Park Jimin solía sentirse inseguro respecto a su físico y a su personalidad, sentía que no le gustaba nada de él. Su autoestima estaba literalmente en el suelo, siendo pisada en varias ocasiones por sus padres y amigos. Sentía que no servía para nada, no tenía un sueño y por mas que buscaba algo que lo apasionara, no encontraba algo que finalmente lo emocionara. Cuándo conoció a JungKook encontró su sueño, la danza. Le encantaba mover su cuerpo al compás de la música, se relajaba y lo hacía aún más si su chico estaba observándolo, lo hacia sentir amado y orgulloso de si mismo.
Parecía que todo había mejorado con la llegada de JungKook, pero no lo hacía totalmente. El amor propio no lo logras de la noche a la mañana, había días en las que se sentía amado y querido, y había días en los que sentía que nadie lo quería, sentía miedo de decepcionar a los que más amaba.
Tenía una inseguridad constantemente, quería ser el mejor, alguien digno que mereciera el amor del chico. Por esos sus constantes celos, sabía que no podía justificarse pero al menos que la gente entendiera de dónde venía su inseguridad.
Sabía que JungKook lo amaba, pero también sabía que había chicos más hermosos qué él, sentía tanto miedo de perderlo por alguien más, pero sin darse cuenta el mismo lo fue alejando.
Ahora que habían pasado años de lo sucedido lo había entendido, se arrepentía de perder al amor se su vida. Pero no todo estaba perdido por que seguían siendo amigos.
No había querido hacer nada con nadie, había tenido citas con una que otra persona pero nadie realmente le interesaba, el después de todos estos años seguía enamorado de Jeon JungKook, había sido doloroso ver cómo el menor tenía citas con otros chicos y a veces salía por meses con ellos pero después se terminaba la relación que llegaba a tener con ellos, sentía muchos celos, pero solo se repetía que el tuvo la culpa por sus estúpidos celos ahora el menor lo estaba intentando con alguien más.
Realmente había sido alguien muy estúpido por perder a alguien como Jeon JungKook.