❤️Capitulo Tres❤️

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Pero tampoco creas que no me había dado cuenta de cómo la veías, las veces en las que te hablaba y solo mirabas sus piernas, solo la mirabas a ella. Hubieras terminado con esto antes, me hubieras confesado que ya no sentías lo mismo por mí.

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Betty seguía viendo perdidamente por la ventana del local, solo esperaba que le dieran algo aunque no tenía ganas de comer nada. Sentía que estaba llena, sentía que su estómago quería deshacerse de toda la comida que probó a la hora de estarle preparando la cena especial al chico.

Se sentía insuficiente, puede que no haya sido lo mejor o haya arruinado algo para que Jughead ya no la quisiera. No entendía qué, ¿acaso era sus charlas sobre su familia?, ¿La manera en que lo besaba?, ¿Estaba haciendo algo mal?

En ese momento algo interrumpió sus pensamientos, una voz de un chico que la ayudaría a superar esa cruel realidad para ser alguien más fuerte en el modo de no llorar por un idiota.

-¿Alguien pidió una malteada de fresa? -preguntó el castaño parado al frente de la mesa. Betty se giró con la boca abierta notando al chico, era alguien lindo pero no se sentía cómoda al ver otro chico castaño después de lo que le sucedió-. Toma -le entregó el vaso de cristal, dejándolo en la mesa.

Ella asintió en forma de agradecimiento, cerró la boca para mirar de nuevo por la ventana. El chico frunció el ceño al notarla tan... apagada. Tenía inmensas ganas de preguntarle qué había sucedido, el por qué una linda chica estaba llorando sola en un local abierto las veinticuatro horas.

-¿Pasó algo malo? -habló de nuevo alzando una de sus cejas, la rubia se quedó en silencio sin moverse, solo mantuvo su vista al estacionamiento. El castaño apretó los labios para pensar en otra cosa, miró el espacio desocupado a lado de ella y prefirió tomar asiento llamando su atención.

-¿Qué haces? -preguntó seca volteando a verlo, no quería hablar con nadie, y menos con un chico.

-¿Tú qué haces? -le regresó la pregunta, Betty frunció el ceño-. Literalmente estás en el peor lugar para estar sola, quieres el apoyo emocional de alguien -comentó.

Ella lo observó completamente, viendo cada rasgo de él. Quería detectar si había algo que desconfiar, pero tampoco quería contarle lo que le había sucedido a un desconocido.

-Quiero el apoyo de alguna amiga, no de un chico que acabo de conocer porque me trajo una malteada -soltó con la mirada seria, no quería hablar con él, con nadie.

Se volteó a la ventana de nuevo ignorando el hecho de que ese castaño seguía ahí. Iba a fingir que estaba sola en esa mesa. Que nadie estaba ahí porque solo quería estar sola en ese momento, sufriendo en silencio.

-Sospecho que te rompieron el corazón -mencionó después de unos segundos, ella se quedó quieta-. Te lastimaron, ¿es verdad?

-No quiero hablar de eso -soltó sin verlo, con un hilo en su voz.

-Si lo quieres, estás aquí por eso. Quieres que alguien esté contigo escuchando tu problema, solo para consolarte -afirmó preocupado por ella, en serio quería ayudarla.

Betty se giró a verlo, su cara estaba apagada y aún se le veía que estuvo llorando por mucho tiempo. Sus ojos estaban rojos mientras que sus mejillas seguían húmedas por todas las lágrimas que derramó.

-Solo quiero que alguien venga y me ayude con esta situación, decirme que todo estará bien -confesó con un bajo tomó de voz-. Que él venga y me diga que todo es mentira, que nada de lo que dijo es verdad y me sigue amando -dijo con un nudo en la garganta, quería volver a llorar.

𝐎𝐮𝐫 𝐋𝐨𝐯𝐞 𝐈𝐬 𝐆𝐨𝐝 | 𝑏𝑒𝑙𝑙𝑦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora