Capítulo 75: El rey de las bestias.

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Rata, buey, tigre, liebre, serpiente, caballo, cabra, mono, gallo, perro y jabalí. Once de los animales sagrados del continente oriental obedecían las órdenes de Min-Ha, Shen ya estaba exhausto y jadeaba mientras las criaturas regresaban dónde su amo.

—¡Maldición! —Shen exhaló —. Creo que estoy en problemas.

—Si, mucho más de los que crees —contestó Min-Ha más arrogante de lo normal.

—¿Qué clase de magia es esa? —Elizabeth tragó saliva —. ¿Shen estará bien cierto? —preguntó a Natsu.

—¡Si, definitivamente! —Natsu estaba impactado, en su vida había visto magia como esa antes —. Él puede con esto.

Shen se levantó y se colocó en guardia, los animales de Min-Ha parecían ignorarlo por completo a menos que él ordenase lo contrario.

—Dime una cosa Shen. ¿Ya se acabaron los juegos? Si no comienzas a utilizar todo tu poder, podrías acabar muerto.

—No sabes cómo me gustaría. Pero no, no voy a hacerlo.

—¡¿Qué?! ¡Bastardo orgulloso! No creas que dudaré en matarte.

—Ya lo creo. Hablando de eso, siempre he tenido una duda. ¿Por qué ayudas al viejo?

—¿Por qué? ¿No es obvio?

—La verdad que no, perdona a este ignorante, pero, desde hace mucho he querido saber. ¿Por qué no estás ayudando a tu familia? ¿No deberías estar del lado de Shen-Ha?

Min-Ha cerró los ojos, aún si era consciente de que Shen buscaba ganar tiempo y provocarlo, su reacción fue por reflejo e involuntaria. Muchos recuerdos inundaron sus cabeza, distrayendo si atención del dragón fantasmal.

«—Su hermano finalmente murió señor —dijo uno de los médicos alrededor de la cama del enfermo —. ¿Qué hará con su sobrino?

—No tengo interés en él. He escuchado de mi hermano que es bastante débil, no me podría importar menos alguien así.

Un pequeño Min-Ha espiaba a través de una puerta entre abierta. A pesar de su corta edad, era consciente de que al morir su padre y ser rechazado por su tío, ya no le quedaba más familia en el mundo.

Con lo ocurrido, la casa quedó completamente vacía rápidamente, los sirvientes rara vez venían, sólo un par de veces al mes para ver qué necesitaba, las risas se acabaron y Min-Ha quedó completamente solo. Pasaron varias semanas, todo era su culpa por nacer tan débil, si hubiera sido más fuerte nada de esto habría ocurrido.

Cierto día caminó por las calles vacías al atardecer, se detuvo a mitad de un puente y observó la marcha del agua. Esbozó una sonrisa y luego levantó la mirada hacia el horizonte con ojos tristes y anhelantes.

—¿No es hermoso? —preguntó alguien a su lado —. Algunas veces quisiera volar sin detenerme hasta alcanzar el atardecer.

Un hombre de cabello desordenado y mirada curiosa contemplaba la puesta de sol junto a Min-Ha, en aquel entonces aún era desconocido para ambos lo importante que llegaría a ser su primer encuentro.»

—¡Eso no es de tu incumbencia!

—Me lo imaginaba. Eso explica bastante.

—¿A qué te refieres? —Min-Ha bajo las manos por un segundo y las bestias se calmaron.

—Mi estimado amigo.

—¡Silencio! Tú y yo no somos amigos. Se claro de una vez.

—Como quieras —Shen asintió algo molesto —. Cuándo creces como yo, rodeado de enemigos. Aprendes a distinguir ciertos sentimientos en el ambiente.

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