Capítulo 4

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Un carruaje venía detrás de otro en perfecta sincronía, la calle principal del reino de Amargo se encontraba repleta de ojos curiosos a lo que acontecería una vez llegasen a tan ansiado destino

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Un carruaje venía detrás de otro en perfecta sincronía, la calle principal del reino de Amargo se encontraba repleta de ojos curiosos a lo que acontecería una vez llegasen a tan ansiado destino.

De un brillante color dorado, los cuatro carruajes brillaban a la par por los rayos del sol, los detalles de oro resplandecían intensamente, mientras que la multitud agitaba banderines dorados por donde pasaban dichos carruajes, los monarcas sacaban la mano para saludar alrededor, el tumulto de personas gritaba eufórica.

El rey Matthew encabezaba el recorrido, por lo que su carruaje portaba la característica bandera verde, a la vez los demás reyes portaban con orgullo una bandera del color de sus respectivos reinos, de esta manera podía saberse de qué reino era cada transporte, los reyes y consortes junto con los herederos están en resguardo, todos con un objetivo en la mira.

—La gente mira, sonríe más— dice el rey al príncipe.

El antes mencionado hace caso al mayor, mostrando sus encías a más no poder.

La consorte siente su mano ser tomada por su marido en un intento de brindar apoyo, a través del lazo percibe la tranquilidad del rey, por lo que deja su cuerpo en paz.

Min YoonGi se mantiene estático frente a sus progenitores, con una máscara intangible que retiene sus emociones dejándolas a raya, nada más que una sonrisa falsa adorna sus labios, a sabiendas de que se ve como lo que es, una farsa.

Después de una larga década volverá a ver a los primogénitos de los reinos vecinos, la última vez el príncipe SeokJin no fue el más educado, el príncipe HoSeok tampoco fue de su agrado, creyéndose por la brillante cabellera roja que posee y ni hablar del príncipe TaeHyung, aquel niño insoportable con preguntas estúpidas.

Pues mientras el pequeño Min prefería aprender literatura, los tres príncipes a penas sabían usar perfectamente los cubiertos. Al ser hijo único se sintió en la necesidad de ser perfecto a tan corta edad, las sirvientas murmuraban como si las paredes no escucharan, en más de una ocasión fue testigo de cómo estas hablaban de él a sus espaldas, cuando lo tenían frente decían "Oh, príncipe Min, es usted un joven muy listo", "Príncipe Min, será un honor tenerlo como rey", pero una vez se daba la vuelta, las cosas eran diferentes "Lo has visto, ese será nuestro rey, esperemos nuestro rey viva muchos años más".

Nunca se puede tener a todo mundo contento.

Y así, el príncipe Min entendió que las personas más cercanas son las que más daño hacen.

Hoy, después de diez años, vería a los futuros herederos con los que tendría que reunirse al ser coronados, asumiendo las responsabilidades de rey.

—Falta poco— anuncia el mayor, la consorte asiente, el príncipe sostiene la mirada de su padre.

—No estés nervioso— musita la consorte a la vez que agarra la mano del chico frente a ella, aprieta levemente y la vuelve a soltar.

—Estoy bien, mamá.

Reino Amargo «Yoonmin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora