Llegas y haces un desastre, eres tranquilo pero tus pensamientos son un completo tsunami.
Eres la debilidad en cuerpo y alma, eres la inestabilidad en el amor, te busco, te encuentro, pero te evaporas, me pides, me exiges y yo cedo, ¿A qué juegas B...
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Golpes, si, golpes de pecho, golpes en mis cinco sentidos, eso es lo que me hago en este momento, me encuentro sumergido en el coche, con la mirada fija en la masa de personas que se mueven de un lado a otro en el parque central de la ciudad.
¿Porque no bajo del coche? Pues fácil, necesito ir donde Grace, ¿Porque no lo hago? Fácil una vez más, soy incapaz de darle la cara después de las verdades que me dijo a la cara.
Reaccioné de la peor manera, me comporté como un niño y lo admito. Luego volví a la sala de reuniones con la cola entre las patas y para la vergüenza era demasiado tarde. Sentía esas fuertes ganas de colocarme de pie y aplaudir todas las palabras que salían de su boca, pero solo me limite a observar a Mónica desde mi lugar y la manera en como Grace la dejaba atónita con todo lo que escupía.
Luego intente ir a la oficina de Grace, pero ya Daniel se me había adelantado y suficiente había hecho a primera hora para una vez más comportarme como un idiota y opte por continuar mi camino. Ahora me encuentro debatiéndome entre ir a mi casa o tomar el camino a casa de Grace, pedirle disculpas por mi comportamiento y que ella tiene razón de todo, pero este soy yo, siempre siendo tan impulsivo y a la vez tan cobarde.
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– ¿Quién era ese? ¿Quien? –la castaña chitea y se encoge de hombros. – ¿Tanto te cuesta responder mi pregunta?
–No te escucho, ups –entrecierro mis ojos.
–Grace, me estas escuchando muy clarito, deja de comportarte como una niña pequeña, ¿quieres?
–Y tú, tu deja de comportarte como un novio celoso e idiota, ¿quieres?
–No soy tu novio.
–Y yo no tengo porque responderte la pregunta, eh –la observo darse un trago de su vaso de ron, la música en el bar esta fuerte y me incómoda.
–Vamos a casa.
–Vine sola, me voy sola –me mira fijo, esos ojos oscuros, esas mejillas ruborizadas. –Me iré cuando me dé la gana, no porque tú quieras –suspira y de pronto me atrae hacia ella, su aliento chocando en la piel de mi cuello, el aroma dulce de su perfume. –Deja de actuar como si te importara que alguien esté interesado en mí, ¿ok?
Se aleja y nos vemos fijo, el latido de mi corazón es un tanto acelerado y siento como si ahora lo tuviera en mi garganta, Grace se da otro trago y observo lamer su labio inferior, eso logra que trague grueso. Siento la repentina presencia de alguien a nuestro lado y al voltear una vez más le miro, mis ojos lo barren de pie a cabeza y dejo salir un suspiro pesado.
– ¿Se te ha perdido una igual a ella? –el moreno sonríe con arrogancia.
–Estaba primero que tú, así que deja de entrometerte, ¿quieres? –esté toma el antebrazo de Grace y la jalonea un poco. –Ven cariño, dejemos a tu amigo aquí.
