CAPÍTULO.- 7

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Capítulo.-7

Miré los árboles del otro lado, los campos verdes de diferentes tonos, es increíble como el ojo humano ve tantos detalles en algo que para las cámaras profesionales están simple, aquí era esa clase de lugares que dejan marcada tu vida entera, es decir, que será el último recuerdo maravilloso, el lugar donde sin pensarlo estás en paz, con la mente libre tanto mal.

-Es bonito, ¿no? –Aquel chico me preguntó, sus ojos oscuros tenían cierto brillo, algo que se me hacía difícil comparar con la oscuridad –Cuando era niño, mi madre solía venir a diaria conmigo –una sonrisa triste se dibujó en aquel rostro –Era feliz de hecho –suspiró.

-¿Eras? –pregunté, mirando como en esos ojos se remarcaba la tristeza, algo fuerte que iba a doler por siempre.

-Mi madre murió hace cinco años –dijo –En un accidente...

-Lo lamento en verdad –dije, tomando de su mano, y haciendo ese clip. No era incomodo, era diferente a todo chico que se acercaba a mí.

Sus ojos se encontraron con los míos, perdiéndonos en aquella mirada, por más de un segundo –Descuida –dijo rompiendo el contacto. -¿Estás bien? –me preguntó. –Es que... siento algo de tristeza abundando en tu mirada, ¿te encuentras bien?

Suspiré. A veces es cierto, no podemos ocultar la tristeza, y menos cuando es algo que duele demasiado, algo que pasa por tu cabeza cada segundo de cada momento que estás viviendo, son pequeños detalles que aunque hables jamás dejarán de doler, quizás sí, apenas conocía a Erick, pero no lo suficiente como para decirle ese secreto –Estoy bien, solamente que fue un día largo en la escuela –mentí, con la sonrisa más falsa que pudiera existir, con el corazón apretado y los ojos con ganas enormes de llorar, de poder abrazarlo y decirle como me sentía realmente, como este tormento vivía junto conmigo.

-¿Estás segura? –cuestionó, tomando de mi mano.

Miré su acción, y él soltó mi mano –Estoy bien –sonreí –Ya sabes, el primer día de clases –suspiré.

Las horas pasaron, tan rápido como una auto de carrera, como el viento llevándose todo a su lado, pasar el rato con Erick lo sentí bien, entre risas y comida, entre juegos y bebidas, pero cada momento tiene su fin, miré sus ojos perdiéndose, las puertas del elevador cerrándose, y mi respiración agitada de que ya iba a llegar a casa, de que ya iba estar un rato junto a la persona, por lo cual, mi estabilidad emocional seguía así, hecha un desastre sobrehumano.

Busqué las llaves en mi mochila, sentía las manos temblando, el pulso totalmente acelerado, y con la mirada perdida, tomé la perilla, sacudí la llave, y entré....

Las luces del departamento estaban a oscuras, con excepciones de una pequeña vela en la repisa de la cocina, busqué cuidadosamente el interruptor, pero antes que pudiera llegar a él, sentí el golpe de algo en mi cabeza....

Nota de la autora: Lamento mucho no aver actualizado. Sinceramente, les pido una disculpa de todo corazón, pero espero, que les guste este capítulo. ¡Los quiero mucho! 

Las calles de Nueva YorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora