Capítulo V - Besos con vino

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Mientras Beatriz espera sentada dentro de un restaurante Italiando, escribe un poco en su móvil y se intercambia mensajes con Fernando. La situación en la empresa cada vez se intensifica más, pero todo para mejora.

El mesero se ha acercado a Beatriz, preguntándole qué quisiera ordenar. Ella ha pedido un poco de agua, mientras llega su cita.

El mesero se retira muy sonriente, luego en un abrir y cerrar de ojos, su cita ha llegado a sentarse a la mesa.

- Disculpa, buenas noches -dijo Franz sentándose en la silla
– No, tranquilo. Escuché que hay mucho tráfico, tu sabes. Es Sábado y todo mundo quiere estar fuera.
– ¿¡Con este frío?! Por supuesto que si -decía mientras se calentaba sus manos- Olvidé mis guantes, por eso sufro.
– Descuida, ya comenzarás a sentir la cálidez de este lugar.

El mesero se acercó nuevamente y llevaba consigo el vaso con agua, dejándolo en la mesa, les preguntó a ambos si querían deleitar algo.

Mientras ambos conversaban y deleitaban su cena, reían y se sentían cómodos el uno con el otro.
– ¿Puedo preguntarte algo? -preguntó Franz
– Claro, dime.
– ¿Duermes en la oficina? -preguntó sonriendo- Disculpa, es que la verdad me he dado cuenta que llegas temprano y siempre veo que llegas con Fernando.
– Ah -echó a reír- A veces vamos a desayunar y conversamos de las cosas que tenemos pendientes y las que queremos hacer.
– Oh, ya veo. Pensé que entre ustedes… -dijo callándose- Olvídalo. ¡Mesero!

Franz llamó al mesero y pidió un postre especial. No dijo qué quería exactamente, solo pidió “el especial”. El mesero sonrió y fue en busca de un par.

- Te va a gustar -sonrió Franz
– ¿Tu crees? No tengo un postre en “especial” que me guste -sonrió Beatriz
– Pero, éste te prometo que te gustará.
– Veremos.

El mesero se acercó con dos brownies y una bola de vainilla sobre ellos, un par de copas de vino tinto.

Beatriz, al ver esos dos postres se quedó sorprendida. No esperaba que sucediera eso, no tan pronto, de igual forma, Franz se levantó de su asiento y se sentó a la par de ella. Comenzaron a deleitar un poco el brownie y conversaron más a fondo.

- Te ves muy linda esta noche -dijo Franz mientras disfrutaba del brownie con un poco de helado de vainilla.
– Oh, gracias -dijo sonrojándose Beatriz. A punto de tomar un poco de vino, Franz le detuvo y le pidió que le esperara. Entonces, tomó su copa de vino y le pidió que brindaran juntos.

- Por nuestro trabajo -dijo Beatriz muy contenta.
– Por nosotros… -dijo Franz, guiñándole el ojo
– ¿Porque formemos un buen equipo? ¡Claro! -exclamó Beatriz.

Tomaron un poco de vino, ambos. Y se quedaron viendo uno al otro.

Un momento un poco inesperado, Beatriz le observaba y se quedaba un poco atónita al tenerlo frente a ella. Él sonreía de una forma sútil y traviesa. Sin saber qué hacer, Beatriz retiró la servilleta de sus piernas y la colocó sobre la mesa. Haciendo que Franz, con su mano acariciara su mejilla, ella volviéndose a él un poco asustada, tomó su barbilla y acercó sus labios hasta besarla.

Fue un beso breve, tímido y travieso al mismo tiempo. Al separar sus labios, Franz le dio un pequeño beso en la punta de su nariz. Beatriz quedó un poco sonrojada y perdida en el espacio en el que había quedado junto a él.

El mesero se acercó con la cuenta, dejándola en la mesa. Franz agradeció el detalle. Beatriz sacó su móvil.

Tenía mensajes pendientes por leer. Abrió uno de ellos, era Fernando diciéndole “estoy a tu derecha”. Al volver a ver, mientras Franz sacaba su billetera para pagar y el mesero esperaba por el pago, encontró a Fernando en el bar con un trago en su mano. Saludándole, Fernando respondió y tomó el último trago (casi lleno) y se levantó del bar.

BeatrizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora