Hace un par de años, previo a aquel trágico terremoto que sacudiría México tú ya sabes por cuales fechas, en una materia que poco tenía que ver con la escritura creativa. Se nos fue encomendado; cortesía de la vagancia del profesor, la creación de una historia para ganar puntos en dicha asignatura poco emparentada al tema, cuyos requisitos nada útiles son de saber en esta ocasión.
De ahí fue que, con mis familiares foráneos de visita. Y del novio extranjero que acompañaba a una prima, entre risible ingles y con chatarra ingerida en medidas poco usuales, nació este compendió pobremente virtuoso de anécdotas surgidas sobre la marcha y que toman inspiración de lo mundano.
Y lo mundano es aburrido a menos que se cuente en retrospectiva:
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Kodomos de edificio
HumorUna pseudocomedia medio autista que escribí en la preparatoria sobre vivencias aleatorias en un hotel cualquiera. (Chistes rancios y pena ajena garantizada)