Capítulo XIII - Niños y aventuras

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Beatriz se ha ido de viaje. Unas breves vacaciones para inspirarse nuevamente en su proyecto.

Con Mariana no se han visto desde hace ya tres meses. Mariana, se ha ido a un proyecto especial a España. En cambio, Beatriz por eso decidió volar un poco de tiempo.

Quedándose en un cómodo y pequeño hotel para pasar los días. Conociendo lugares, saliendo a caminar, disfrutando del frío, de esos cafés. Ahora, antes de salir se prepara su café y se lo lleva mientras camina.

Se acerca a una libreria, donde hay pequeñas mesas, sofás para sentarse y deleitarse leyendo libros. Escoge uno al azar y se sienta. Deja su café sobre la mesa y comienza a leer.

Tal concentrada en el libro de aventura, una niña se acerca a ella riéndose y se recuesta sobre sus piernas. Beatriz sorprendida la mira de reojo y le sonríe. Mientras que la niña se queda viendo la portada del libro y le dice “ese libro es aburrido, la vida… ¡es más interesante!” Y lo exclama. Beatriz se ha reído, ha dejado el libro a un lado y le pregunta si le gustan los cuentos. La niña le responde diciéndole “los cuentos son para los nenes que no pueden dormir. A mi me gusta la vida misma, la aventura, el aroma del frío. ¿Lo sientes afuera?”

Beatriz se quedó sorprendida al escuchar tales palabras de la niña. ¡La generación está cambiando rápidamente!.

Un hombre se acerca a la niña y la toma de la mano.

- Disculpe, esta niña es tan inquieta -dijo sonriendo un poco sonrojado
– Conversábamos agradablemente -Beatriz responde acariciándole los rizos castaños de la pequeña.

La pequeña aún sosteniéndose de aquel hombre, le pregunta a Beatriz -¿Cómo te llamas?- preguntó sonriendo.
– Me llamo Beatriz -respondió en voz baja
– ¡Yo también! -exclamó muy contenta- ¡Se llama igual que yo! -dijo al hombre.
– Qué simpatica es su hija -dijo Beatriz sonriendo.

El hombre se sonrojó al escuchar el comentario.
– Oh, no es mi hija. Es mi sobrina -dijo sonriendo- Muchas gracias por el comentario. Es una niña muy agradable e inteligente.
– Quiero ir a los juegos… Ahí estaré, no te preocupes -dijo la niña soltándose.
– Siempre venimos acá cuando ha pasado la entrega de notas. Es una promesa que tengo con ella desde el año pasado.
– Oh, wow. Qué dicha la de ella. -sonrió Beatriz- Disculpa, me llamo Beatriz…
– Si, la nena lo dijo. Es un gusto, me llamo Lucas.
– Mucho gusto.

Beatriz tomó su café, bebió un poco y volvió a ver a la pequeña.
– Me encanta su sobrina…
– Tuteame, descuida.
– Oh, okay. Es que me ha inspirado.
– Podemos salir de vez en cuando, me encargo de cuidarla dos o tres veces a la semana, mientras mi hermana trabaja.
– ¿Viven juntos? -preguntó Beatriz
– No, para nada. Pero vivimos casi cerca, a unos dos bloques.
– ¿Y el papá?
– Pues, es que desde que mi hermana se dio cuenta que estaba embarazada, él decidió dejarla. Por completo.
– Qué triste. Cuánto lo siento.
– Yo también lo sentí cuando me dijo. Fue mi mejor amigo, de años. ¿Te imaginas, que horrible darte cuenta de que tu mejor amigo que tenías desde los 6 años embaraza a tu hermana? En fin. Se lo perdoné pero pues como verás nada es igual ya.
– Oh, por Dios. ¡Cuánto lo siento! Qué terrible es eso.
– Nah, descuida. Todo se supera. ¿Quieres tomar asiento? – preguntó Lucas
– Claro, vamos.

Mientras tomaban asiento cerca del area de juegos y Beatriz terminó su café. Él se levantó para ir a traer algo, a lo lejos la pequeña Beatriz le saludaba muy contenta y seguía jugando contenta. Lucas regresó donde estaba sentada Beatriz y le llevó un jugo frío de naranja con zanahoria.
– Espero te guste… -decía mientras sus mejillas se pintaban de color rosa.
– ¡Claro que sí, me encanta! Qué detalle muchas gracias -dijo Beatriz tomando un poco
– ¿Tienes hijos? -preguntó mirándole de reojo
– Eh, no. Claro que no. -decía Beatriz sonriendo
– ¿Sales con alguien?
– Si, y no. -respondió con un suspiro.
– ¡Wow! Qué suspiro.
– Salía con alguien pero desde que me mudé a esta ciudad no hemos hablado ni nada. Y creo que todo terminó, así de simple.
– Que lo siento. Las relaciones a estas alturas de la vida, no funcionan mucho. Es extraño poder encontrar a alguien que realmente quiera algo serio.
– ¿Y tu, sales con alguien?
– Acabo de terminar una mega relación de seis semanas con alguien que me estuvo engañando desde que éramos “amigos”. -echó a reír- Las chicas son locas, “algunas”.
– Pues, eso es cierto. Me ha pasado.
– ¿Con chicas? -preguntó bromeando
– Si, con una nada más.
– ¡¿Qué?! -se sorprendió un poco- ¿Tu eres…?
– No.
– Oh… ¿Temporadas?
– Quizá. Pero pasa rápido.
– ¿Saliste con algún chico? -preguntó serio
– Si, pero… No fue muy interesante.
– Comprendo.
– Pero no hablemos de eso. Hablemos de la pequeña chica aventurera, ¿qué edad tiene?
– Espera… -respondió su móvil y comenzó a hablar, suponiendo que era con la hermana.

Se levantó y fue por la pequeña sobrina, le pidió y le ayudó a ponerse los zapatitos. Mientras Lucas seguía hablando por su móvil con alguien más.

Mientras se alistaba, Beatriz terminaba su jugo de naranja con zanahoria y se levanta a tirar la basura. Al regresar a la mesa y traer su recipiente para el café, ya no estaba Lucas. Paseó un poco por el café y el librero pero se había ido. En fin.

Beatriz salió de la Librería, y se fue caminando de regreso al hotel. Mientras esperaba el semaforo a que cambiara, alguien al otro lado tocó la bocina del auto y sacó la mano.

¡Hey! -gritó Lucas
– Oh… -dijo en voz baja Beatriz y alzó su mano diciéndole adiós.

El semáforo cambió, se pasó la calle. Lucas le gritó “Si gustas te llevo“. Beatriz solo volvió a verle sonriente y le dijo adiós de nuevo.

Lucas se quedó esperando por un sí. Beatriz simplemente marchó camino a casa. Ella no puede enamorarse de un chico, no otra vez.

BeatrizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora