Despierto con el ruido de la alarma de mi teléfono.
7:00am
Bostezo lo suficiente para sacar el sueño y la pereza de mi cuerpo. Estiro mis brazos y sonrío por los recuerdos de anoche. Llegamos a mi casa pasando la media noche y Andrew acepto quedarse a tomar un café, más bien un café para mí, ya que como típico inglés prefiere el suave sabor del té. Charlamos como nunca lo habíamos hecho, pude saber cómo conoció a Margarette, cómo fueron sus días de universidad. También me enteré del mejor año de su vida, cuando vivió en Florencia después de la escuela. Para sorpresa mía es un hombre de mundo. Ha viajado a distintos lugares y conoce ciudades importantes, tanto como París, Atenas, Venecia y Rio de Janeiro.
Siempre que conozco a alguien que ha sido un viajero en toda la extensión de la palabra me emociono y suelto mil preguntas sobre los lugares que ha visto.
Y así fue con él.
Puedo jurar que me duelen las mejillas de tanto reír, es de los hombres más graciosos que he conocido. Es magnífico.
Me dirijo al baño y lavo mis dientes y cara, doy varias vueltas por mi recamara hasta encontrar el outfit perfecto para el día de hoy, quiero verme como me siento: bien. Escojo un vestido negro con estampando de cerezas pequeñitas, unas medias negras y mis botas para la lluvia.
Cepillo mi pelo y me aplicó algo de maquillaje. Corro a la cocina para tomar un café y una tostada con tomate.
¿Tan bien me siento como para desayunar antes de la escuela? Así es.
Hago mi camino común a la parada, viajo mis (varios) minutos acostumbrados y llegó al plantel.
El día esta nublado por lo que el abrigo color camel me salva de pasar frío y acelero mi paso tanto para llegar a tiempo como para subir mi temperatura.
Encuentro a medio camino a Antonne y nos sumamos a su grupo de amigos, de entre los cuales se encuentra Harry.
Lo saludo.
- Te ves radiante.- contesta y besa mi mejilla. Automáticamente me pongo color cereza, para combinar con el vestido.
- Que va, es por el clima.
Nunca he sabido cómo responder ante un halago ¿Será porque los recibo poco?
Nos quedamos hablando durante unos diez minutos, en los que Harry ha tomado mi mano y no la ha soltado. Me pongo demasiado nerviosa y tengo miedo de que "alguien" nos vea.
Después de varios intentos logro soltarme y pongo mis manos en el abrigo. Harry no dice nada y continua platicando con todos.
Mencionan salir a tomar algo, o a comer o al cine. Me invitan y tengo que negarme ya que necesito atender algunas tareas y cosas escolares. Se que me ven como una aguafiestas pero me gusta ser cumplida escolarmente hablando.
Tomo mis clases del día y me siento tranquila, a pesar de la carga que comienza a generarse por mis materias no intento estresarme.
Las clases duran poco el día de hoy, por lo que continuando con la buena racha de alegría tomo mis cosas y me dirijo a una pequeña cafetería casi al lado de la universidad.
Al llegar, el profundo olor a café y pan me llena las fosas nasales e inmediatamente me siento cómoda. Pido un americano y un muffin, acomodo mi laptop y me propongo terminar todas la tareas que pueda.
Mucha gente cree que cuando eliges una rama de humanidades es porque simplemente huyes de los números y las ciencias exactas pero no toman en cuenta la complejidad de, en este caso, la lectura y el análisis de textos de más de 2 siglos de antigüedad. Leo y leo por horas, termino ensayos y analizo cuestionarios. El trabajo fluye de la mejor manera y me concentro en el esfuerzo que este me toma.
Al parecer lo mío es olvidarme del tiempo y concentrarme en todo lo demás, miro mi reloj y la manecilla casi marca las 9. Decido que es suficiente tiempo y me voy.
El trayecto a casa va como de costumbre, y para cuando bajo del autobús mi teléfono comienza a sonar.
- ¡Hola Mamá! ¿Cómo va todo?
- ¡Cariño! Muy bien, como siempre. ¿Es que acaso te olvidas de tu madre? Para que quede registro, recuerdo haberte dicho que quería un mensaje diario cuando menos. ¿Que tal todo en la escuela?
- Lo siento mamá, he tenido mucho trabajo que hacer y se me ha pasado por completo. Prometo mandarte un mensaje varias veces a la semana. Todo va bien, gracias por preguntar.
- Me alegro hija. ¿Que te ha parecido Londres? Bonita, ¿verdad? Esa ciudad me recuerda tanto a tu padre...
- A mi también, es maravillosa. Ver tantos edificios antiguos me hace recordar las historias de papá. A veces me lo imagino joven, con sueños y libros bajo el brazo, en alguna cafetería o pub, con sus gafas y su chaqueta tweed. Lo extraño mucho mamá...
Hay una pequeña pausa en la llamada
- Yo más, no te imaginas cuánto...
Me contesta con la voz entrecortada.
- Lo siento, no quería llevar a estos rincones la conversación.- me disculpo - mejor cuéntame cómo te ha ido sin tu hija.
Suelta un suspiro.
- Pues ya ves, mucho mejor.- reímos- aunque te extraño debo admitir que me he mantenido ocupada. Me inscribí a un curso de cerámica y pronto llenaré la casa de todo tipo de cosas hechas por mí.
- Que bueno mamá! Siempre es bueno aprender algo nuevo.
- Si, lo mismo me dije...- en el fondo escucho el timbre y espero que mamá corte la llamada pero no lo hace. Sin embargo escucho que abre la puerta y saluda a alguien. Me cuestiono quien puede ser ya que escucho un tono un tanto alegre, y digamos que mi madre nunca ha sido de muchos amigos. Un par de segundos después regresa al teléfono- Col, te llamaré después ¿ok? Bye, te quiero.
Sin darme tiempo a responder o preguntar de quién se trataba cuelga.
Me digo a mi misma que quizás haya hecho alguna nueva amiga y haya sido ella quien la buscaba.
Justo al llegar a casa me doy cuenta de un paquete pequeño pero pesado en mi puerta. Lo llevo dentro y lo abro.
4 libros. Dentro hay cuatro libros de pasta dura, bien cuidados e incluso dos nuevos. Busco alguna tarjeta o mensaje ya que me parece de lo más extraño, jamás ordené ni pedí libros por internet.
Al no encontrar nada leo los títulos de cada uno.
Todos tratan de literatura inglesa, pero lo que me sorprende es la edición de dos de ellos. Primera edición, en buen estado, con notas a mano.
Busco los títulos en internet y casi me da un infarto al ver el precio. En mis manos hay más de £1500.
Debe haber sido un error ¿Quien me enviaría algo así?
Un nombre aparece en mi cabeza y decido llamarle.
Al segundo tono responde.
- ¿Colette? ¡Hola nena! ¿Sucede algo?
- Hola Harry, cómo va todo.
- Bien, estoy con los chicos en un pub cerca de mi departamento ¿Quieres venir?
- No, te lo agradezco pero no. Estoy cansada. Oye te quería preguntar ¿Tu me enviaste libros a casa?
- ¿Yo? No, no lo he hecho ¿Porqué?
- No es nada, solo que recibí un paquete hoy y no sabía quién pudo haber hecho eso.
- ¿Y no hay nota? Pero ¿Porqué pensaste en mi?- noto cierto tono juguetón.
- No lo sé... Bueno, por el precio de cada libro me imaginé que quien podía permitirse gastar una cantidad así podías ser tú.
- ¿Tienes nuevo admirador? Me temo que no fuí yo, pero si me preocupa que haya un rival cerca...- baja la voz. Desvio el tema.
- ¿Y que tal se están pasando?
- Bastante bien. Deberías venir, hay bastante alcohol y una banda que toca genial. ¿Quieres que vaya a recogerte?
- No gracias, deseo dormir temprano hoy.
- Está bien, como tú quieras. Te veo mañana. Descansa. Te mando besos.
Me despido y cuelgo. Creo saber la respuesta a mis dudas.
Busco el nombre y marco.
Uno, dos, tres, cuatro tonos y manda a la contestadora.
Lanzo el teléfono al sofá y me meto a darme una ducha rápida y caliente.
Al salir ya en pijama vuelvo a intentar llamar pero ya tengo dos llamadas perdidas.
Justo voy a devolver la llamada cuando veo su nombre en la pantalla.
- ¿Si?
- Colette ¿Estás bien? ¿Sucede algo?
- No, todo está bien gracias.
- Lo siento mucho por no haber contestado a tu llamada. Estaba resolviendo algunos problemas. ¿Necesitas algo? ¿Quieres que vaya a verte?
- Gracias por tu preocupación pero todo está bien, solo quería hacerte una pregunta. ¿Tu me enviaste 4 libros el día de hoy?
Un silencio sigue a mi pregunta.
- Si, fuí yo.¿Te gustaron?
Suspiro.
- Andrew... No debías hacerlo. He checado el precio y no puedo permitir me des algo así. Pensé que había quedado claro anoche, no quiero limosnas de nadie, mucho menos de estos precios.
- Esto está fuera de discusión. Debes aceptarlos, son tuyos.
- ¡Por Dios Andrew! ¡Cuestan más que seis meses de mi renta!
- No me importa el precio, dos de ellos ya los tenía en mi librero. Y los otros dos te servirán mucho.
- No puedo aceptarlos, simplemente mi cabeza me dice que no debo.
- Ve esto como un préstamo, te los presto hasta que ya no te sean de utilidad ¿Está bien? ¿Mejor así?
Lo medito unos segundos.
- Está bien. Pero te prometo que los devolveré. Son tuyos, no míos.
- Como desees verlo.
Silencio.
- Gracias, en verdad. Por todo, por anoche y por "esto".
- No hay problema. Me divertí anoche, quizás podrías salir así otro día...
- Me divertí mucho también. Quizás, aunque no se que tan bien puedan ver qué salgamos mucho. ¿A Margarette no le molesta? No quiero quitarle tiempo de su esposo...
- Ella es lo de menos.
- ¿O si alguien de la universidad nos ve?
- Tampoco importan. Soy un conocido tuyo, es todo. Además siento que hay un... No sé cómo explicarlo... Un tipo de conexión entre nosotros dos. Siento que te conozco y tú a mí. ¿Te pasa lo mismo?
Me sincero inmediatamente.
- Creo que se a lo que te refieres, me siento bien hablando contigo. Me gusta tu compañía.
- ¿Y en verdad crees que deberíamos dejar de disfrutar la charla y el tiempo que pasamos juntos únicamente porque a alguien le puede molestar?
- No lo sé...
- ¿O es que tu novio Harry se opone a esto?
- Deja de llamarlo mi novio, es un simple amigo que recientemente conocí.
- ¿Y a los recién conocidos los tomas de la mano y te muestras tan cariñosa?
- ¿De qué hablas?
- Hoy. Te vi. Los ví.
- Fue él, no yo. ¿Pero que rayos? ¿Ahora tomarás el papel de mi padre?
- Créeme cuando te digo que jamás me he planteado comportarme de ese modo. Simplemente me preocupo por ti y...
- Ya lo sé, no quieres que salga con Harry. Ya se tu sermón.
- Lo que sucede es que no lo entiendes.
- Si ya, lo entiendo. ¿Te parece si nos vemos mañana en clase?
Suspira y suena cansado.
- Nos vemos mañana Colette. Descansa.
- Adiós.
Cuelgo.
Algo dentro de mi me dice que al empezar a tratar así a Andrew estoy llevando las cosas un tanto diferentes a lo que me imaginé. Pero hago oídos sordos. El tiene razón, no debo privarme de su compañía por personas que puedan malinterpretar todo.
Por lo que me dedico a llevar a cabo mi rutina de noche y me voy a la cama.
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Sobre todas las cosas.
Romance¿Tan escandaloso es un romance con diferencias de edades? ¿Porque no pueden aceptar el hecho de que alguien puede amar a una persona que incluso le dobla la edad? ¿O viceversa? ¿Cómo evitar tener sentimientos por alguien que no debes? ¿Acaso esto no...