Fotografía Multimedia: Elliot Jones.
Esta era mi cuarta botella, estaba mareada pero no ebria, haber venido no fue una idea después de todo, las únicas que se divertían en este lugar era Emma y las otras tres chicas que eran sus amigas y yo, bueno, yo estaba bebiendo sentada en la barra viendo como las demás bailaban con desconocidos. Mire la hora en mi teléfono, tres de la mañana, creo que ya es hora de irme. Pague mis bebidas y espere a terminarme mi último trago de la botella.
— ¡Oye _____! ¿Por qué no vienés a bailar? El chico de haya pregunta mucho por ti—Señalo a sus espaldas un tipo muy alto con barba bebiendo un trago de su botella de cerveza sin dejar de vernos. Yo negué rápidamente.
— ¡No gracias, tengo novio!—Grite para que me escuchará lo suficiente— Aparte esta haciendo muy tarde y tengo clase mañana.
Ella rodo los ojos y asintió— ¡Le diré a las demás!—Grito de vuelta y antes de que se fuera la de tube del brazo.
— No, no.. ¡Yo pido un taxi ustedes se pueden quedar!—Grite un tanto serca de su oreja, me estaba quedando afonica y mi garganta me dolía.
— ¡Ven bailemos un poco y después nos vamos todas juntas!, ¡No te voy a dejar sola ya es muy tarde para tomar un taxi!—Sujeto mi mano y me guió hasta la pista de baile donde las tres chicas se acercaron a mi bailando— ¡Vamos _____! ¡Tú sabes bailar muy bien!—Grito animandome junto con las demás.
La música siguió así que moví mi cuerpo al ritmo de la música, cerré mis ojos e imaginé que estaba yo sola como cuando tenía quince y bailaba todas las canciones encerrada en mi habitación, solo yo con el ritmo guiando a mi cuerpo.
...
Mire a mi alrededor viendo como todos mis compañeros desaparecían junto con las chicas de la mesa de enfrente, quedando solo yo, Adrien y la preciosa botella de vodka. Me levante tambaleando del suelo sosteniendome de la pared, Adrien me miro con una sonrisa tonta y sus ojos completamente rojos.
— Date un toque hermano—Estiró el porro encendido hacia mí. Negué y seguí mi camino hasta el barandal sosteniendome fuertemente para no caer, las luces apuntaban a mi maldita cara deslumbrando mis ojos terriblemente. Tape con mi mano la luz y con la otra toque mi chamarra buscando mis cigarrillos, pero solo tenía la cajetilla totalmente vacía. ¿Qué puta hora es? Voltee de nuevo hacia Adrien quien estaba apuntó de acabarse el porro.
— Ey.. ¿Qué hora es?
Estiró de nuevo su mano dejandome ver su reloj en su muñeca. Las malditas tres de la mañana, tal vez había alguna tienda o una farmacia abierta para comprar cigarrillos. Tome mi chaqueta y camine de nuevo sosteniendo el frío metal. Respire profundamente bajando mi mirada con los ojos cerrados, podía con esto maldita sea. Abrí poco a poco mis ojos encontrando una cabellera castaña con un top abierto de su espalda; ella volteo hacia enfrente dejandome verla bien.. ¡Era ella!.. Parpade varias veces para ver si era real o si todo era producto del maldito alcohol afectando mi cabeza. Ella sonrió dejando ver sus preciosos oyuelos en sus mejillas, era ella, estaba aquí, de nuevo estaba a centímetros de mí. Baje las escaleras casi corriendo olvidando por completo que hace un rato ni siquiera podía mantenerme de pie. Quedé a pasos de ella contemplando su perfecta y definida espalda, tenía tantos lunares en ella que me gustaría contarlos con mis dedos, mientras beso cada rincón de ella, su cabello largo y castaño callendo como cascada hacia que se viera mucho mejor. Tome fuerza y me acerque escuchando su risa con la chica que tenía frente a ella. Llegue a su lado recargandome en la barra pidiendo un vaso de whisky. La mire de reojo y ella ni siquiera noto mí presencia, pero yo si note y sentí su olor invadiendo mis fosas nasales, su olor tan dulce y único pasando por encima del repugnante olor a sudor de todos. El bartender dejó mí vaso encima de la barra, lo tome y dí un ligero trago. Toque su hombro tratando de llamar su atención y lo logre, sus ojos me miraron, podía sentir como conectaban con los suyos, sentía una corriente eléctrica recorrer por todo mí cuerpo dándome un escalofrío. Sonreí y levante mí bebida. Ella me miro confundida y levato su envase de cerveza vacía. Antes de que pudiera hablar la chica de enfrente la jalo del brazo alejando su olor lejos de mi.
Pague mi bebida y fui tras de ella tan rápido como mis pies podían, pero con cada paso que daba ella desaparecía entre toda la multitud, todo el mundo se puso frente a mi, sin dejar salida alguna para seguirla. Levante la mirada viendo como daba la vuelta a esa maldita luz neón. Empuje a todos los que estaban en mi camino, necesitaba verla una vez más, saber su nombre o tan siquiera oler su aroma. Salí del club buscándola con la mirada por todas partes hasta que la ví entrando en un auto con otras chicas, viendo como ella se iba lejos desapareciendo de mi visita totalmente.
Me coloque la chaqueta y seguí mi camino hasta la tienda que estaba solo a unas cuadras del club, entre y fui hasta la Caja registradora con una chica rubia detrás mirándome de pies a cabeza, se había hecho algo normal que la gente siempre me mirara de esa manera, juzgando cada parte e mí. Sin importa lo que pensaba de mí saque mí billetera dejando el dinero encima.
— Dame unos cigarrillos y unos Halls—Mí cabeza de nuevo estaba dando vueltas, necesitaba ir a descansar.
— Sabes que las Halls son tendencia en el sexo.. Más en el oral—Ronroneo inclinándose un poco mostrando sus pechos, su labio inferior estaba ligeramente levantado haciéndolos ver más gruesos.
— Quédate con el cambio—Agarre mis cosas y salí de la tienda. Maldición, estaba lejos de mí casa y no había ni un puto autobús. Abrí la cajetilla de cigarrillos y seguí mí camino intentando sentir el calor en mí cuerpo por el humo caliente del cigarrillo en mis labios.
...
— Que malditamente atractivo era el tipo que se te acerco—Emma me miro y sonrió pícara— Pero teníamos que irnos, lamento arruinar tu momento con ese bombón.
— Si tú no te lo quedas, entonces vendré yo por él—Dijo chloé con la voz distorsionada por todo el alcohol que había consumido.
Reí divertida, se que estan demasiado ebrias igual que las demás y solo dice las cosas sin pensar. Al final tomamos un taxi, ninguna estaba en condiciones para manejar. Yo fui la primera en llegar a casa, me despedí de todas y entre tratando de hacer el menos ruido posible. Deje las llaves encima de la mesita y subi a mí habitación despacio sin hacer ruido, no quería despertar a mis hermanos.
Entre a mí habitación y me quite mis tacones. Había sido una terrible idea llevarme este top, me estaba congelando la espalda. Lo reemplace por una cómoda blusa de dormir azul y unos pantalones del mismo color, quite la máscara de pestañas y mí labial con una toallita y me recoste debajo de mis suaves y calientitas cobijas.
Revise los mensajes en mi celular encontrandome con unos cuantos de Ali desde hace horas.
¿Cómo te la estas pasando?
¿Estas tan ebria como te lo pedí?
Cuando puedas mandame un mensaje de como estas.
Disfruta tu noche! :p
Respondí sus mensajes diciéndole que estaba en mi casa con un terrible sueño y que tal vez dormiría hasta tarde. Apague mi teléfono poniéndolo en modo avión, no quería saber nada de nadie, quería dormir por horas. Lo deje en mi mesa de noche y me di media vuelta lista para dormir.
...
Al fin había llegado a mí casa, encendí las luces, avente las llaves, quité mi sudadera y mis botas aventandolas lo más lejos posible de mi. Subí las escaleras a mi habitación y me avente a la cama; estaba tan jodidamente cansado que tan solo sentir las sabanas debajo de mi me hacían sentir un bendito placer inexplicable. Gire mi mirada y de nuevo la imagen de aquella chica, su bonito y definido rostro se hizo presente, podía oler aún su aroma a vainilla.
¿Cúal es su nombre? ¿Dónde está ahora? ¿Con quien?
Toda esa curiosidad lo estaba matando, quería responder esas dudas de alguna manera; todo lo que Jean estaba sintiendo por esa chica era algo que nunca jamás había sentido con alguna otra.
Pero lo que Jean aún no sabía es que era el principio de una gran obsesión que estaba creciendo poco a poco dentro de él.
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𝐏𝐄𝐋𝐈𝐆𝐑𝐎𝐒𝐀 𝐎𝐁𝐒𝐄𝐂𝐈𝐎𝐍➳ Jeancarlo león y tú
Misterio / SuspensoEl querer estar con una persona y permanecer a su lado hasta el final de sus vidas es un acto de amor Pero estar con una persona que no quiere estar contigo nace una obsesión. Fue el caso de Jeancarlo un chico de veintidos años que se obsesionó con...