Capítulo 48: Siendo (el principe) Mateo

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Yo me quedé dormido y al despertar Julio no estaba, eso me extrañó pues él estaba muy débil como para estar moviéndose por todo el castillo. Yo me levanté y comencé a buscarle hasta que le encontré en la habitación de Fernando hablando. Ellos hablaban y eso no me gusto un pelo, pero parecían discutir más que hablar normal. -¿Que haceis?- Pregunté nervioso de que Fernando le hubiese hablado de nuestro beso.
-Fernando quiere desafiarme a un duelo... Un duelo en el que él que gane debe dejar que el otro salga contigo, y él que pierda debe retirarse para siempre- Yo negué con la cabeza al oir a Julio decir eso y me acerqué a Julio para abrazarlo ya que no lo quería perder. -No os lo permitiré- Dije dejando de abrazar a Julio pero uniendo mi mano y la suya.
Fernando nos miró con rabia y suspiró. -No nos hace falta tu permiso, o lo hacemos aquí o lo haremos en mi castillo...- Yo mire a Fer enfadado indicandole que no debia hacer eso pero no le importo. -No me iré con él que gane, estoy con Julio te guste o no Fernando... Te di mil oportunidades, y tuve que ver como Anna nos interrumpía, como Anna abusaba de ti, como Anna estaba embarazada y como cuidabas de un bebé que tuviste con mi hermana... Mientras yo simplemente te esperaba... Y no es justo Fer, yo te amaba y no lo valoraste, y ahora que comienzo a lograr enamorarme de nuevo vienes exigiendo que este contigo... ¿Para qué? ¿Para qué cuando estemos juntos vuelvas a tu casa, con tu familia, y yo te vea una vez al mes? Si tanto me amarás habrias dejado todo desde el principio, y no me importa que no te acostaras con Anna... Estuviste con ella y me manipulaste para que aceptará que yo simplemente era una querida. Y si, amaba tus dibujos y tus canciones, pero yo busco algo más, busco que me besen todo el dia, que me hagan reír, que me llamen motes de pareja y quiero que seamos una pareja de lo más normal posible. Fernando, tu me enseñaste que amaba a los hombres, pero Julio me enseñó como los hombres deben amarme- Después de decir eso Fernando se fue sin decir nada, yo miré a Julio preocupado ya que me habia desahogado y no sabia si había echo mal.
-¿He sido muy cruel?- Dije nervioso, Julio negó con la cabeza y me abrazó para luego besarme. -Ha sido precioso, ahora mismo quiero casarme contigo- Yo sonreí y acaricie el pelo de Julio, quien me abrazaba por la cadera. -Quien sabe... Tal vez cuando sea rey... Podria legalizar esto, y podríamos casarnos- Julio se mordió el labio inferior emocionado y me besó de nuevo. -Ojala si- Susurró para luego darme la mano y llevarme a nuestra habitación.
Él cerró con seguro y me tiró a la cama sonriendo para ponerse encima mía y besarme. -¿Me dejas hacerte lo que me hiciste el otro día?- Yo dude un segundo pero la pasión pudo conmigo y acepte. Julio sonrió emocionado y comenzó a desabrocharme el pantalón lentamente, luego, una vez me quitó la ropa interior y me tuvo casi desnudo delante suyo comenzo a acariciar todo mi cuerpo lentamente. Eso me daba un placer que no podia explicar, su mano fría acariciaba mi piel caliente haciendo una mezcla de temperaturas apoteósica, una vez nuestras temperaturas se igualaron él me besó de nuevo y acerco su mano a mi mini yo. Su mano acarició mi longitud lentamente, con calma, pero a la vez con lujuria. Y mirandome a los ojos comenzó a mover la mano, en ese momento yo cerré los ojos del placer, pues era el mayor que había experimentado nunca. No sabia como expresarlo hasta que unos ruidos comenzaron a salir de mi, y escuchados una vez fuera de mi boca, eran gemidos. Julio sonrió besandome de nuevo y en ese momento recordé lo que había amado que él dijese mi nombre. Así que comencé a gemir el suyo, y eso debió gustarle pues subio la intensidad de su movimiento hasta tal punto que mi cuerpo temblaba y por mi boca no salían palabras.
Ni siquiera podia besarle pues mi cuerpo se dedicaba únicamente a recibir placer, hasta que sentí mi estómago removerse y pocos segundos después noté como si me hiciese pis sin poder controlarlo y él placer se detuvo. Yo mire todo lo que habia manchado pero Julio no parecía enfadado ni sorprendido, simplemente agarro papel y comenzo a limpiarme con cuidado. Una vez todo estuvo limpio se tumbo de nuevo a mi lado y me beso, mientras yo, que ya me habia vestido, le miraba recuperando aliento. -¿Porque no te pedí que lo hicieses antes?- Dije sonriendo recordando el placer que acababa de experimentar. -Pues cuando empecemos con la boca... Vas a flipar... Pero vayamos poco a poco amor mío... No quiero que lo nuestro se convierta en puro sexo- Yo asentí y le abracé en silencio.
-Ah por cierto amor... No soy celoso, y confío en ti, pero no soporto ver a Fernando por aquí... ¿No hay forma de que se largue?- Yo suspiré y acaricie su mejilla para después, con cuidado, sentarme en su cadera y así poder verlo mejor. -Pronto se irá, tiene cosas que hacer aquí...- Él asintió con la cabeza y se incorporó sentándose en la cama mientras con cuidado me agarraba para que no me cayese por el movimiento y pasase de estar sentado en su cadera a estar sentado en sus piernas, pero aún así mirándolo a la cara.
-Lo del duelo... Yo nunca te apostaría como si fueses un trozo de carne, era lo que él proponía pero le había dicho que no- Yo le bese y luego, aún a centimetros de sus labios respondi. -Lo sé... No te preocupes... Te amo- Le besé de nuevo y luego me levanté pues debia irme. -Tengo cosas que hacer, tú descansa que esta noche repetimos- Le guiñe el ojo y eche una pequeña risa para irme, aunque eso lo habia echo debido a la vergüenza, pues realmente si queria repetir esa noche. Aún así fui a gestionar lo de que el padre de Julio fuese la principal panadería y ya que estaba quise ir a verlos. Así que me subí a un coche de caballos y fui a la panadería, el padre de Julio estaba allí lleno de harina trabajando duramente.
-Buenas buen señor- Dije sonriendo, él hizo la reverencia y se acercó a mi escondiendo sus manos llenas de harina de mi. -Vengo a anunciarle que usted ya es la panadería oficial del reino, ya está todo gestionado- Aquél hombre sonrio apuntó de llorar y comenzó a darme las gracias, aunque sin acercarse pues estaba manchado y no queria marcharme. -Compro muchos trajes a lo largo del día, y la verdad es que este no me gusta mucho- Dije sonriendo nervioso delante de mi suegro, él cuál en ese instante algo inseguro me abrazó. Yo sonreí y al separarnos no pude evitar preguntar. -¿Y sus hijos y su mujer? ¿Todo bien?- Aquel hombre asintió muy feliz y me indico una escalera que habia al lado de la mesa donde hacia el pan. -Arriba están, si quiere verlos majestad- Yo asentí y le seguí había arriba, realmente era una casa pequeña pero acogedora, las niñas jugaban con muñecas en el suelo y los niños jugaban con espadas de madera. Mi suegra estaba cocinando algo al fuego lento, pero al verme se acerco corriendo para hacerme la reverencia. -¿Que hace usted aquí majestad? ¿Mi hijo esta bien?- Pregunto sorprendida, pero no me dio tiempo a contestar pues se me adelantó mi suegro. -Ha venido a informarnos de que soy el panadero oficial del reino, y tú padre que dijo que nunca lo lograría...- La mujer abrazó a su marido emocionada y yo simplemente miré a los niños, quienes al verme vinieron a abrazarme. Yo salude a todos y pretendía irme cuando una de las niñas me agarró del brazo.
-¿Quieres tomar un té real con señora dulce y señora sal?- Dijo señalando sus muñecas, las cuales tenían tazas de arcilla encima. -Hijas... Él es un hombre muy ocupado- Yo enseguida interrumpí a mi suegro, pues no podia negarme a esas chicas adorables. -Aceptare el te, siempre y cuando señora dulce y señora sal no critiquen mis ropas, y siempre y cuando tenga a estos tres grandes y fuertes caballeros protegiéndome- Sonrei mirando a los niños ya que no queria que se sintiesen excluidos, y allí estaba yo sentado, fingiendo beber te de una taza vacía con cinco niños de menos de 12 años y dos muñecas. Mis suegros también estaban haciendo el paripé del te y parecían sorprendidos de que me hubiese quedado.
Me encantan los niños, pero debia admitir que si no fuesen hermanos de Julio no me habría quedado. Una vez el te termino me levante para irme, aquellos niños me abrazaron mientras me hacian prometer que volvería e iba a bajar las escaleras cuando un Julio muy dolorido subió las escaleras. -Cuando me dijeron que estabas aquí no me lo creía, debía venir a verlo, ¿qué haces aquí?- Preguntó él sonriendo mientras yo le ayudaba a llegar al sofá, pues su herida había aguantado por muy poco toda esta larga travesía hasta llegar allí. -Ha venido aquí a anunciarle a tu padre que ya es oficialmente el panadero del reino hijo- Dijo mi suegra entusiasmada, pero antes de que nadie dijese nada la niña más mayor siguio hablando. -Y ha tomado el té con nosotros, y con señora sal y señora dulce, y sus tres caballeros, y padre, y madre- Julio me miraba sonriendo asombrado de que yo hubiera echo eso.
-¿Padre, madre, pueden quedarse príncipe Mateo y Julio a cenar?- Yo miré a Julio nervioso una vez uno de sus hermanos dijo eso y suspire. -Lo siento pequeño, debemos volver al castillo, ya es tarde... Además no quiero que gasten su comida en alimentarme- El padre de Mateo nego con la cabeza y sonrió mirando la mesa que había en el salón. -Señor, gracias a usted comeremos muchísimo cada día, créame que podemos servirle un plato de comer si desea quedarse- Yo ahora dudaba, así que mire a Julio dejándole decidir, él miro a sus hermanos sonriendo y luego a mi haciendo pucheros. -Bueno, si tienen comida suficiente... Estaria bien quedarnos, Julio debe descansar su herida antes de emprender camino hacia el castillo- Julio me abrazó emocionado y comenzó a hablar con todos sus hermanos mientras su padre cerraba la panadería y su madre preparaba la cena. Apesar de ser gente casi desconocida para mi, y gente con la que solo mantenía relacion por Julio les sentía casi como mi familia. Me sentía muy cómodo en esa casa, y sobretodo con esos niños, pues ellos eran demasiado jóvenes para entender bien las cosas, y me trataban como a uno más, y no como a un principe. Osea si amaba que la gente me tenga el respeto que merezco y que me traten como el principe que soy, pero a veces era bueno desconectar, y con esos niños lograba desconectar y relajarme...

Brothers In L(ove)awDonde viven las historias. Descúbrelo ahora