No siempre debes estar sola (Tewkesbury y tu)[TERMINADA]

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¿Como podría empezar esta historia?

Lo primero que tienen que saber, es que me llamo Niella, mi madre insistió en ese nombre. Mi nombre al revés significa "sola" en alemán. Tengo una hermana, se llama Enola, que al revés significa "sola". Nuestra madre siempre decía que nos iría bien solas, aún así, siempre estábamos juntas. Nuestro padre murio cuando niñas, nuestros hermanos partieron tiempo después de ello. No sé mucho de ellos. Siempre fuimos nosotras tres, Enola, mamá y yo. Era Perfecto. Mamá no era ordinaria, no nos hacía decorar conchas marinas o bordar. Hacíamos cosas distintas, divertidas, como leer, ciencia, deportes, ejercicios de todo tipo, físicos y mentales. Siempre nos dijo que éramos libres de ser lo que quisiéramos en casa. Enola y ella eran mi mundo entero. Pero mamá no nos contaba todo. Siempre nos dijo que la virtud más importante, y además la más frecuentemente violada era la privacidad.

Lo que nos lleva a lo segundo que tienen que saber. Hace una semana, en nuestro cumpleaños dieciséis, ella dejó nuestro hogar en Ferndell Hall en algún momento en la madrugada. Y hasta ahora, no volvió. Nos dejó únicamente unos regalos que la señorita Lane nos otorgó a la hora del té. Éramos felices.

Lo tercero que tienen que saber, es que nos dirigimos (Enola y yo) a un compromiso de suma importancia. Iremos a recoger a nuestros hermanos a la estación de tren. Mycroft y Sherlock Holmes. Si, Sherlock Holmes, reconocido detective, erudito, químico, violinista virtuoso, experto tirador, espadachín, pugilista y un brillante pensador deductivo. Nuestro hermano el genio.

-¿Señores Holmes?- Pregunto Enola.
-¿Si?- Contestó Sherlock.

Lo que nos lleva a lo cuarto que tienen que saber y es que no los vemos hace mucho tiempo. Es probable que no nos recuerden. Digamos que no eran muy presentes con nuestra madre o con nosotras.

-Vinimos por ustedes- Dije yo.
-Nos lo pidieron en el telegrama.
-¿Enola?- Dijo Sherlock.
-¿Niella?- Dijo Mycroft- Pero, mírense, que calamidad. ¿Y sus sombreros? ¿Sus guantes?- Dijo mirándonos con desaprobación.
-Tenemos sombreros, pero hacen que nos pique la cabeza y se vuelan- Dije mirándolo entre disgustada y con reproche.
-No tenemos guantes- Finalizó Enola.
-¿Ni un solo par?- Pregunto horrorizado.
-Es evidente que no Mycroft- Dijo Sherlock.

Lo quinto que tienen que saber, y que probablemente lo hayan notado, es que Sherlock es mejor hermano que el amargado Mycroft.

Mientras yo divagaba sobre las posibilidades de vida de mis hermanos, ellos y Enola discutían acerca del supuesto carruaje, del cual era propietario Mycroft, y el porqué no estaba allí dicho carruaje. Finalmente Sherlock se encargó de pedir un carruaje para llegar hasta nuestra casa. Como dije, mejor hermano.

La señorita Lane los recibió con un cálido saludo. Enola y yo los hicimos pasar. Entraron a donde las tres jugábamos tenis. Todo estaba ligeramente destruido.

-¿Y donde esta?- Dijo Mycroft.
-Esto va muy bien ¿No?- Me susurro Enola.
-No han hecho su cama- Dijo Mycroft-Tampoco guardaron su ropa y.... ¡Deja de hablar de flores y concéntrate Sherlock!
-Bien... no fue un secuestro- Comentó este.
-¿Como lo sabes?- Dijo Mycroft.

Deje de escuchar lo que decían (no suelo prestar mucha atención a cosas irrelevantes y que ya había descubierto antes así que comencé a divagar. Enola llegó a mi lado y me miro interesada, yo simplemente me encogí de hombros.

-Tal vez enloqueció- Alcancé a escuchar luego del regaño de mi melliza por no prestar atención.
-Una loca no podría haber enviado las cuantas que envío esa mujer de manera tan organizada como lo hizo en los últimos diez años- Mycroft comenzó a enumerar gastos inexistentes que supuestamente había hecho nuestra madre.
-Niñas, ¿Tienen institutriz verdad?- Dijo Sherlock.
-Ella se molestaría- Indique evadiendo la pregunta- Están
invadiendo su privacidad.
-¿Al menos las educó?- Dijo Sherlock.
-Ella nos educo, nos hizo leer la librería completa, Shakespeare, Locke, la enciclopedia, Thackeray, los ensayos de Mary Wollstonecraft- Dijo Enola.
-Y lo hicimos por cuenta propia- Acote yo- Para aprender de todo.
-Ella decía que así nos convertiríamos en.....- Dijo Enola a lo cual yo finalice.
-Mujeres.
-¿Ella quería que se convirtieran en eso?- Nos señaló de forma despectiva.

Mis hermanos y hermana volvieron a discutir y como era obvio deje de atender a su conversación. Salí de ahí directo al patio. Me trepé a un árbol junto con mi flauta y comencé a tocar una melodía sin sentido alguno, pero que a mi parecer, sonaba bonito.

Volví adentro y me encontré a Enola espiando a Sherlock y Mycroft, como persona civilizada y respetuosa que soy, me escondí junto con ella para escuchar.

-Jamas te intereso esta familia- Exclamó Mycroft.
-No te estaba juzgando Mycroft.
-Muy bien, tenemos dos problemas desde donde yo lo veo. Uno, encontrar un internado que acepte recibirlas, a Enola y Niella, para que no sean un completo fracaso en este mundo- ¡¿COMO?! No, esto, esto no puede estar pasando.

Miré orrorizada a Enola y esta me miro igual, odiábamos eso de ser señoritas y comportarnos, nuestra madre no nos educo para esto.

-¿Y dos?- Dijo Sherlock tras un silencio.
-Encontrar a madre- Al fin, mi hermano por fin hace algo bueno de su vida- Del primero, me encargaré yo. De hecho, ya lo hice- Dijo esto, pude notar como un leve tono de maldad se le escapaba en la voz- Y del segundo, te encargarás tu.

Con Enola salimos de nuestro escondite y nos dirigimos a paso acelerado hacia nuestra habitación. Nos metimos cada una en su cama y desde ahí nos miramos asustadas. Ninguna quería hacer nada de lo que se hacía en esos internados. Estábamos molestas. Estábamos muy molestas. Con mamá por un lado. Con Mycroft por el otro. Con Sherlock igual.