Capítulo 11

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12 de septiembre del 2016

Siento una luz en mi cara, abro los ojos lentamente y siento un dolor palpitante en mi cabeza. Me siento algo desubicada y descubro que estoy en mi habitación. De inmediato viene a mi mente los sucesos de la noche de ayer, y una leve sonrisa se forma en mi cara.

Nos besamos. Y aunque estuviera algo pasada de copas no puedo fingir que no me gustó, que no quise ni disfrute hacerlo.

Este hombre va a matarme en serio, hace que me contradiga a mí misma de una manera impresionante. Recuerdo que después del beso, seguimos bailando sin darnos cuenta de cuanto había pasado y luego sus escoltas nos llevaron a mi apartamento. Lou y su chico estaban muy entretenidos, Marco y Fran ni se diga. Pero yo ya estaba muy cansada así que le pedí a Coleman que me llevara a casa.

No sé si fueron alucinaciones o qué, pero creo que antes de irse me robo un beso, pero ya ni me acuerdo con exactitud.

Me giro a ver la hora en el reloj y...

MIERDA.

8: 30 AM.

No, no, no. Agh lo sabía.

Me paro de la cama como puedo, siento como si miles de agujas atravesaran mi cráneo. Me baño de rapidez, me pongo lo primero que encuentro y no me da ni para preparar algo de desayuno. Me tomo las pastillas para el dolor de cabeza y me pongo unas gafas negras, me hago una coleta en el pelo y salgo a paso rápido del apartamento.

En el camino me paso 3 semáforos y casi me llevo a una motocicleta.

Parqueo como puedo el carro y bajo corriendo entrando al edificio.

-Ela –hablo agitada- Buenos días ¿Francesca llegó?

-Sí, signorina Elizabeth –diablos- quiere que vaya inmediatamente a su oficina.

-Grazie –digo y subo al ascensor.

Vamos, vamos.

Las puertas se abren y disminuyo el ritmo de mis pasos.

-Elizabeth Evans Mitchell, llegas dos horas tarde –habla pausadamente con las manos en su cadera- no atendiste tu celular en ningún momento. ¿TIENES IDEA DE LO PREOCUPADA QUE ESTABA?

- ¿Eso significa que no estoy despedida? –pregunto apenada.

-Eso significa que... -se acerca a mí y me sorprende dándome un golpe en el brazo.

-Auch.

-Tonta, no me des más sustos así –dice - ¿Por qué estás usando gafas? –me las quito provocando que la luz perturbe mis ojos.

-Auch –dice ella- y después yo soy la mala con los tragos, mírame –da una vuelta en su eje- como si no hubiese tomado ni nada.

-Ya veo.

-Termina de arreglarte –se sienta en su silla- Coleman te está esperando abajo, ese es otro que estaba preocupado por tu retraso.

- ¿Ah sí?

Voltea hacia donde mí y me analiza.

-Suéltalo –termina por decir.

- ¿Qué? No sé a qué te refieres.

Ríe –Evitémonos el rodeo y suéltalo, te conozco como la palma de mi mano, ayer paso algo entre tú e Ian ¿qué fue?

Me tomo mi tiempo para hablar y lo hago.

-Nos besamos.

Abre los ojos, y su mandíbula cae. Parpadea varias veces y balbucea un poco.

-Tú y Coleman hicieron la cosa de... juntar sus labios y... intercambiar saliva... y... Woaw –dice recostándose al espaldar de la silla.

Sobreviviendo al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora