Veinticuatro

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El tiempo pasó y el cumpleaños de Lukkade fue un hecho y como en  años anteriores, los Kanawut abrirían las puertas de su casa a sus amigos más cercanos.

Para la ocasión siempre contrataban un catering y unos cuantos camareros que atendieran las necesidades de sus invitados, todo era a través de una agencia de trabajos temporales, los cuales ya habían llegado horas antes para prepararlo todo y que no faltase ningún detalle.

Minutos antes de la gran fiesta, Pen y sus hijos estaban muy arreglados y muy sonrientes, esperando la bajada de la cumpleañera, la cual se sonrojó y soltó alguna lagrimita al ver a su familia toda reunida al pie de la escalera, cantándole el cumpleaños feliz.

La afamada escritora estaba radiante con un vestido precioso vestido blanco y los largos pendientes que su marido le había regalado, los cuales hacían juego con la fina pulsera y que sus hijos le habían regalado también con la ayuda de su progenitor.

La afamada escritora estaba radiante con un vestido precioso vestido blanco y los largos pendientes que su marido le había regalado, los cuales hacían juego con la fina pulsera y que sus hijos le habían regalado también con la ayuda de su progenitor

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-Gracias mis amores, sabéis que con teneros a todos conmigo, es mi mayor regalo.

Poco a poco los invitados fueron llegando y felicitandola pues eran recibidos en la puerta por los anfitriones.

Fuera, en la entrada a la propiedad,  Singto y Krist controlaban la llegada de los coches uno a uno, vigilantes de que todo estuviese correcto.

Desde los monitores, el guardia nocturno, controlaba los movimientos de cada parte de la casa, desde el que podía detectar algún peligro o cosa extraña.

John y Mew por su parte, vigilaban en el interior de la casa, nada parecía estar mal aunque solo había una cosa que traía al escolta muy molesto y algo desconcentrado.

Mew tenía que soportar como una sonriente y arreglada Hannah, se paseaba colgada del brazo de Gulf por todo el salón e incluso se hacían fotos de recuerdo.

Aunque sabía que todo era una tapadera y que el moreno chico no sentía nada por ella, el guardaespaldas no ponía evitar apretar los puños y la mandíbula, cada vez que se besaban.

Mientras, en la cocina todo iba fluido y al parecer nadie se había dado cuenta que entre los camareros estaban los hombres de J.J, el cual estaba en la furgoneta negra que permanecía en la parte de atrás de la casa, esperando a que éstos cogiesen a al primogénito y poder llevárselo.

P.C y O.H, junto con un par de tipos más, contratados para la ocasión y vestidos de camareros también,se encargaron de pasar las bandejas de canapés y las bebidas por el salón.

Estos se ocuparon también de que los refrescos de los guardaespaldas por lo que pasada unas horas, nadie se libró de marearse y quedarse inmóvil con la droga que habían echado en el interior de todo lo que estuvo  sirviendo.

Gulf también se quedó dormido junto a Hannah en una esquina, mientras que Mew se tambaleaba intentando luchar contra el sueño que sentía y llegar hasta él pero finalmente se cayó como los todos los demás.

...-Venga chicos....vamos, cojamos al bastardo y larguemonos de aquí-dijo P.C apurando a sus compinches.

Al llegar a la furgoneta tiraron a este  en la parte trasera donde.

-¡Joder chicos venga!, ¡venga!... ¡más rápido, vamos!- los apuró.

-Lo hemos conseguido jefe, por fin lo hemos hecho-dijo O.H—…seremos ricos.

-Si mi querido amigo, seremos tan ricos que podremos desaparecer una larga temporadita cuando entreguemos el mocoso-dijo el cabecilla sonriendo muy satisfecho.

Mientras, el escolta del chico  consiguió volver en sí y vio que este  ya no estaba con Hannah, entonces se incorporó agarrado a la pared y lo llamó incansablemente, mientras seguía tambaleándose entre los cuerpos esparcidos por el salón, hasta que consiguió salir de la casa llamando a Krist y los demás.

-¿Quién es ese que está despierto?-preguntó sorprendido J.J viéndolo salir de la casa.

-Maldita sea, creo que es el guardaespaldas del chico - dijo P.C  sacándose la pistola.

-Rápido, subir a la furgoneta ya, nos largamos de aquí cagando leches.

Mew vio el vehículo rodar a toda prisa marcha atrás y disparó su arma
al igual que hicieron los delincuentes, los cuales disparaban al guardaespaldas para que no los siguiera pero éste consiguió llegar al coche de Gulf y siguió a la furgoneta.

Con dificultad consiguió sacándole una fotografía a matrícula con su móvil, entonces llamó a policía para que la identificarse, luego llamó a la agencia.

Finalmente tras perseguirlos durante más de veinte minutos a toda prisa por la ciudad, algo mareado aún por la drogas que había en su cuerpo, el guardaespaldas dio a una rueda pero aún así, la furgoneta fue moviéndose de un lado a otro de la carretera, circulando a gran velocidad.

De repente uno de los maleantes consiguió alcanzar las ruedas del coche de Gulf por lo que Mew perdió velocidad y tuvo que parar para no chocar con un camión que se le cruzó.

Un coche patrulla llegó junto a él y tras identificarse y subirse  siguió la persecución pero buscó y buscó pero no dio con ellos, no sabía por donde se habían ido, por lo que furioso  golpeó el asiento trasero del coche patrulla.

-Genial J.J. has despistado a ese estúpido-dijo P.C chocando los cinco con O.H y los demás.

El cabecilla rió.

-Claro... ¿Qué esperabas?, ningún guardapalurdo me va a dejar sin mi dinero y mucho menos voy a dejar que me atrape.

Victorios, los cinco hombres llegaron al otro lado de la ciudad, donde en el garaje de una vieja y solitaria casa se bajaron de la furgoneta y abrieron el portón para sacar al inconsciente chico y meterlo en el sótano, encima de un roído colchón hasta recibir la llamada con las siguientes órdenes.

El muchacho se despertó minutos después atado de pies y manos en aquel oscuro, sucio y húmedo lugar, sin entender nada pues lo último que recordaba era mirar a su escolta, mientras Hannah le decía al oído multitud de cosas para convencerlo de subirse a su habitación.

El muchacho se despertó minutos después atado de pies y manos en aquel oscuro, sucio y húmedo lugar, sin entender nada pues lo último que recordaba era mirar a su escolta, mientras Hannah le decía al oído multitud de cosas para convencerlo de subi...

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Entonces empezó a gritar y la puerta se abrió, se escucharon pasos de alguien que bajaba las escaleras y temblando miró hacía ellas.

-Hola hijo, al fin nos conocemos....

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12. Guardaespaldas - Mewgulf - Primera parte -TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora