Loneliness

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Soledad, aquel sentimiento embargaba el corazón de Park Ilpyo con el paso del tiempo y era incapaz de luchar contra el, así que hizo lo que le pareció más práctico, fingir que todo estaba y estaría bien.

Los años pasaban, la espera se hacía cada vez más larga y sus sentimientos pronto serían enterrados en el olvido, ese era el mantra que repetía en cada uno de sus días y esa era la mentira que se forzó a creer con tal de mantener esa imágen que le proyectaba a los demás.

Un hombre seguro y decidido que haría cualquier cosa para tener todo lo que quería en la palma de su mano, algunos le decían zorro astuto y otros adjetivos pero eso no le importaba realmente ya que eso también era una fachada, que tenía de bueno ser astuto si no puedes utilizar esta habilidad para obtener lo que más anhelaba en ese entonces.

Sus ojos melancólicos observaban hacía el cielo nocturno mientras se encontraba en la terraza de aquel edificio lujoso en el que se alojaba, dejaba que sus emociones fluyeran libremente sin ser presenciado por nadie en ese lugar para sentirse más aliviado.

Las cálidas lágrimas caían sin cesar por su rostro al recordar esa gran sonrisa, esos abrazos y las muestras de cariño que recibió por parte suya, a pesar de esto nada avanzó y todo permaneció igual.

Se sentía molesto ya que este le dejó solo, desapareció sin más y el continuó con su vida por tal de obtener resultados satisfactorios con sus metas, los había logrado pero aún así no le era suficiente.

— En dónde estás y que estás haciendo, Jin Mori...— susurró esas palabras al viento para que este se las llevará lejos y vagaran sin rumbo alguno.

Suspiró cansado ante este arrebato de emociones y recuerdos, lo mejor era que se fuera a descansar ya que al día siguiente tenía mucho trabajo por hacer, papeleos, reuniones y soportar esos halagos vacíos cuando un negocio tenía éxito o simplemente se trataba de un burdo intento de cortejo por parte de otros empleados e incluso ejecutivos que solo buscaban sacar un beneficio.

Entró a su habitación y se tumbó en su cama para luego cerrar sus ojos, intentó deshacerse de todo pensamiento innecesario para dejarse guiar por el mundo de los sueños, aunque a final de cuentas no pudo evitar ver su imágen una y otra vez por lo que terminó pasando una noche en vela nuevamente.

Al día siguiente se preparó para ir al trabajo y cumplir con sus obligaciones, utilizó uno de sus trajes y ató su cabello en una coleta para luego observarse en el espejo, sus ojeras no eran tan notorias así que no tendría que preocuparse por su aspecto.

Espero unos segundos antes de encaminarse a las instalaciones y cuando se sintió preparado caminó con desición por esos largos pasillos, la mayoría de los empleados le daban los "buenos días" y le mantenían al tanto de las situaciones, por lo que había escuchado una gran fila de papeles estaba esperándolo en su escritorio y luego de eso tendrían una conferencia para decidir ciertos asuntos de suma importancia.

Así que se puso manos a la obra y comenzó a analizar aquellos papeles para luego firmarlos, perdió la cuenta de cuantos había firmado y ahora solo sostenía uno de ellos con su mirada perdida, sus pensamientos no coordinaban con sus acciones y su asistente le recordó esto mientras le observaba con preocupación.

— Señor Park?, se encuentra bien?

— Lo lamento, creo que estoy algo distraído — se disculpó para dejar aquel documento en una de las pilas restantes.

— No cree que debería tomarse un descanso?, ha estado firmando papeles durante horas

—....Sí tal vez eso sea lo mejor — respondió sin estar muy convencido ya que su trabajo era lo que mantenía su mente ocupada y no le gustaba dejar las cosas a medias.

The Monkey King and the Fox Donde viven las historias. Descúbrelo ahora