Mi primer día de clases fue tal y como me lo esperé. Tomé apuntes, tantos apuntes que mi mano se acalambró a medio camino, y mi planeador está repleto, listo para el inicio de mi vida adulta. Ahora puedo tomar mis propias decisiones, trazar mi propio camino en este nuevo lugar, y probarme a mí misma que soy suficientemente responsable para defenderme aquí, en el mundo de los adultos.
Para cuando me dirijo hacia el dormitorio, el sol se ha escondido detrás de los árboles y el viento se ha calmado un poco. Envuelvo mis brazos en mí misma, frotándome con la intención de mantener mi temperatura. Debí haber prevenido esto y empacar una chaqueta más cálida. Todos mis cálculos obsesivos para el día fracasaron en un momento.
El viento se levanta de nuevo, ondeando mi largo y rubio cabello alrededor de mi cabeza y camino más rápidamente a mi habitación. Por un momento cruza mi mente el pensamiento de que si no hubiera cambiado de dormitorio, probablemente ya estaría dentro de los cálidos corredores, me habría bañado y tendría mi ropa y libros listos para mañana.
Las calles no están tan llenas como asumí que estarían. Un grupo de chicas riéndose caminan delante de mí, mirando hacia atrás cada cada pocos segundos. Y me doy cuenta que una de ellas está viendo mi ropa y riéndose con sus amigas.
No quiero ser esa chica nunca.
Odiaría divertirme diciendo cosas horribles acerca de los demás. Por más prejuiciosa que fuera criada, nunca sería capaz de decir cosas malas de los demás a propósito, sólo para encajar con otros. Sus amigas, seguidoras, por lo que puedo notar mientras oscurece, se le unen y me observan, agregando sus comentarios mientras siguen caminando. Sus palabras de odio se pierden en el viento y me alegro cuando doblan en la esquina para caminar hacia otro edificio.
Un gentil sonido viene desde mi bolso y me acerco para alcanzar mi vibrante celular. Mi pantalla se congela cuando intento contestar la llamada de Noah y gimo en frustración mientras camino sobre el asfalto de la intersección. El sonido de la bocina de un auto me hace saltar hacia atrás y dejo caer mi teléfono sobre el concreto delante de mí. Un carro blanco, con un aspecto clásico, con música muy alta saliendo por las ventanas bajas, se detiene en un chillido.
"¡Mira por donde vas!" Una voz masculina grita desde la ventana y creo que veo un rastro de cabello rosa ondeándose con el viento mientras rápidamente me disculpo y recojo mi teléfono. La pantalla está rota en la esquina, pero funcionará. Necesito gastar mi dinero comprándome un auto pronto para no tener que caminar alrededor del campus mientras las estaciones cambian de otoño a invierno.
Melissa está sentada en su cama, sus piermas cruzadas por detrás, su cabello atado en la parte de arriba de su cabeza y parece un cono. Mi cama está cubierta con ropa, desdoblada y esparcida por el edredón.
"¡Oh! Disculpa, iba a ponerlo en mi closet, pero me distraje. Limpiaré eso ahora mismo," salta sobre sus pies y pone la ropa sobre sus brazos dejando caer algunas prendas en su apuro.
"Está bien, te ayudaré." Pongo mi bolso sobre el escritorio y me agacho para ayudarla. Ayer su lado de la habitación estaba perfecto, su ropa organizada, qué pasó?
Sus ojos cafés son tan definidos, sus largas pestañas tocan la parte de arriba de sus pómulos. Ella es preciosa de una manera exótica, de seguro podría ser una modelo.
Dobla un par de leggins y me mira. "Tienes planes para esta noche? Mi hermano está viniendo en un rato, espero que no te importe. Es sólo que su mejor amigo sale de la cárcel y-"
"Cárcel?" No puedo evitar interrumpirla.
Se ríe discretamente, "Sí, nada muy serio ni nada. Fue un cargo menor, creo." Sus ojos encuentran los míos y no puedo decir si está bromeando o no.
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Never. Project Almanac. (Español)
DiversosTessa, su madre, y su novio Noah están en su dormitorio en su primer día de universidad y descubren que fue asignada con una compañera de cuarto llamada Steph. Steph tiene el cabello rojo brillante, tatuajes, maquillaje oscuro y posters de bandas de...