*SEMANA 1; Día 5* (Confesiones Sinceras)

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—¡Daniela!, ¡Baja ya a desayunar!, y tu Derek date prisa. ¡Siempre es lo mismo, siempre es lo mismo! ¡¿Que no pueden tomar la iniciativa por sí mismos?!, ¿Siempre tengo que estar presionándolos?, ¡¿No pueden hacer algo por ustedes mismos una sola vez?!... Y tu hermano, ¿Dónde está?

—Esta arriba, tratando de hablar con Daniela

—Y tus otras hermanas, ¿Ya se pusieron el uniforme?, ¿Si quiera ya despertaron, o siguen durmiendo?

—No sé

—¿Y qué?, ¿Acaso no puedes ir a ver si ya están listas y regresar a decirme?, ¿O también tengo que decirte que lo hagas?, por que  con lo inútil que eres no puedes ni pensar por ti mismo

—No —levantándose de la mesa en silencio, con la mirada perdida—, enseguida voy.

—Y les dices que que alisten sus mochilas, ayer ya no me dio tiempo de hacerlo.

—...

—¿Qué no me escuchaste?, ¿Hey, dime, que te pasa?...¿Eh?

—Nada

—Como que nada, ya van aproximadamente  tres días que apenas y dices una palabra, ¿Ya no sabes hablar o que tienes?. Primero es tu hermana y luego tú
¡¿Que estupidez hicieron?, ¡¿He?!... ¡Contestame que te estoy hablando!
¡Dime de una vez si no quieres que te valla peor!

Era viernes en la mañana, hace ya tres días que Derek tenía una agitada marea por pensamientos que no le permitieron dormir bien desde entonces, mientras que por otra parte, Daniela se había distanciado de toda la familia generando más conflictos que de costumbre, turbando la falsa paz que evitaba que todos se mataran entre todos en aquella casa, todo comenzaba a volverse más caótico por muy imposible que pareciera, tanto que Arturo y Derek comenzaron a trabajar juntos para intentar descubrir que le sucedía a Daniela, sin embargo nada de lo que intentaron dio resultados y Arturo cada vez perdía más la paciencia hasta llegar al punto en el que se vio en la necesidad de ir a recogerla a la salida de la escuela para intentar entablar una conversación, pero ni eso fue suficiente. Por otro lado, regresando al presente  Derek se encontraba tomando su desayuno, el Tutor aún no despertaba, la Tutora como siempre se encontraba contra el reloj preparando los desayunos de toda la familia y tratando de que no perdieran sus transportes a sus respectivas escuelas.

Arturo ya había hecho todo lo necesario aquella mañana y se encontraba intentando hablar con su hermana Daniela, quien desde hace unos días, tres para ser exacto, había estado evitando cualquier interacción con la familia llegando a tal punto en el que apenas y salía de sus habitación, no hablaba durante la cena o almuerzo, y se demoraba horas en salir de su habitación durante las mañanas a pesar de que eso significaba recibir un buen regaño de la Tutora, todo con tal de no ver a ninguno de sus hermanos, en especial a Derek.

Por otro lado Natalia y Carolina se encontraban en su cuarto con el uniforme puesto y a espera de indicaciones de la Tutora pues debido al comportamiento de su hermana mayor, cualquier infracción, por mínima que fuese incitaba a que su enojo se desbordara de la nada.*

—Niñas, dice mamá que pongan sus cuadernos y libros para sus clases de hoy, y creo que será mejor que vallan por su desayuno antes de que ella les llame, o tal vez no, bueno, mejor prepárense.

—Bla bla bla, ya cállate, que todo esto es tu culpa, pervertido —en tono burlón pero con cierta repulsión mezclada en cada palabra

—¿Aún siguen con eso?, ¡Por favor maduren un poco!. .—un poco irritado

—El que debería madurar eres tú, si no fuera por tu culpa, Mamá no estaría así —le recriminó la hermana menor robandole la palabra a su otra hermana

HERMANA ¡TU ERES MI PROPÓSITO! (EN PAUSA POR CORRECCIONES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora