Hasta el final (Owari made)

Hasta el final

—*Jadeo *Jadeo.

Con una respiración pesada, el chico de innumerables heridas distribuidas por todo su cuerpo a duras penas podía mantenerse de pie ante la brutal adversidad que se encontraba acorralándolo a múltiples metros delante suyo.

Con lo que parecían ser sus minutos contados antes de que el ataque final en su contra iniciara, el chico no hacía más que observar con seriedad la inmensa cantidad de enemigos que atentaban contra su vida en el interior de esa ciudad completamente destruida. Con un inmenso mar de fuego y ruinas a unos metros detrás de él sabía que no podía escapar por esa dirección, más que nada por el temor de que le tuvieran una emboscada preparada por si de alguna forma trataba de huir por ese sitio. Con el sonido del fuego consumiendo todo lo que fuera atrapado por él, el chico únicamente pensaba en una sola cosa que fue la que lo llevó a esa desesperada situación en la que se terminó volviendo el enemigo de todo lo que antes conocía.

Aunque pareciera que el chico era el objetivo principal de todo ese ejército que amenazaba su vida, lo cierto es que no era así, el chico sólo estaba fungiendo por voluntad propia como el escudo de aquello tras lo que iban realmente, de aquella chica herida con cuernos en la cabeza, o por lo menos uno completo y el otro roto.

La chica con cuernos que ahora se encontraba sentada en el suelo a causa de la pérdida de fuerza en sus piernas observaba con detenimiento todo lo que estaba pasando a su alrededor, pero sobre todo observando la espalda herida de aquel chico delante suyo que estaba dándolo todo por protegerla.

—Imbécil...

Aunque uno pensara que debería de estar por completo agradecida con él por hacer todo esto por ella, lo cierto es que la chica únicamente estaba enojada y molesta con él, la razón era simple, minutos antes, aquel que dirigía a ese monstruoso ejército capaz de arrasar con todo le había propuesto al chico entregarla a ella para así salvar su vida de él, pero sin pensarlo dos veces el chico se negó. Y el enojo de la chica se intensificó aún más a causa de que innumerables veces en el pasado esa misma opción se le ofreció al chico con tal de salvar su vida, pero él se negó tantas veces como fue posible.

La chica sabía que por su culpa todo eso estaba ocurriendo, que cientos de vidas se perdieron en el camino por culpa suya hasta llegar a ese punto, o al menos así es como ella lo veía. Creyendo en eso, la chica parecía mostrar su seriedad al aceptar que su muerte en esos momentos ya era inevitable y era lo mejor, no para ella, sino para por lo menos poder salvar la vida del estúpido chico delante de ella que desde el momento en que se conocieron sacrificó su vida por ella.

Aunque nunca antes se hubieran visto, aunque nunca intercambiaron palabras antes, aunque no supieran el nombre del otro e incluso aunque no sabían de la existencia del otro hasta ese momento crucial del pasado cuando se conocieron, el chico no se lo pensó dos veces al entregar su vida para salvar la de ella, razón por la cual, en este punto en el que ahora se encontraba ella, la llevara a pensar que era hora de regresarle un poco de todo lo que él había hecho todo este tiempo, de salvarlo así como él hizo incontables veces desde ese punto en el pasado en el que se conocieron y él, por razones desconocidas aún para ella, decidiera protegerla.

—Ya todo está terminado... Si me entrego entonces por lo menos tú...

—Ni se te ocurra.

Aunque la chica hubiera tenido la fuerza necesaria para ponerse de pie de nuevo, lo cierto es que no lo hubiera podido conseguir al ser tomada una vez más por la sorpresa de la seriedad de las palabras dichas por el chico.

—Lo siento si todo esto parece una situación sin remedio, pero te aseguro que todo saldrá bien.

Relajando su tono de voz para tratar de calmar a la chica con cuernos para que no tomara una decisión precipitada, el chico siguió encarando a sus cazadores, mostrando una clara determinación de salvarla cueste lo que cueste. Pero la chica no aceptaría eso tan fácil, por lo que trataría de persuadirlo con su seria voz para que deje a un lado su estúpida decisión irracional de protegerla.