Parte 1 sin título

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Siempre, desde que era tan solo una niña mis pensamientos han sido…superiores, no de una forma narcisista, no, sino, de una forma más analizadora.

Desde pequeña entendía todo, no había que repetirme jamás nada. No había necesidad, pero no era obediente, no, eso jamás lo fui, yo entendía las cosas, el problema era que no hacía caso.

Sabía que si no le hacía caso a mi madre a la primera me iría mal, pero eso jamás, ni siquiera ahora, me detenía para no hacerle caso. Mis pensásemos eran claros, si yo quería correr pues corría, si quería llorar, lloraba. No me dejaba apaciguar por nada ni nadie, así era yo, o mejor dicho así soy yo.

Si creía algo necesario lo hacía, pero si no me parecía, simplemente lo ignoraba. Mis pensamientos siempre han sido:

-‘que gano con eso’-

Amo controlar mí alrededor, odio que las cosas se me salgan de las manos. Lo detesto.

Mis pensamientos eran de una adulta, siempre lo han sido.

Llegue a tal punto en que analizaba tanto las cosas, que de un momento a otro deje de hablar. Eso fue cuando tenía ocho, muy joven, lo sé.

Mis padres no entendían el por qué, incluso me llevaron ante doctores, para ver si me había quedado muda por una enfermedad, pero los doctores no encontraron nada raro en mí. Así que mis padres decidieron enviarme a un psicólogo, pero el resultado fue el mismo.

Mis padres poco a apoco dejaron de insistir en que hablara, es más, ya se acostumbraron.

Pero aun así, ellos querían una forma de comunicarse con migo y si no era mediante mi vos, sería entonces de otra forma. Así fue como aprendí el lenguaje de señas a los diez años.

Algo realmente interesante.

Mi vida la seguí así, a mi ritmo, a mi compás, a mi deseo. En el colegio poco apoco fueron acoplándose a mí, muchos empezaron a creer que enserio yo no hablaba. ¡Ja!, ingenuos.

Yo simplemente no encontraba razón para hablar, no había nada lo suficientemente lógico como para que me hiciera hacer algún tipo de ruido.

Si reía, reía de forma muda, mi tos era silenciosa, incluso cuando estornudada no hacia ruido alguno, jamás en estos años me había salido ni siquiera una onomatopeya de mis labios, jamás.

Hasta que llego esa maldita bruja habladora.

Jamás en mi vida había visto, bueno, oído, a alguien que hablara tanto, y no es por exagerar, pero a esa niñita le salían letreros si se le tapaba la boca. Es más, una vez lo intente.

-‘y entonces él me dijo…’- comenzó la charlatana, así le decía en mi mente. Ella tan solo tenía trece años, pero tenía de todo para hablar- ‘y si, le dije que si…’- prosiguió, puse los ojos en blanco. Ella se sentaba en frente mío, y cada vez que podía se volteaba a hablarme, también me di cuenta que yo era la única con la que hablaba...bueno hablaba si no que hacia un monologo.

Era exasperante, ya llevamos dos meses con este extraño…no sé, extraño algo.

Hasta que por fin me canse de su bla, bla y le tape con ambos manos la boca y adivinen que, seguía hablado, bueno, no siguió en un momento ya que se quedó estupefacta por mi acción pero se recuperó rápidamente y siguió murmurando cosas sobre mis palmas. Incluso creí habrá visto globos de dialogo salir por sus orejas, exageración, no lo creo.

Duramos más o menos así durante cinco años, un largo, largo tiempo.

De alguna forma ella y yo nos complementábamos, ella hablaba, hablaba y hablaba, y yo… Bueno yo aprendí a ser una buena recetora. Asentía de ves en cuanto a las cosa que me decía y cuando quería decirle algo a ella-lo cual era extremadamente raro- se lo decía con señas, ella me entendía a la perfección.

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⏰ Last updated: Jan 15, 2015 ⏰

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