Capítulo XIV - Y volver

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Lo que el regreso a casa hace cambiar muchos aspectos de la vida de Beatriz.
Una salida y un cafe. Muchas personas conocidas encontrándose en el mismo camino, mientras ella se dispone a leer uno de los libros que compró mientras estuvo de viaje.

Los encuentros cercanos han comenzado a llegar poco a poco hasta convertirse en una reunión de grupo.

- Teníamos mucho tiempo de no verte, y así de repente. Te vemos hasta mucho más relajada y mejor -dijo Fernando muy contento
– Creo que deberíamos de brindar -dijo Franz, levantando su vaso de café
– Pues, es cierto. Para mi que vayamos por un par de tragos -dijo Mariana.
– Chicos, estoy feliz de verlos nuevamente. Pero, no quiero beber alcohol.
– Tu no, nosotros si. Pero brindaremos por ti -dijo Mariana insistiendo.

Entonces, se dirigieron a uno de las Bares & Restaurantes del centro comercial. Mientras tomaban asiento, se acomodaban, decidían qué beber. Beatriz, tomó su pequeña agenda y recordó cuando estaba en aquella Librería de aquella ciudad. Tenía una servilleta del café.

Mariana la interrumpió.
– ¿Qué haces? -preguntó intentando ver su agenda
– Nada. Solo leía notas.
– ¿Y cómo va la vida en la Agencia? -preguntó Beatriz muy curiosa.
– No mejor que tu vida -respondió Fernando- No, la verdad que cada quién tiene que actualizarse contigo. Muchas sorpresas, muchas situaciones, cambios… Te maravillarás y hasta quedarás con la boca abierta.
– ¿Tanto así? A ver cuenten… -dijo Beatriz muy ansiosa por escuchar todo.

Mientras bebían los tragos, Fernando comenzó a hablar.
– La Agencia está genial. Dentro de una semana me voy para Brasil a ver unas cuentas con las que estamos trabajando para ponernos de acuerdo con respecto a la Publicidad, tu sabes. Negocios. Luego todo marcha bien.

De repente se acercó una chica muy guapa a la mesa, saludando a Fernando, Franz y a Mariana con un beso.

- ¡Hola! -dijo saludando a todos, hasta Beatriz.

En la misma butaca, de la banca. Beatriz se hizo a la pared. Mariana se acercó a ella quedando en medio y la chica justo a la par de Mariana.

Beatriz se percató que tenían sus manos entrelazadas por debajo de la mesa.

Beatriz alejó su vista un poco y decidió levantarse al baño. Se lavó las manos. Respiró tranquilamente, sorprendida cayó en la cuenta que mientras estaban de viaje la cambió de la noche a la mañana y sentía como si alguien o un chico le hubiera hecho esto.

Al salir del baño, se detuvo en el bar. Uno de los chicos le preguntó si quería beber algo en especial. Cuando ella respondió un tequila.

- Acá está su tequila, con limón y sal.
– Gracias -respondió Beatriz. Al volver a ver a la mesa, estaba Mariana con la chica. Muy cariñosas. En fin. Tomó su trago rápidamente, tomó el poco de sal y el limón. Mientras se quedó sentada, viendo fijamente al pequeño vaso.
– ¿Otro? -preguntó el chico a Beatriz.
– No. Gracias… -medio sonrió
– ¿Estás molesta por algo? -preguntó un tipo, mientras bebía su soda.
– ¿Soda? -preguntó observando el vaso sin aun ver el rostro del tipo que estaba sentado a la par de ella.
– Si, es naranjada con soda. Deliciosa, ¿quieres una?
– No, tengo que volver a la mesa… Supongo, que debo… -dijo un poco mareada por el primer trago.
– Tranquila, puedes quedarte sentada -dijo el chico.
– Claro…

Entonces, vio a otro tipo a su derecha que estaba fumando. Le pidió uno de esos y empezó a fumar.
– No sabía que fumabas… -dijo el tipo sonriendo un poco confundido
– Lo había dejado, pero hay ciertas cosas que decepcionan. -respondió sin quitar la vista del estante con botellas.
– Beatriz. No me has visto en ningún momento, al parecer estás muy molesta y si no quieres hablar de ello, lo comprendo.

Beatriz volvió a verlo, y cuando se dio cuenta. Apagó inmediatamente su cigarrillo.
– ¡Oh por dios…! ¡Perdón! -dijo cubriendo su rostro con sus manos.
– Tranquila, tranquila. Está todo bien. Bueno, ¿estás tu bien? -preguntó
– Sácame de aquí… -dijo en voz baja Beatriz
– Estoy esperando a mi novia -dijo Lucas
– ¿Tu novia? -preguntó Beatriz confundida- Nunca mencionaste… ¡Olvídalo!
– No, tranquila. Puedes quedarte -sonrió
– No, me voy. Creo que ha sido demasiado este día, me voy. -dijo levantándose del banco.

Se acercó a la mesa y se despidió de los chicos.
– Chicos, fue un gusto pero tengo que irme. Estoy cansada. El viaje, las cosas nuevas, mis cosas… Wow, tanto. Es un gusto nos vemos.

Beatriz salió simplemente corriendo del Restaurante, todos la observaron desconcertados.

Al salir, el tipo iba tras ella. Ella tenía un nudo en la garganta, se dirigió a la terraza y suspiró. Respiró y pensaba mil cosas en su cabeza. Confundida, sorprendida.

- Hasta las mujeres son así…
– ¿De qué hablas? -preguntó
– ¡¿Porqué rayos me sigues?! ¡Tu novia está por llegar! -exclamó muy molesta Beatriz
– Yo comprendo cómo te sientes pero cálmate un poco…. -dijo
– No… -Beatriz comenzó a llorar
– No hay ninguna novia solo bromeaba pero ni eso te hizo reír.

Beatriz secó sus lágrimas. Respiró profundo. Medio sonrió y lo abrazó fuertemente.
– Gracias Lucas… -dijo en el abrazo
– Pues, no tienes nada qué agradecerme.

- ¡Bea! -gritó una chica
Era Mariana.
– Oh no… Por favor no digas nada y solo sígueme -dijo Beatriz tomando de la mano a Lucas mientras se acercaba a Mariana.
– Oh, hola… -dijo a Beatriz- Necesito hablar contigo.
– Dímelo -dijo Beatriz
– No, prefiero a solas.
– Dilo.
– Okay. Pérdoname por haberte ignorado de esta forma pero mientras estuviste lejos, conocí a Amelia, y es genial. Estamos enamoradas y vivimos juntas. Es diferente la relación que tengo con ella a como era contigo. Al menos ella si sabe lo que quiere con respecto a chicas, tu, eras una principiante. Pero descuida, solo deseo que seas feliz con él. -volvió a ver a Lucas.
– Claro… -dijo Beatriz seria.- ¿Eso es todo?
– Si.
– Gracias…

Beatriz le dio la espalda y marchó. No soltó a Lucas en ningún momento y mientras más se alejaban más apretaba su mano.
– ¿Era tu…?
– Shhh… -dijo en voz baja Beatriz
– Oh, ahora entiendo la conversación que tuvimos en la Libreria.
– ¿Como está la pequeña? -preguntó cambiando el tema
– ¡Genial! Creciendo cada día.
– Puedo saber, ¿qué haces acá?
– Pues, nada. Me tocaba conocer este país mientras disfruto mis vacaciones.
– ¡Qué raro eres! -exclamó sonriendo
– ¡Al menos te hice sonreír!
– Lo lograste, condenado. -echó a reír

El día estaba a punto de terminarse, el sol empezaba a esconderse bajo la pequeña montaña que se observaba a lo lejos.

Mientras Beatriz avanzaba y poco a poco se iba soltando de la mano de Lucas. Lucas la alcanzó atrapándola.
– Se ve hermoso, ¿no? -dijo Lucas.
– Si, lo es.

BeatrizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora