Las luces del departamento estaban en una intensidad bastante baja, lo cual era extraño considerando que es de noche. A menos que (T/n) estuviera durmiendo, no encontraba otra respuesta a su repentina incógnita. No había presencia de peligro tampoco, Hisoka lo sabría de manera inmediata de todas formas, pero los suaves jadeos pesados desde el sofá llamaron su atención.
Desde la pelea anterior, se ausento por lo menos dos semanas para encargarse de uno asuntos de Heaven's Arena, por lo tanto, no estuvo en contacto seguido con su alma gemela. (T/n) tampoco trato de llamarlo o enviarle mensajes, y aquello fue lo que despertó su curiosidad para saber que podría tenerla tan ocupada como para no prestarle atención a él.
La joven cazadora se encontraba boca arriba del sofá, con un paño húmedo en su frente. En la mesa ratona de cristal (que Hisoka había comprado porque era hora de remodelar el departamento) había varias cajas de medicamento y un vaso con agua. Lo que más llamo su atención, fue el maletín tan familiar que reposaba en el suelo.
Leorio apareció desde la cocina, sin notar su presencia.
—(T/n), tienes que comer algo, te he hecho algo de sopa, ¿puedes levantarte?- —pego un grito mudo al ver la figura del mago en la oscuridad de la habitación—. ¡Ya era hora! ¿Dónde demonios estabas? —medio susurro, con una clara vena en su frente.
El pelirrojo hizo caso omiso al regaño de Leorio, acercándose a la figura de su alma gemela. Con el dorso de su mano, toco su mejilla ardiente e inmediatamente, ella se inclinó a su tacto frío.
—Hisoka... —el suave murmullo de su voz, tan estrangulada y cansina, le provoco una inconformidad en el pecho que no sabía explicar.
—Lleva así desde hace tres días, no contestaba mis llamadas así que decidí visitarla —aclaro con rapidez el futuro doctor ante la mirada de reojo que le dedico el pelirrojo. Su sonrisa era peligrosa—. Se veía terrible, no podía dejarla sola, y a pesar de que le insistí de que te llamara, no quiso hacerlo.
No la culpaba, Hisoka era el peor para lidiar con las enfermedades, apenas sabía cuidarse a sí mismo.
Era tan raro verla así; débil.
—¿Y que recomienda el doctor?~ —pregunto, colocando una de sus manos en la cadera, sin apartarse del cuerpo de (T/n). A Leorio le parecía como si la estuviera protegiendo de algo invisible.
—Reposo, medicamento cada ocho horas y una comida llena de nutrientes —replico, su ceja temblando ante el «Mhm~» tan calmado de Hisoka—. Respóndeme esto, ¿eres capaz de cuidarla?
A pesar de su sonrisa, un musculo en el rostro del asesino tembló, alertando los sentidos de Leorio. Fue consciente que estaba siendo demasiado osado, pero la salud de (T/n) iba primero, así que no dudaría en enfrentarse al ojos ámbar si era necesario.
—¿Hm~? Te convertiste en alguien muy valiente por lo que veo —los tacones resonaron en el piso de madera a medida que se acercaba a el—. Haré de cuenta que no oí lo último.
Apenas abrió su boca para quejarse por su actitud tan egoísta, una carta paso volando muy cerca de su rostro, provocándole un corte en la mejilla. Leorio supo que no fue algo más profundo porque la mano de (T/n) se había aferrado a la muñeca de su alma gemela.
—Se...amable —dijo, hundiendo los dedos en la piel para mantenerlo en un agarre firme—. Leorio, gracias por cuidarme, te cof cof debo una.
El mencionado solo suspiro, alzando ambas manos en rendición. Eran un dúo que no comprendía, pero no podía entrometerse en la unión de las almas gemelas.
—Si continuas con el resfriado, lo mejor será que vayas al hospital —guardo sus cosas, bajo la mirada potente del mago—. Llámame si necesitas algo, y tu —señalo con el dedo a Hisoka—. Asegúrate que beba la sopa y coma las verduras.
La mano de (T/n) ya lo había soltado, y si bien daba la impresión que parecía más relajado, Leorio sabía que otro comentario o acción lo harían enfurecer con rapidez.
—Mhm~ Gracias, Doctor.
Cuando el cabellos oscuros se marchó, Hisoka cargo en brazos a su alma gemela, notando que parecía estar a punto de dormirse.
—¿Por qué el sofá y no la cama? —había un tinte de diversión en su voz—. ¿Demasiado grande para ti?
(T/n) no respondió, solo recargo su cabeza en el hombro del cabellos carmesí. En otra situación hubiera insistido por una respuesta, o hubiera seguido fastidiándola hasta que le termine gritando como de costumbre, pero por la forma tan lenta y apagada que el hilo de la joven se iluminaba cada tanto, Hisoka no volvió a pronunciar palabra.
La acomodo en la cama con facilidad, volviendo a poner el paño frío en su frente ardiente. Hisoka pudo comprobar que la habitación estaba hecha un desastre, con ropa de ambos por doquier y las sabanas desordenadas.
Mientras se cambiaba en unas ropas mas cómodas, creyó oírla hablar.
—Lo siento... —se había dado la vuelta, dándole la espalda—. No quería que me vieras así...
El costado de la cama se hundió con el peso de su alma gemela, y ella solo cerro los ojos para evitar que viera sus lágrimas. Sabía lo mucho que Hisoka odiaba a la gente débil, y como rápidamente perdía el interés si alguien lo era. Detestaba lo mucho que eso llegaba a afectarle, siempre teniendo sus muros lo más alto posible para que no viera sus temores, su debilidad.
Se sorprendió cuando un tacto cálido se apoyó en su mejilla; besaba su rostro con extrema lentitud, los ojos dorados entrecerrados con una emoción que no sabía descifrar. ¿Amabilidad?
—Traeré tu comida —susurro contra su piel, dejando otro beso en la mejilla—. No puedo dejar que mi alma gemela continúe enferma, ¿hm?
(T/n) lo observo marchar rumbo a la cocina, admirando su espalda a medida que se alejaba. ¿Había tratado de consolarla?
Dejo caer la cabeza en la almohada, suspirando.
A veces, no lo entendía, pero deseaba hacerlo.
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25 días con Hisoka [Hisoka Morrow x Lectora]
FanfictionSer el alma gemela de Hisoka Morrow, es, posiblemente, una de las cosas más difíciles que le pudo tocar. Era una relación rodeada de problemas y situaciones poco agradables, donde a veces llegaba a creer que Hisoka solo la veía como un juguete más...