Capitulo 19.-Regresando a ti

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El día tan esperado por fin había llegado, con una enorme sonrisa cerró la maleta que se encontraba sobre la pequeña cama que se dentro de la habitación. Soltando un fuerte suspiro se encamino hacia el espejo cuando finalmente estuvo frente a el tomo de un perchero próximo su abrigo color gris. La noche anterior a penas y había podido dormir, paso demasiado tiempo planeando aquella visita y por momentos llego a pensar que aquel día tardaría una eternidad e llegar pero finalmente el plazo se cumplió…El momento llegó.

Observo su rostro con detenimiento en sus ojos azules encontró algo distinto, su mirada parecía irradiar luz…La luz de la esperanza…Había dejado pasar demasiado tiempo para hacer aquella visita, de la mesita cercana tomo su billete junto con una pequeña nota que escribió tiempo atrás y que nunca tuvo el valor suficiente para enviar. Se reprocho su cobardía de ese entonces y rogaba al cielo porque todos sus sueños al fin se vieran realizados, estar junto a la mujer que amaba. Con entereza trato de convencerse que solo demoro el tiempo suficiente, lo necesario para convertirse en un hombre digno de su amor.

Salió del departamento cerrando la puerta tras de sí camino por pasillo con el corazón acelerado y antes de abrir la puerta de la calle dejo su maleta en el suelo de madera, saco los guantes de su bolsillo y silbando una alegre melodía los deslizo por sus manos, se sentía un hombre pleno y decidido a luchar por lo que amaba, el solo hecho de imaginar la cara de su pecosa cuando la tuviera enfrente lo llenaba de ilusión.

Abrió la puerta tomando su maleta, el frio era intenso y quemaba sus mejillas, aún así extrañamente un calor lo embargaba, al fin después de tantos años, al fin después de mucho esperar…Camino por las calles casi desiertas de Nueva York, aún era demasiado temprano, lo sabia pero antes de tomar el tren que lo llevaría a su destino tenía que despedirse de ella; de esa chica que había estado con él en todo el proceso de su recuperación. Karen estuvo demasiado callada la noche anterior y se quejo de lo mucho que lo echaría de menos, se sorprendió al darse cuenta que también estaba un poco nostálgico, pero con una sonrisa la abrazo a su cuerpo y le prometió que se despediría de ella antes de ir a buscar a Candy. Le encantaba verla sonreír, aquellos hoyuelos en sus mejillas le provocaban un sentimiento que no podía explicar, estaba tan agradecido con ella, nunca pensó que se convertirían en excelentes amigos pero la vida le dio una enorme sorpresa.

Ahora era un hombre distinto, no fue sencillo desprenderse de todo aquello que puso una coraza en su alma, la indiferencia de su padre, el abandono de su madre y sobre todo lo injusta que resulto ser la vida con él, separándolo de la única mujer a la que amo. Toda la rabia, el rencor y el sufrimiento fueron saliendo de su mente y su corazón poco a poco, sólo así pudo sentirse libre; sólo de esa manera pudo tener el coraje suficiente de tomar una decisión: La decisión de luchar por su único y gran amor.

O o O

El camino nunca le había parecido demasiado largo, necesitaba estar junto a ella, oler su dulce aroma y mirar su sonrisa ¡Como la echaba de menos! Aparentaba tener calma, ésa que se esfumaba cada que no la tenía cerca, cada que por su mente cruzaba la idea de llegar a perderla, esa sensación que tuvo en el pasado cuando ella se marcho a Nueva York, cuándo fue a encontrarse con Terry, era algo que lo tenía inquieto, en ese entonces pensó que era solo la ansiedad de no conocer su pasado y saber que ella era la única que le daba fuerza para despertar cada día. Ahora después de todo lo sucedido no le quedaba duda alguna la amo siempre, quizá desde mucho antes de que el mismo pudiera saberlo, esa necesidad de tenerla cerca en todo momento era incomprensible a los demás, pero su corazón siempre lo supo.

Cuando la vio en la lejanía su corazón salto dentro de su pecho, la reconocería a kilómetros de distancia, corría como una chiquilla al lado de los pequeños mientras recargados en un valla Jonás y Patty la observaban, además también vio a una chica morena que debía de ser la nueva dama de compañía de su novia, sonrió sintiéndose un tonto pero ¿Cómo no hacerlo? Si tan solo al saberla cerca su pecho se llenaba de una dicha infinita, siguió conduciendo tratando de recuperar la calma pero todo dentro de sí temblaba sin que pudiera evitarlo, se sentía como un adolescente que recién descubría el amor y quizá eso era una realidad tal vez ya no era tan jovencito pero recién aprendía aquella forma de amar. Detuvo su auto a escasos metros de donde se encontraba ella, esa pequeña que era la causa de que pudiera volver a sentirse vivo y vulnerable, solo quería saltar del auto y tomarla entre sus brazos, pero eso no sería posible siendo quien era tenía que guardar la compostura, odiaba tener que reprimir sus deseos de solo ser una persona común y corriente, odiaba que todos a su alrededor siempre esperaran que hiciera lo correcto, como si pensaran que era un hombre perfecto, pero no lo era; la verdad de todo eso era que solo era un hombre con miles de defectos e inseguridades, un hombre que solo quería poder ser como todos los demás aunque eso no le fuera posible.

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