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- Prologo: Sin memoria -

"¿Qué harías si de repente despertaras en una camilla de hospital, sin saber nada sobre ti o sobre quien eres?"


"Buena pregunta... ¿No?"


"¡Mamá! ¡Mamá! ¡Despierta! ¡Tienes que ir con Papá! ¡Venga, no te rindas! ¡Tienes una gran vida por disfrutar!"

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"¡Mamá! ¡Mamá! ¡Despierta! ¡Tienes que ir con Papá! ¡Venga, no te rindas! ¡Tienes una gran vida por disfrutar!"

Abrió con lentitud sus cansados párpados para luego ser aturdido por la cegadora luz blanca de aquella amplia habitación de hospital. Blanco, vio todo blanco por una milésima de segundo, y es que su cabeza dolió tanto que tuvo que cerrar sus ojos por instinto propio. ¿Dónde estaba? ¿Qué era ese lugar? ¿Por qué dolió mucho el ver esa extraña fuente de luz? ¿Quién era? y sobre todo ¿Por qué se sentía gravemente paralizado?

Con precaución y cuidado subió su mano izquierda hacía sus ojos, tapándolos de aquella iluminación que le causaba grave molestia. Y así, de nuevo, fue abriendo sus párpados de forma calmada, intentando acostumbrarse al ambiente de aquella sala la cual desconocía.

Al lograr esto no pudo evitar el empezar a observar todo con gran curiosidad, había mesas, sillas, cuadros extraños, camas y cosas que no lograba reconocer, ¡oh!, y también había un extraño tubito conectado a su brazo. —Ah... — suspiró con preocupación al verse confundido con su entorno y vida, realmente no sabía que estaba pasando y eso le estresaba de cierta manera.

—¡Oh dioses, estas despierto! — el escuchar aquel nuevo sonido de un momento a otro le hizo dar un pequeño saltito de sorpresa, dirigió su mirada hacía su derecha encontrándose con un joven de piel morena, ojos marrones, lentes y un extraño mechón de lava colándose entre sus cabellos castaños, persona que hasta el momento no había notado. ¿Quién era él? ¿Qué hacía ahí? ¿Su cabello se estaba incendiando? y... ¿Qué era esa extraña vestimenta que llevaba puesta?

Ante el asombro de ver a otro ser igual a él intentó mover su brazo derecho y dirigirlo hacía este pero un ardiente dolor recorriendo aquella articulación le detuvo, sacándole un ahogado quejido de sus labios. El moreno solo le observó, alerta a cada uno de sus movimientos, y luego se paró de su silla y caminó a la puerta con rapidez. —¡No te muevas, ya vengo, tengo que informarle! —

Él solo se quedó mirando desde la camilla en la que se encontraba acostado, no entendía nada, no entendía quién era, no entendía donde estaba, no entendía porque el lugar estaba tan iluminado, etc, y su cabeza estaba toda hecha un lío, sin comprender cualquier mínimo detalle de esa situación.

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⏰ Última actualización: Jul 18, 2023 ⏰

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