Reencuentro

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La noche había caído y lo único que se escuchaba eran las sirenas de los policías que estaban buscando a un chico con vendas.

Zack, que recientemente había escapado del lugar que lo tenían recluido, se dirigía al psiquiátrico donde tenían a Rachel.

Zack: Maldición, espero que ese maldito reverendo me haya dicho la verdad sino lo mataré.

Mientras seguía corriendo, iba por los callejones para despistar a los policías que lo habían estado, persiguiendo desde que escapó.

El centro psicológico dónde se encontraba Rachel, estaba en el centro de la ciudad así que no debería ser fácil pasar desapercibido, y más alguien quien tenía una guadaña y estaba cubierto por vendas de pies a cabeza.

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Rachel que había escuchado sobre lo de Zack estaba destrozada al escuchar que la única persona en quién había confiado estaría por morir, un dolor se hizo presente en su pecho, un dolor inmenso que hacia temblar sus piernas. Se dirigió lentamente a su habitación reteniendo las ganas de llorar, cerró la puerta con seguro detrás de ella sin mirar hacia atrás y solo se dispuso a ir a su cama, pero cuando dió un paso, está se desplomó al suelo y de rodillas se agarraba el pecho con fuerza, aún no aceptaba que aquella persona a la cual ella lo consideraba dios, iba a morir.

Rachel: Esto no puede estar pasando.

Rachel entre sollozos se levantó con mucho esfuerzo fue hacia la ventana y cerró las cortinas, ya que la luz de la luna daba una sensación de nostalgia por las horas que pasó en aquel edificio con el chico vendado, camino hacia la cama, se acomodo entre las mantas e intento dormir.

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Mientras tanto Zack que seguía corriendo entre los callejones para que la policía no pudiera encontrarlo, llegó al fin a aquel edificio donde se encontraba Rachel.

Al ver la inmensidad del edificio y la cantidad de habitaciones que esté tenía empezó a dudar que la encontraría.

Zack: ¡¿Ahora como demonios voy a encontrar...la...?! 

Mientras estaba diciendo esto en unas de las ventanas del segundo piso se asomo una inconfundible cabellera rubia, que desapareció mientras cerraba las cortinas detrás de ella.

Los ojos de Zack se iluminaron al ver aquel cabello color dorado, su corazón comenzó a palpitar rápidamente, y una sonrisa se formo en su rostro.

Sin más tiempo que perder, miro a los lados de la calle para ver si no venía nadie, al percatarse que nadie venía, corrió hacia el portón y de un brinco lo atravesó, al levantar la mirada se encontraban dos guardias, estos tenían una cara de pánico mientras temblaban, Zack se levantó y con una sonrisa psicópata levantó su guadaña con su mano y apunto a los dos guardias quienes estaban congelados del miedo.

Zack: Hahahaha, al fin algo de diversión.

Lo decía a carcajadas mientras se preparaba para atacar. 

Guardia1: ¡Mierd...!

El guardia no pudo terminar de hablar ya que Zack lo había decapitado con un movimiento rápido de su guadaña.

Mientras la cabeza del primer guardia rodaba por el suelo dejando un rastro de sangre que salía de su ya decapitado cuello.

El segundo guardia estaba petrificado del miedo, sus piernas temblaban hasta que cayó sentado al suelo mientras miraba al asesino frente a el, quería tratar de gritar pero un nudo en su garganta se lo impedía.

Lo Siento pero te AmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora