Capítulo 15 - Porque en realidad son héroes

242 25 1
                                    

Un estruendo sacudió uno de los terrenos de la Familia Loki, cuando Bell había decidido esquivar el ataque de un par de sus miembros, los cuales no parecían contentos con que Aiz lo hubiera alimentado, él ya se esperaba esto pues desde que recibió el primer bocado de parte de su amiga, empezó a percibir el odio de los demás aunque más que odio era enojo con celos, cosa que de cierto modo alcanzaba a comprender, no por nada era sobreprotector con sus compañeras de Familia.

Él se quedó quieto mientras sujetaba sus dagas con fuerza, el sonido del viento provocando una sonrisa en su rostro cuando una espada plateada choco contra sus armas, sus ojos se encontraban cerrados, cosa que sorprendió a la espadachina, la cual se vio arrinconada cuando múltiples ataques dobles intentaron golpearla, aquellos que lograron impactar pronto formaron moretones en el cuerpo de la niña, los cuales se empezaron a curar al tiempo que aparecían.

Sus ojos dorados también se cerraron, provocando que la sonrisa del peliblanco creciera, el viento pronto se hizo más potente alrededor de ella, algunos juraron escuchar rayos y fuego cuando Bell se puso en postura, lo siguiente que ocurrió fue algo que asombro a todos los espectadores.

En el centro del campo ambos chicos se encontraban intercambiando golpes y cortes, siendo el más afectado Bell, al no tener una capacidad regenerativa como Aiz, sin embargo, la niña no estaba ilesa, sentía como su brazo derecho y una de sus piernas le gritaban por el dolor que sentía, ambos seguían con los ojos cerrados, solo centrándose en sus alrededores afilando sus sentidos tanto como les fuera posible, cosa que al chico le venía bastante bien.

Ambos se movieron provocando dos potentes estruendos al tiempo que el piso se rompía bajo sus pies, por primera vez sus movimientos no siendo visibles para los líderes de la Familia Loki, los cuales no lograban comprender como eso era posible, se suponía que los chicos eran solo de nivel cuatro y sin embargo, la velocidad y fuerza que estaban mostrando no tenía nada que ver con el nivel que tienen.

-Eso es imposible ¿no? – una chica gato de nombre Anakitty dijo con voz temblorosa.

Cualquier respuesta fue impedida cuando rayos de fuego fueron lanzados hacia Aiz, quien los corto por la mitad desvaneciéndolos mientras empezaba a bloquear de nueva cuenta los ataques de Bell, obteniendo un ceño fruncido al sentir como los ataques eran más poderosos que antes, fue entonces cuando escucho el sonido de una campana, motivo por el que salto esquivando un golpe que creó un pequeño cráter.

Ella sonrió con determinación mientras empezaba a realizar sus propios ataques, sabiendo que en realidad poco podría hacer ante el estado en el que el chico se encontraba.

-Raikiri – él exclamo con su mano derecha extendida hacia Aiz.

Ella esquivo por poco al sentir el peligro acercarse, si hubiera intentado cortarlo como hizo con los firebolt sería electrocutada, por un momento decidió abrir sus ojos encontrándose con dos dagas apuntando a su cuello, provocando un suspiro de su parte mientras veía como ahora los ojos rojo rubí de Bell la veían con ligera alegría.

-Si quieres puedes descansar – el peliblanco exclamo con calma.

Aiz solo asintió con una sonrisa propia, cayendo desmayada en los brazos del peliblanco, el cual la cargo con cuidado dándosela a Riveria, quien se sorprendió al ver el extremo cansancio de ambos chicos, estaba segura de que si no lo ayudaba pronto él también caería desmayado.

-Nos vemos después – Bell dijo con una sonrisa empezando a irse mientras aguantaba las ganas de caer al suelo.

Sus ojos pronto empezaron a cerrarse cuando el cansancio empezó a ganarle, sus pasos empezaron a ser débiles y una de sus piernas flaqueo empezando a caer, siendo atrapado por un fuerte agarre antes de que su rostro tocara el suelo, permitió que sus ojos se cerraran cuando vio el cabello blanco de su hermano, motivo por el cual sonrió mientras su consciencia se alejaba.

El regreso de los más poderososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora