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Sasuke. Siempre, pero siempre están al tanto de él. ¿¡¿Qué no me pueden dejar con mi novio?!?
Bueno, dejando eso de lado. Hoy lo invite al café, Debo verme presentable.
Eran las 1:30, tenia tiempo si quería llegar a las 2:15. Me había puesto un pantalón negro junto con una remera blanca. Me mire al espejo, levanté y subí las cejas repetidas veces.
—Naruto, sal si quieres llegar temprano— Dijo mi hermano, mientras pasaba cerca de mi puerta con el celular.
—Si, si Menma— Respondí girando mis ojos.
Agarré mi mochila y metí mi celular, mi libreta, colores, una campera negra, audífonos y una cajita con dos aretes, obviamente mis llaves, puesto a que mi hermano tenía clases de noche.
Salí de casa y me dirigí a la cafetería. Al haber llegado temprano me puse mis auriculares y me puse a dibujar.
Oí a la mesera preguntar si quería algo, yo solo negué con la cabeza y una sonrisa en mi cara
Al ver que eran las 3:10 me saque los auriculares y guarde mis colores y mi libreta, para esperar.
Al oír la campana de la puerta levanté la cabeza. Había entrado un hombre alto y caballeroso, llamado Sasuke, mi novio.
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Después de un rato en el café, en el cual reímos, comimos, jugamos, dibujamos y demás.
Nos fuimos a mi casa.
Entramos y lo primero que hicimos fue darnos un beso y sentarnos
Un rato después me puse a dibujarlo, solo con grafito y además no lo coloree.
Pasó como media hora y había terminado el dibujo. Sasuke se había ido a preparar una merienda, me dijo que iba a tener no se que.
Para esperar yo prendí el televisor y puse Tv Tokyo.
Cuando Sasuke llegó de la cocina pude ver lo que era.
Eran dorayaki, mochi, rollcakes, short-cakes, mitsumames entre otras cosas.
Se sentó al lado mío y empezamos a comer, era delicioso, demasiado delicioso.
Al terminar el capítulo de pokémon, Sasuke ya estaba dormido en mi regazo.
lo moví levemente para despertarlo.
— Sasuke— Dije con ternura.
— mhh, que?...— Me reí un poco al verlo así, siempre parecía tan serio, pero conmigo era todo lo contrario, se reía, sonreía, me demostraba cariño, cosa la cual con los demás, no hacía.
— Nada, solo vamos al cuarto— dije haciendo que él se levantara, al igual que yo.
Cuando llegamos al cuarto nos acostamos, lo abrace y él nos tapó.
Lo último que recuerdo antes de que cayera en los brazos de Morfeo, fue que nos besamos y las luces se apagaron.
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