No había pasado mucho desde que su padrino murió. No salió de su cuarto desde que dejó el despacho del Director y tiró cada cosa a su alcance.
Se sentía impotente, culpable. Si tan solo hubiera recordado el espejo, si tan solo hubiese aprendido oclumancia, si hubiera recordado que Snape estaba en la orden, si no hubiera caído en la trampa de Voldemort, su padrino seguiría con vida.
Hermione y Ron estaban preocupados al no verlo salir de su cama. Incluso Ron y, muy resignada, Hermione le mandaron elfos con su comida.
Estaba de más decir que no tenía apetito para nada.
Aún así, no pudo evitar ir a clases luego de casi una semana y media. Las insistencias de sus amigos y las preocupaciones de los profesores, a excepción de Snape cabe aclarar, lo obligaron a salir de esa cama tan cómoda.
Noto los rostros aliviados de sus amigos cuando lo vieron vestido en la sala común.
- ¡Harry!
Correspondido vagamente el abrazo que le dedicó su mejor amiga. Hermione iba a decir algo, y conociéndola preguntaría algo respecto a Sirius o si estaba bien, por lo que prefirió desviar de tema.
- Hay que ir al Gran Comedor estoy seguro que se nos hará tarde para la primera clase, lo que me recuerda ¿Me prestarias los apuntes de la última semana?
Ron y Hermione se miraron, fueron solo unos segundos pero juraría que habían tenido toda una conversación. Ambos entendieron el punto de Harry y evitaron el tema.
Los tres Gryffindor empezaron a tomar su desayuno. Bueno, solo dos del trío dorado. El de lentes revolvía la comida aburrido, no tenía apetito y simplemente llevo a su boca dos galletas, como para hacer creer a sus amigos que algo comía.
Una fuerza invisible le hizo levantar el rostro. Gris y verde se encontraron. Draco Malfoy lo observaba con el ceño fruncido, lanzándole miradas desagradables.
No podía esperar menos, su padre terminó en Azkaban por su culpa. Bueno, el solo delató las acciones que lo enviaron ahí.
Ignoró su mirada como la de los demás al verlo entrar. Muchos queriendo preguntar por el suceso del ministerio, aún que estaba seguro que tanto el profeta como sus amigos se habían encargado de esa parte.
Incómodo y faltando unas horas para la primera clase, decidió ir y pasear por el lago.
- Voy al Lago...
Ambos amigos hicieron el amago de levantarse y acompañarlo pero con una seña y una sonrisa algo débil, Harry les indicó que no era necesario.
Ahí estaban esas miradas otra vez, comunicándose en segundos como si se entendieran perfectamente con solo eso.
- Esta bien, trata de no llegar tarde
- Vamos a estar un rato más por aquí si decides volver - Sonrió Ron con un pulgar arriba. Tenía migajas por toda la cara. El azabache asintió una ultima vez antes de desaparecer tras las grandes puertas.
Respiro el aire puro y bajo hasta el lago.
Aún quería llorar, aún quería patalear, aún quería deshacer todos los sentimientos que vinieron con la muerte de Sirius. Pero estaban más ligeros que los primeros días y era un poco más fácil de sobrellevar.
Cansado, de todo, de Voldemort, los mortifagos, Umbridge, la brigada inquisitorial, los rumores, el profeta, el ministerio, las visiones...
Estaba harto de tener que arriesgar su vida y la de otros como lo hizo con Cedric y Sirius. Estaba seguro que la muerte lo perseguía para llevarse a quienes los rodeaban.
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Manzanas Verdes - O.S.
FanfictionDonde Harry, triste por la muerte de su padrino, deja de comer y dormir. Como resultado le llegan manzanas Verdes.