Capitulo 42 "Trozos de un corazón roto"

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El sol de la mañana le daba el pie a todos los habitantes. Cada uno despertaba diferente, tenían sus rutinas. Por ejemplo, Miki tras una larga noche durmiendo en el sofá, castigado por Helena, tomaba un buen desayuno para luego ir a correr y ejercitar sus músculos. Alicia por otro lado, siempre hacía yoga a primera hora de la mañana para relajarse, cosa que no le ayudaba mucho en el resto del día. Marina...bueno, Marina no tenía rutina, pues a esta hora de la mañana ella no la conocía aún.

Por otro lado, estaba Natalia. Durante los cinco años que llevó viviendo en este lugar, siempre tuvo su rutina.

Todas las mañanas se levantaba, se tomaba su café con tostadas y se daba un chapuzón en el río. Lo hacía siempre, cada mañana, a pesar de la cama en la que se levantase.

Pero ahora no...ahora su rutina había cambiado por completo. Cada mañana se despertaba una hora antes de lo habitual, pero no se levantaba de la cama, no, ella había descubierto algo maravilloso que la ataba a cada amanecer.

Una especie de fuerza magnética hizo que Alba Reche aquella mañana se despertara del reino de los sueños. Sus ojos se abrieron de a poco ante aquella sensación, y al hacerlo descubrió la causante.

Dicen que no hay mayor fuerza que la de una mirada, y más si es una mirada de amor, como la que Natalia le estaba regalando en estos momentos.

Abrió un poco más los ojos para ver como su chica estaba sentada en el sillón al lado de la cama vestida solamente con una remera, que le quedaba re ancha, pero que le daba un aspecto demasiado adorable y deseable. Nat tenía sus piernas cruzadas, y en sus manos un cuaderno ¿Qué hacía?

-¿Qué haces?- murmuró Alba aún media dormida.

Una sonrisa apareció rápidamente en el rostro de Natalia al verla despertarse.

-Adivina- dijo sin apartar la mirada de sus ojos- Estoy inspirada...estoy escribiendo algo para ti-

-¿Para mí?- dijo abriendo los ojos sorprendida.

-Sip, para ti- dijo Nat con simpleza y una sonrisa que daban ganas de cómersela a besos.

-¿Así? Joo, Nat...es que eres un solcito- dijo cubriéndose con la colcha.

Nat soltó una carcajada debido a su nerviosismo repentino. Alba Reche recién levantada, con su pelito revuelto y su cara algo hinchadita de dormir, era la imagen más tierna y hermosa del mundo. Era el tipo de imagen que deseaba tener todos los días de su vida.

Nat ladeó la cabeza al ver la reacción de su chica, y sin más dejó su cuaderno para componer sobre la mesita de noche, para comenzar a caminar hacia la cama. Se sentó ocupando su lado y con simpleza quitó la colcha de la cara de su novia.

-Estas hermosa- dijo con un tono que derretía al más duro de los corazones.

Alba la miró con el ceño fruncido mientras la otra sonreía.

-Eso por que no te has visto a un espejo...a parte solo lo dices porque estas locamente enamorada de mi persona, estoy hecha un cuco más de seguro- dijo volteándose en la cama y dándole la espalda a la morena.

Nat sin querer rendirse se acostó a su lado, y la atrajo hacia su cuerpo, colocando su cabeza en en el hueco de su cuello, y apoyando su barbilla ahí.

-Puede ser, pero aún así te lo seguiré diciendo hasta cansarme...- dijo con vos chiquita dejando besitos en su cuello causándole cosquillas.

Alba ya estaba rendida, sabía que se iba a dejar piropear, pero se quería hacer un poco la dura. Quería divertirse con ella.

-Te va a costar caro, ¿Sabes?- dijo con un tono picarón.

-¿Ah sí?- dijo Nat siguiéndole el juego y comenzando a pasar su lengua con destreza por su cuello- ¿Y cómo quiere que te pague?- llevó una mano hacia el abdomen de Alba, y la deslizó hasta su zona más intima- ¿Así?- provocadora.

Be my summer / AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora