capítulo siete.

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"Quien te ve así de atrevida"

"Por tu culpa" murmuro completamente distraída.

Sus caricias me atrapan por completo y hasta me resulta algo molesto que hable, no por el hecho de que lo haga, sino porque claramente tengo que responderle y al estar distraída soy capaz de decir cualquier cosa sin sentido.

"Dejá de culparme, nena. Sos atrevida y punto, que lo dejes sacar a flote recién ahora no es mi culpa" se queja mirándome a los ojos.

Aguanto la sonrisa que esta por salir de mis labios, me resulta tierno que tenga su ceño fruncido, aunque me despejo de ese pensamiento enseguida ya que es opacado por el contexto en el que estamos.

Me mira con una ceja levantada y luego me sonríe.

"¿Qué?"

"No dije nada" negué con inocencia.

"¿Y por qué me miras así?" levanto mis hombros sin saber que responder.

Lo estoy mirando como miraría a cualquier persona, creo.

"Estas muy lindo" confieso. Aprovecho para delinear su cara con mis dedos.

Sonrío cuando él lo hace, y me siento una tonta porque sé que mi sonrisa es digna para etiquetarla como una boluda enamorada.

Descartando el "enamorada".

"Vos también estás muy linda, ¿sabés cuando estuviste más linda?"

Niego concentrada en su pelo, que es acariciado por mis propias manos.

"¿Cuándo?"

"Cuando me estabas viendo actuar en el ensayo con el ceño funcidito" toca la parte de mi cara que nombró y sonríe levantando ambas cejas.

Me mira igual que como lo hizo hace un rato, cuando besaba el cuello de Elizabeth.

"Lo hiciste a propósito" lo acuso hundiendo mi dedo en su pecho.

"¿Qué cosa hice a propósito?"

"Mirarme a la mitad del ensayo, ¿por qué lo hiciste?" pregunto incrédula.

Sé que es algo estúpido preguntarle el porqué, pero también sé que lo hizo por gusto.

"Mhm... te molestaste eh" su risa resuena por todo el living y no sé que me molesta más, que si lo haya hecho por gusto o que se ría alabando lo que hizo.

Me acerco más a su cara, recargando mi cuerpo en mis antebrazos, su nariz llega a rozar con la mía, sonriendo ante eso.

No para de sonreír, nunca.

Bajo mi mirada hacia nuestros cuerpos, Valentín está encima mío, una de sus manos descansa a un lado de torso y otra la otra está por debajo de mi remera, cubriendo mi pecho derecho.

Y después me dice a mi atrevida.

"¿Por qué me molestaría? es una obra, Valentín, todo es ficticio"

Se queda serio por un rato, sé lo que está pensando, pero justamente por ahí no quiero ir.

"¿Esto también es ficticio?"

Y yo tenía razón.

"Esto no es una obra" nos señalo.

"Es bueno saberlo" murmura, sus labios acarician los míos obligándome a cerrar los ojos.

Espero a que los junte pero no lo hace, abro mis ojos un poco y veo que él también los tiene cerrados.

"¿Qué pasa?"

telón ; wosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora