Capítulo 2.- Intentando algo más

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Hola mis bellas y bellos lectores, gracias por entrar aquí. Apetición de ustedes, hice un segundo capítulo para esta linda historia.  Espero que les guste, ya que lo escribí con mucho cariño.

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Como siempre quiero agradecer a todas las personas que me leen y  que me dejan algún comentario, a las personas que votan, a las que agregan mis historias a sus listas, a las que me siguen y a las que simplemente me leen.  Para todos ustedes, muchas gracias, me inspiran de cierto modo a continuar.

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Capítulo dedicado a todos los que me dejaron un comentario en la primera parte de esta pequeña historia: @roxanemm, @javieraa012, @ZyanyGonzalez, @carmen_tz, @Sha-Tea, @Sugerente, @_Nara_Mei, @mari-1509, @LukmeUwU, @trilextl17, @violetauclair, @temari05nara_, @pxlanara, @lau-sempai y @Giovanni_Nara. Gracias por comentar, les mando a todos un beso y un fuerte abrazo.

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Disclaimer: Naruto y todos sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto.  La historia es mía y la publico sin ánimos de lucro.

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Algo más que cálculo elemental

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Capítulo 2.- Intentando algo más.

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Ya llevaba quince minutos esperando a que saliera de su trabajo, hasta que al fin mis ojos la vieron salir.   Avanzó unos cuantos pasos y enseguida me buscó con la mirada.  Le había dicho con anterioridad que ese día estaría allí.

Sus orbes aguamarina hicieron contacto con los míos.  Rápidamente se acercó hasta mí.   Dejé de apoyarme en el carro y tiré el cigarrillo que estaba fumando.  Guardé las manos en los bolsillos y esperé a que detuviera enfrente de mí.

—Hola, ¿cómo estás? —inquirí mirando detenidamente sus ojos verdosos—.  ¿Cómo estuvo tu día?

—Hola, estoy bien —respondió con amabilidad y una sutil sonrisa—.  Mi trabajo estuvo tranquilo, y tú, ¿cómo has estado?

Sus ojos almendrados me miraron con interés.

—Bien, no me puedo quejar —espeté en un tono relajado sin dejar de observar sus bellos ojos —, como estoy de vacaciones he podido dormir más.

Esbozó una semi sonrisa.

—Me alegro por ti —acotó y se quedó mirándome en silencio.  Su mutismo de cierto modo me puso nervioso.

—¿No me vas a decir cómo te fue? —inquirí con ansiedad.  Necesitaba saber cómo le había ido.  Era el principal motivo por el cual estaba acá.

Se tomó su tiempo en responder.

—No me fue bien.

Su voz desanimada me caló hasta el alma.

—¿No? —inquirí en un susurro sin poderle creer.   Se suponía que le había ido bien.  Ella me había dicho que el examen de repechaje no había estado tan complicado.

—No —aseveró en un tono lúgubre  para luego sonreír ampliamente—.  ¡Me fue excelente!

El cambio en el tono de su voz  provocó que mi semblante se relajara de inmediato.

—¿En serio?

La miré con expectación.

—Sí, me saqué un 5,6  —afirmó con esa sonrisa tan suya que siempre me deja idiotizado.  A los segundos reaccioné.

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