25 - En la analogía, yo soy el ratón

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Piper•

Mi corazón late fuerte, seguramente has escuchado que los corazones de algunas musarañas pueden llegar a latir hasta 1300 veces por minuto convirtiendo el sonido más en un zumbido que en un latido, y bueno, no sé exactamente cuantas veces latió mi corazón en los segundos después de que Alex habló, pero si estoy muy segura de que casi podía escucharlo zumbar con dificultad en mi pecho.

*Alex: -Lo has jodido, ¿no es así?- Dice llevándose la mano a la frente con evidente frustración, aunque pareciera también que de alguna forma era algo que ya se había estado esperando.
Me acerco a ella sintiéndome pequeña y desesperada por pedirle que me escuche, y aunque parece tensarse con mi cercanía me paro frente a ella con el rostro dolorido por el sentimiento de culpa que me invade.

*Piper: -N-no... Yo... No tuve opción Alex, déjame explicarte...-

*Alex: -Dime, ¿no te basta con que estemos juntas? ¿Que necesitas contárselo a los demás?- Se da la vuelta y avanza hacia la cocina dejándome pasmada por un par de segundos en que mi mente se queda en blanco.
La frialdad con la que me está tratando me duele en lo profundo, como si estuviera clavando pequeños alfileres en mi corazón.
Escucho un pequeño crash como cristales desmoronándose en algún sitio y seguramente debió haber sido ella.

Avanzo para encontrarla y me adentro en la cocina, lo suficiente hasta que puedo verla parada frente al lavabo dándome la espalda. Inmóvil.
No tengo muchas opciones pero la conozco y sé bien que no va a negarme un abrazo ni va a desistir de mi contacto aunque esté enfadada conmigo, así que en un acto de valentía me abrazo a ella envolviendo mis manos en su cadera hasta llegar a su abdomen y recargo mi mejilla en su cálida espalda implorando perdón aunque no he dicho nada.
Aspiro con fuerza su aroma y trato de no llorar, pero ella ni siquiera se inmuta, no se aleja pero tampoco me corresponde de alguna manera.

*Alex: -¿Por qué?- Musita casi de forma inaudible. -¿Sabes lo que puede pasar? Comparado contigo me importa una mierda mi trabajo, pero seguramente me metería en muchos problemas que terminarían por separarnos.-

*Piper: -Lo sé, y créeme que no lo he perdido de vista... Es algo que me pone sumamente nerviosa desde...- Paso saliva y me aprieto más a ella. -Desde esa noche en el callejón...-

*Alex: -¿Ésto no está funcionando para ti? ¿Es demasiado estresante la responsabilidad de una relación oculta?- El sonido sale de su boca en un hilo de voz que es doloroso de escuchar. -Dime, sé sincera...-

*Piper: -No es eso. Déjame explicarte...- Ruego aunque ella intenta alejarse.

*Alex: -Solo quiero ir por el botiquín al baño.- Su tono firme es inescrutable y cuando se da la vuelta pone a la altura de mi rostro un dedo sangrando y entonces noto los pequeños cristales y la copa estrellada en el lavabo.

*Piper: -Joder...- La miro con preocupación dándole un montón de servilletas. -Yo lo traigo amor, estarás bien.- No espero respuesta solo me apresuro a su habitación para buscar el botiquín en el baño como ella ha dicho.

Mi cabeza está a mil revoluciones mientras camino allá, y cuando salgo del baño con el pequeño botiquín en la mano, ella está colocándose uno de esos albornoces de seda que suele usar, mientras la hemorragia de su dedo ha empapado ya las servilletas con las que trata de contener la sangre.
La observo sin que ella me voltee a ver el rostro al menos, y me arrodillo frente a ella que aguarda en la cama.
¿Alguna vez en tu infancia leíste la fábula de el león y el ratón, esa misma donde el ratón arriesga su vida para sacarle una espina de la pata al rey de la selva aunque sabe perfectamente que puede atraparlo con sus uñas y terminar con su vida? Bueno, prácticamente me siento como el ratón.

ENSÉÑAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora