CAPITULO 5

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Las cosas habían avanzado con calma, tanto Aro como Caius eran pacientes y no le imponían sus ideas tan fuertemente, sabían cuando darle su espacio y aunque se notaba que se impacientaban mucho cuando no estaban juntos lo sabían disimular muy bien para que yo no me preocupe, sin embargo gracias a la buena amistad que había establecido con Marco sabía que esta era bastante falsa y que en realidad eran bastante impacientes y mal humorados cuando yo no estaba.

Sin embargo y a pesar de que me dejaban tener mi espacio eso no se aplicaba cuando me enfermaba, y es que desde que estoy acá en Volterra ya me he resfriado dos veces en donde ellos se convirtieron en mis enfermeros y policías personales, pues me encerraban en una habitación del castillo y no se separaban de mi lado en ningún momento, lo cual está pasando justo en este momento y es que al parecer volví a resfriarme, así que ahora me encontraba tendida en una cama con una pijama de todo menos sexi y llamativa.

-¿Hay algo que necesites, mio caro? –pregunto Caius mientras me abraza y me acaricia mi cara, lo cual agradezco demasiado pues en este momento su temperatura corporal me relaja bastante

-¿Dónde se supone que esta el medico? –pregunta Aro de mal humor, pues a pesar de que ya habían pasado por esto dos veces aun parece como si fuera la primera, y eso que en ese momento fueron mil veces peor, no dejaban de preguntarme si necesitaba algo o si quería algo, y es que aunque les agradezco completamente el esfuerzo era un poco sofocante

-Tranquilos –dije con mi voz un poco ronca por el ardor de mi garganta- ya habíamos acordado que esto pasara rápido y que solo necesito un poco de descanso para estar mejor –ambos asintieron sin estar del todo convencidos, sabía que le preocupaba el hecho de que sea humana y sea mucho más frágil que ellos, sin embargo siento que se ponen un poco paranoicos solo por un resfriado

Caius salió un momento para comprar unos cuantos medicamentos que le pedí además de una sopa casera de pollo que se me había antojado, mientras tanto Aro se quedó a mi lado ubicándose donde antes estaba Caius mientras me acariciaba suavemente el brazo, podía notar como su expresión se suavizaba al ver que mis pensamientos eran claros y estaba relajada, mas al sentirlo a él a mi lado.

-Aro –lo llame suavemente mientras notaba que estaba comenzando a caer en el mundo del sueño

-Si mio amato –dijo Aro sin dejar de acariciarme suavemente

-Gracias por todo esto –dije mientras que mis ojos comenzaban a cerrarse- ustedes dos son de las mejores cosas que me han pasado –fue lo último que dije para después quedarme profundamente dormida

*Narra Aro*

No pude contener la gran sonrisa que se formó en mi cara al escuchar las tiernas palabras que dijo mi compañera, a verdad Caius y yo fuimos bastante afortunados al haber encontrado a nuestra compañera y que esta fuera tan comprensiva y paciente como lo es Catherine, ella nunca nos juzgó incluso al saber que nos alimentábamos de humanos, tampoco al saber cuántos años tenemos.

Incluso cuando supo de mi don no me juzgo, de hecho con gusto acepta mi tacto y me deja navegar por su nube de pensamientos, creo que eso es no de los momentos favoritos del día, sus pensamientos son la cosa más linda del mundo, cuando se queda hipnotizada viéndonos a Caius o a mi cuando estamos concentrados, es algo mágico ver todo el cariño que ella nos expresa en sus pensamientos.

Cuando ella cree que nos sorprende es fantástico ver su sonrisa de satisfacción, sus abrazos furtivos son como una ola de calma que me invade, sus pensamientos son tan positivos cuando estamos juntos que ciento que todo el mal que he hecho no ha pasado y que me merezco todo esto.

Pero es justo cuando no estamos juntos es cuando mis demonios salen a la luz, siento que todo lo malo que he hecho voy a tener que pagarlo con ella, como si cuando ella se enterara de todas las crueldades que hemos nos va a dejar y comenzara a vernos como lo que en realidad somos, unos monstruos.

Tal vez ese es el motivo a querer tenerla siempre con nosotros, que cuando estamos con ella sentimos que somos unos hombres normales, unos hombres enamorados perdidamente de nuestra compañera y unos que harían lo que fuera con tal de que ella fuera feliz y estuviera siempre bien.

Tanto Caius como yo estamos seguros de que si ella nos pide el mundo se lo daremos, si nos pide la luna se la bajaremos y si nos pide las estrellas las contaremos todas para saber cuántas hay que bajarle, nosotros seriamos los mayores villanos del mundo por ella pero nunca le haríamos algo que la haga llorar de forma intencional.

Salgo de mi pensamiento cuando noto un leve movimiento de parte de mi compañera acercándose un poco más a mí, vi como ella se acurruco en mi pecho y como son su mano en mi pecho volvió a dormir profundamente. No resistí el instinto y acaricie su sedoso cabello rubio platinado, aunque quiera ver sus hermosos ojos verdes no quiero que despierte aun pues ha estado bastante ojerosa por la gripe que le dio.

Aunque ella quiera aparentar estar bien nosotros notamos los pequeños detalles que nos indican todo lo contrario, además que gracias a mi don he podido notar cuando se siente peor. Sé que ella no quiere preocuparnos más de lo necesario pero para nosotros ella es lo más importante y aunque sea por la más pequeña nos vamos a preocupar, además de que la universidad últimamente la tiene bastante estresada y eso ha hecho que no se cuidara bien.

No vemos el momento en que se acabe este semestre y la podamos traer a vivir al castillo de forma permanente, sé que le prometimos ser pacientes pero la verdad ver como esta en estos momentos me hacen dar ganas de romper nuestra promesa y traerla a la fuerza, pero sé que sería algo que ella no me perdonaría tan fácilmente así que me aguanto un poco.

La verdad tanto Caius como yo estamos un poco nerviosos para cuando sea navidad, pues con la noticia de que iríamos a conocer al padre de nuestra compañera, la verdad fue una noticia bastante emocionante, pues aunque casi ni nos conociéramos ella ya estaba haciendo planes a futuro y nos estaba permitiendo ser parte de su vida desde el comienzo.

Es cierto que no sabemos cómo vaya a reaccionar el padre de nuestra compañera con la noticia de que no somos completamente mortales, o con el hecho de que somos bastante mayores con ella, sin embargo estamos un poco más relajados al saber que ya había aceptado que no era solo uno sino dos los hombres que iban a pasar la vida junto a su princesa, como ella nos dijo que le decía, pero estamos listos para hacer lo que sea con tal de que nos acepte complemente y vea que lo único que queremos es amar, proteger y mimar a nuestra compañera.

-Aro –Caius llego de repente y me llama en voz mediana mente baja al notar que Catherine esta profundamente dormida, deja las compras en una mesa que hay en la habitación y luego se acomoda al otro lado de la cama, al Catherine notar el cuerpo de Caius de forma inconsciente se acomoda de forma tal que nos está tocando a los dos y a su vez se ve extremadamente cómoda- ¿Los preparativos están listos? –me pregunta en un tono de voz tal que solo vampiros podamos oír para no despertar a nuestra cansada compañera

-Sí, ya compre una casa que se encuentre relativamente cerca de la casa del padre de Cath pero sin estar muy a la vista de los humanos, también reserve los boletos de avión y ya estoy buscando una persona de confianza para que vaya antes y prepare todo –Caius asintió levemente y luego se concentró por un momento en acariciar el brazo descubierto de Cath

-Hay que preparar un regalo para el padre de Cath y para ella misma, me gustaría saber de antemano que le gustara pero no poseemos ese don –asentí de acuerdo a sus palabras- no veo necesario llevarle un regalo a la hermana ya que Cath es totalmente indiferente a ella, sin embargo se vería grosero que lleguemos con regalos solo para el padre, así que aunque sea un libro hay que llevarle

-Aunque me desagrada la idea de llevarle algo estoy de acuerdo en que se vería demasiado mal de nuestra parte hacerlo y nos vemos en la necesidad de llevarle aunque sea un libro, sin embargo me parece correcto dejar bien en claro que la única que nos importa es Catherine y que solo ella se merece los mejores regalos

Ambos quedamos de acuerdo en que tendríamos que salir en estos días para poder conseguir lo que necesitamos, y aunque teníamos a personas capaces de hacerlo por nosotros, pensamos que lo mejor es ir personalmente pues no queremos que nuestra compañera se entere de que mandamos a alguien más y que ni siquiera somos capaces de sacar tiempo para eso, ojala no nos equivoquemos con lo que escojamos.

Il mio amore, la mia Regina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora