Capitulo 8 🐲🌬

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Jimin examinó los opacos edificios y las grietas en la superficie pavimentada. Los anuncios de agua que promovían un nuevo tipo de agua vitaminada para los dragonkin, le llamaron la atención. Había una foto de una sonriente mujer embarazada con ojos de dragón.  pensó que el anuncio era un poco escalofriante, pero tal vez hacia un llamamiento a un determinado público.

El ruido atrajo su atención al otro lado de la calle. Enfocó la vista en un campo vallado con niños. Un grito ahogado salió de los labios de Jimin mientras miraba.  

Estaban volando.

Una docena de adolescentes estaban sobre tablas voladoras, moviéndose rápidamente a través de un campo de juego donde un complicado juego de bolas, aros y movimientos sincronizados surcaban ante la sorprendida mirada de Jimin.

Obligado a tener una mejor visión,  se acercó a la valla que rodeaba la cancha de juego. Los rápidos giros  y las audaces acrobacias de los jugadores cautivaron a Jimin cuando vio azotar el aire con tanta facilidad mientras sus pies estaban en el suelo.

—Tengo que conseguir una de esas tablas, —susurró, viendo que una particular alma aventurera hizo un completo giro de 360 grados en el aire. Los otros miembros del equipo silbaron y gritaron apreciando la pirueta.

Jimin determinó que había dos grupos, unos con camisa y otros descamisados, con seis chicos a cada lado. Según sus aspectos, ninguno era mayor de dieciocho años. Jóvenes en forma y flexibles, que surcaban el aire como hermosos pájaros. Sus tablas eran de todos los colores y condiciones diferentes, algunas rayadas y desgastadas, otras brillantes como nuevas monedas con los nombres de los patrocinadores estampados en la parte inferior.  vislumbró otro anuncio de agua con un joven sosteniendo una botella. Al parecer, el agua vitamina era un éxito de ventas en el desértico mundo.

Justo cuando jimin se acostumbró al menguante flujo de los jugadores, deslizándose a velocidades fascinantes, dos chocaron en el aire. Ante la mirada horrorizada de Jimin los chicos salieron despedidos de sus tablas seguidos del ominoso sonido de huesos crujiendo. Se cayeron al suelo uno encima del otro.

—Mierda. —Jimin corrió a los heridos, su magia encendiéndose cuando escudriñó los daños ocasionados.

—No me puedo mover. —El chico que estaba debajo gritó mientras que el de la parte superior yacía todavía quieto. Los otros jugadores cayeron del cielo como pájaros agrupándose en torno a ellos.

—Dejadme pasar, —gritó Jimin— soy médico.

Un niño con una camisa blanca y pantalones de cuero negro se reunió con él a mitad de camino, empujando a los otros a un lado y bloqueando su camino. —No confiamos en ningún médico, a ellos no les gustan los dragones.

—¡Fuera de mi camino, —Jimin empujó al chico a un lado!

Llegando a los cuerpos heridos, colocó su palma sobre el niño que estaba en la parte superior para evaluar los daños. Contusión, cadera rota, costillas magulladas y unos cuantos dedos de los pies aplastados, podía esperar.

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