Aquí me tienes

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Para Shouyou es más fácil llegar a un estado de felicidad que a uno de tristeza. Hay más cosas que te hacen feliz que las que te hacen llorar.

Además, es infinitamente mejor buscar la felicidad que dejar que la tristeza te llegue.

¿Por qué irse por el camino de la inconformidad e ir tras ideales baratos y absurdos cuando puedes sonreírle a un jugo de caja y un bollo de frijoles dulces que estaban de oferta en un konbini al 2×1?

Estar triste es algo muy feo y lo peor es que las personas se lo buscan. Las heridas sanan y quedan cicatrices, pero algunos no dejan ni siquiera que se forme una costra. A algunos les gusta sentir abrirse la carne una y otra vez. Sí, el dolor inicial puede llegar a ser insoportable, pero para Shouyou es mejor sentirlo una sola vez y ya.

Pero ahora que el tiempo ha pasado y que ha logrado ver las cosas desde la primera fila, entiende mejor a esas personas. Después de darse ínfulas de grandeza, creyéndose superior por no apegarse tanto al pasado, ahora entiende que no es tan fácil dejarle ir. Tal vez su dolor no había sido digno de recordar, tal vez ni siquiera impactó significativo, tal vez de eso no tenía nada que aprender.

La habitación del hotel estaba caliente, calientísima. Era invierno pero el aire estaba cargado de vapor, olores pesados y humo. Son las dos de la mañana... Cree. O tal vez las tres. Afuera, en la autopista, ya han pasado tantos autos que es difícil creer que sea de madrugada. Detrás del hotel puede escuchar el rugido del motor de uno de los camiones en los que transportan la mercancía: paquetes de coca, algunas armas, tal vez algunos Omega o Beta hembras, algunos obreros inmigrantes de Taiwán según lo que recuerda, y todas esas demás cosas que prefiere desconocer.

Del techo cuelga una lámpara con forma de flor que se mece de vez en cuando. La habitación debe de ser tan vieja, el techo debe estar a punto de caerse. Y ese feo color naranja de las paredes... ¿No pudo haber escogido un lugar más desabrido para la recepción de sus "productos"?

"Siempre es la misma mierda contigo".

Despega la mirada de la lámpara y se enfoca en la figura cubierta de negro. Sus ojeras ahora lucen grises, púrpura, y el iris encendido en bronce rojo temblequea entre la esclera amarillenta.

"¿Por qué?" Pregunta burlón.

"Ah, y todavía preguntas". Camina hasta quedar frente a él y lo único que puede ver de el alto hombre son sus zapatos. No tiene la fuerza para mirarle directamente. "¿Cuántos te metiste?"

Es en estos momentos en donde sí puede sentirse superior. ¿Quién más le haría frente a alguien en ese estado?

"Te pregunto lo mismo. Si quiera límpiate la nariz."

Se carcajea mientras hace un gesto con su índice por debajo de la punta de su nariz. Pero antes de que pueda tomar aire para continuar, un golpe duro aterriza en su cara. Ni siquiera fue una bofetada, eso es delicadeza para una dama, fue un golpe a puño cerrado directo con los nudillos y a brazos de pistón. Lo tomó del cabello como quien levanta una sábana del suelo para poder atinar bien el golpe en su mejilla.

"¡Carajo!" Su mejilla fue directamente a entre a sus muelas, la sangre no tarda en llegarle a la lengua. "¡En la cara no! ¿Cuántas veces te lo he dicho?"

Él ignora sus berridos y azota su cuerpo contra la pared por el cuello. "Cállate, mierda. No has hecho nada de lo que te dije, sólo has estado aquí tirado en el piso, riendo como idiota".

Era pleno abuso del poder que tenía sobre él pues ya sabe que se ha convertido en su rey.

"Suéltame". Pide, la mandíbula apretada y los ojos aguados. El aire se le estaba yendo, cuanto más esfuerzo hacía por quitárselo de encima, más débil se sentía.

La Ira del Tirano | Haikyuu!! FF (KGHN | Omegaverse!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora