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El fin de semana pasó demasiado rápido a mí parecer. Por un momento creí que las manijas del reloj fueron manipuladas por pequeños seres y por ende un nuevo día llegaba. Creo que debo dejar mi mundo de fantasía y concentrarme más en el real y aburrido.

Despertar con el ruido de los parlantes de mi querido hermanito no es agradable, sobre todo un lunes.

No.

De la forma más honesta ganas para colgarlo de su calzoncillo sobre el borde la puerta y golpear su cabeza con un palo, no me faltaban, es más, hasta me sobraban. Ya sé que los hermanos se llevan bien, mejor dicho, intentan llevarse bien. Pero ¿cómo puedo lograrlo si cada vez me saca de quicio?

Luego de haberme cepillado los dientes, realizado todo para estar completamente aseado, incluso me di un baño porque era muy temprano y mi plan para hacer sufrir al estúpido debía salir a la perfección.

Dejo de observarme y alagarme frente al espejo cuando mi celular vibra.

Amor: A despertar, dormilón.

Frunzo el ceño.

Yo: Desperté hace una hora por culpa del estúpido de Richard.

Yo: ¿Por qué mensajeas tan temprano?

Ni siquiera dejo el aparato en paz cuando ya está sonando otra vez.

¿Recuerdan cuando dije que soy exagerado? Bueno, ahora mismo me estoy creando millones de historias, no bonitas en mi cabecita. Historias en las cuales termino con mi novio de la peor manera porque descubre que soy una mala persona.

¡Ni siquiera sé si soy una mala persona!

Juro que trato de hacer buenas acciones. Por ejemplo, comprar comida preparada es mucho mejor a dejar que Liz cocine los fines de semana. Es una buena acción porque hago que descanse de sus labores y todos somos felices sin comer perdices. Pobre pájaros.

Amor: Tengo que decirte algo.

Ok.

Esto no me gusta para nada.

De forma rápida comienzo a recordar todos los momentos juntos, indagando hasta en el más recóndito por si hice algo desagradable o lo puse en vergüenza. Pero no. Nada. En blanco. Así que no comprendo.

Tengo dos opciones:

A) Tranquilizarme y dejar que me explique.

B) Comenzar a llorar y pedir explicaciones de por qué no soy un buen novio y planea terminar conmigo.

No me deja pensar siquiera en alguna alternativa cuando ya está escribiendo de nuevo.

Amor: ¿Erick?

Yo: Presente :(

Amor: No pienses que voy a terminarte por teléfono, amor.

Opción B descartada, borrada, eliminada, aniquilada, exiliada.

Dejo caerme de espalda al colchón cuando recibo su llamada. Limpio de forma apresurada aquella traicionera lagrimita que no debía salir ante mi crisis de buen o mal novio y una posible separación.

Sonrío al escuchar su voz.

—Hola —susurro, jugando con la sábana desarreglada—. ¿Ocurre algo?

—Primero asegúrame que no pensaste que iba a dejarte.

—¡Claro que no! —miento soltando una risita nerviosa.

Eh, ¿cómo le explico que estaba a nada de llamar a papá para que cumpla su promesa y de paso me compre tres botes de helado? Sumando a ello que iba a quedarme en mi habitación hasta que sea el fin del mundo o al menos salir cuando ya lo haya superado por completo.

—Erick —reprende sabiendo que no estoy diciendo la verdad.

—Tal vez sí, tal vez no. En mi defensa tu mensaje me asustó mucho.

—Cariño, no planeo terminar contigo.

Por ahora.

Nadie puede asegurar lo que ocurra en el futuro.

—Como sea, mejor explícame rápido que ya me dio hambre y no quiero llegar tarde a la escuela.

—¿Desde cuándo tú quieres llegar temprano? ¿Quién eres y qué hiciste con mi novio? ¡Erick! Repite mi nombre dos veces si estás embrujado.

Río sonoramente en el auricular del teléfono.

—¡No seas idiota! —exclamo—. Simplemente quiero cambiar un mal hábito.

—Bueno.

—Sí —musito bajo.

—Erick.

—Dime.

Suspira, lo imito con la intención de hacerlo reír, pero no sirve.

Entonces sé que es algo grave.

—No podré viajar en estas vacaciones, voy a quedarme aquí todo lo que resta del año.

¿Qué?

—Pero lo prometiste —mascullo con enfado—. ¡Hiciste una promesa! ¡Las promesas no se pueden romper!

—Cariño, las promesas se rompen.

—¡No las nuestras!

Sin detenerme a escuchar su respuesta comienzo a llorar. Odio ser tan sensible, me odio a mí mismo por eso. Quería a mi novio por un lapso de tiempo antes que los dos empecemos a estudiar otra vez. Pero no. No vendrá.

—Hice todo lo que pude, bebé. Lo juro.

Sorbo por la nariz, respirando lento para calmarme, limpiando con el dorso las lágrimas que caen por mis mejillas.

—C-Comprendo —susurro.

—No quiero que estés triste, haremos videollamadas más seguido y a toda hora.

—Todavía salgo de vacaciones el viernes. Estaré un poco ocupado estos días —hablo en voz baja sin mucha emoción.

—Erick...

—Realmente entiendo que no puedas venir —murmuro con la voz quebrada—. P-Pero quería abrazar a mi novio, besarlo, salir a pasear y dormirme sobre su pecho. ¿Acaso estoy siendo muy egoísta por quererte aquí conmigo?

Escuchar su respiración me relaja.

—Yo también muero por estar a tu lado, pero tendré que esperar hasta fin de año.

Maldita distancia.

La voz de papá se hace presente llamándome para que baje a desayunar, aunque no tenga ganas de hacerlo.

—Debo colgar.

—Erick.

—Aquí estoy —susurro.

—Te quiero mucho.

—Lo sé. Te quiero más.

¿Quién dijo que los lunes se empiezan de la mejor manera para demostrarle que no es así?

Esperen, creo que fui yo en algún momento. Mil disculpas. Ni una más ni una menos.

¿Cómo volver al pasado y darme una golpiza? ¡Yahoo respuestas!


***

El final se acerca, qué emoción. 

¿Ustedes también se crean locas historias antes que escuchen siquiera lo que tengan que decirles?

Yo sí.

Besitos.

No seré tu cliché || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora