Capítulo 74: Min-Ha.

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—Y bueno, esa es la historia. Supongo que eso explica muchas cosas.

—¿Entonces, eres algo así como un mutante? —preguntó Stinger confundido.

—No exactamente, más bien diría una variante de la especie —respondió Shen muy sereno.

—No veo el problema. Es cierto que eres muy poderoso, pero no creo que sea una buena razón para tenerte miedo —respondió Elizabeth molesta.

—No le temen al poder que tengo ahora —el dragón tomó una manzana sobre la mesa y la mordió —. Le temen al poder que podría tener en doscientos años.

—¿En doscientos años? —preguntó Silver —. ¿No es ir muy lejos?

—Yo creo que no. En veinte alcancé el nivel que algunos sólo pueden llegar soñar en toda una vida, tomar en cuenta que podría destruir el país si me lo propongo en un futuro no suena tan descabellado.

—Suena tonto —exclamó la pelirosa.

—Lo sé. Suena algo irónico en una sociedad que valora el poder ahora que lo pienso —respondió Shen riendo.

—No me parece gracioso. ¡Decidir una vida por algo tan absurdo!

—Así es como funciona esto, no hay nada que yo pueda hacer.

—¿Entonces por qué quieres salvar un lugar como esté? —preguntó Silver.

Todos pusieron atención a Shen, su respuesta de alguna manera podría tener un cambio en la forma de ver la vida de cada uno y ellos lo sabían.

—Venganza, deber, justicia, una promesa. Un poco de esto, un poco de aquello, hay tantas razones. Creo que ni yo lo sé con certeza, pero estoy seguro que debo hacerlo.

—Son muy crueles —dijo Chelsea enfadada.

—¿Es qué no les guardas rencor? —preguntó Let seriamente.

—Mentiría si digo que no. Pero ya no me importa, ahora tengo algo más importante que valorar —Shen bajó la mirada al ver cómo era observado por los pequeños magos —. Creo que ya es algo tarde, es hora de irse a la cama.

—Tiene razón —secundó Stinger bostezando —. No he dormido bien en días.

Todos se levantaron, Shen comenzó a recoger los platos y por supuesto Elizabeth le hizo compañía. Rápidamente quedaron los dos solos y caminaron por los silenciosos pasillo sin decir una palabra

—¿Tu vida fue muy difícil, cierto? —preguntó ella para romper el silencio.

—Me gusta creer que por eso fui enviado. Sólo alguien fuerte podría lograrlo.

—No tienes que ser tan modesto.

—No es modestia, no me voy a victimizar totalmente. También he hecho cosas malas a lo largo de mi vida, cosas que podrías considerar horribles. Culpar a otros por mis acciones suena muy hipócrita.

—Yo creo que eres buena persona Shen —Elizabeth sonrió y se aferró al brazo derecho de Shen.

—En algo tiene razón el viejo —Shen observó a Elizabeth, sonrió y la apretó entre sus brazos —. He cambiado, no sé si para bien o para mal, pero lo he hecho.

—Si, me gusta más el nuevo tú. Antes eras muy agrio.

—Me lo imagino —el dragón se rio un poco —. Bien, ya estamos aquí, buenas noches.

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