espero no te moleste.

Tragaste grueso, no le podías negar nada a aquel hombre bondadoso, así que solo aceptaste. Desde que eras pequeña, deseabas ser una cazadora fuerte, tu tristeza vino cuando no pudiste desarrollar un aliento.

Obviamente iba a ser en secreto, ellos no aceptarían que la próxima patrona de los cazadores arriesgara su propia vida, tus hermanos menores no entienden a la perfección lo que debías aprender tú.

Tu madre no se encontraba en los alrededores, por lo que se te hizo un poco más complicado ir a dicha reunión.

Cabe decir que nunca los habias visto en persona, solo haz oído sobre ellos por medio de obviamente familia, te posicionaste detrás de tu padre y las gemelas.

—Hagan silencio, el patrón está aquí. —hablaron ambas niñas al mismo tiempo.

—Hoy hace un buen día, ¿verdad hijos míos? —preguntó aquel hombre de gran cicatriz, tú solo escuchabas atenta en todo.

En frente tuyo estaban los 9 espadachines, estabas sorprendida por dicha seriedad que mostraban, aunque había uno que otro sonriente en la reunión. Hasta que viste a alguien...espera, ¿qué hacía ese joven pelinegro? Lastimar a un compañero estaba estrictamente prohibido a menos que sea una práctica.

Joder, ¿a todos les encanta romper reglas o qué? —pensaste.

Decidiste ignorar la charla, en tu perspectiva esto no te beneficiaría para nada, algo muy arrogante por tu parte, pero de otra forma es cierto.

Tocaste el hombro de tu hermana y decidiste asomar tu cabeza en frente de los demás. Apoyándote sobre tu rodilla para así estar parada, analizaste a cada uno de ellos y pusiste tus manos juntas, como si fueras a orar.

—Saludos, me temo que no nos presentamos en anteriores ocasiones. —empezaste a hablar, tu mirada era severa. —Mi nombre es _____, supongo que el apellido ya saben. —no te esperabas que hicieran una reverencia, miraste a tu padre y este se encontraba sonriente.

—Así es, ella es mi primogénita, lamento no haberles hablado antes sobre mi hija. —continuó tu padre, te alejaste, para que continúe hablando.

Te sentías extrañamente adolorida, ¿por qué? Se supone que haz estado cuidándote las horas necesarias como para no sentirte así a las 11 del día. Te llamó la atención un joven en específico, cabellos grises ojos amatista oscuros... su camisa estaba con el pecho al aire.

De repente el escenario cambió, viste como el joven anteriormente observado tomó una caja mediana y la llevó adentro de vuestra finca, miraste extrañada la escena. Tus dolores ya se había bajado en los minutos que pasaron, por lo que te acomodaste de mejor manera.

Kimetsu No Yaiba!  ||ONE-SHOTS||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora