IV

1.1K 125 36
                                    

Las clases de Pociones siempre eran incómodas y en su mayoría un dolor de cabeza. Harry no podía ocultar el cierto odio que tenía hacia el profesor Snape. Un odio que todos se daban cuenta, era reciproco.

Pero esa mañana en especifico, no estaba concentrado en las posibles frases mordaces que le diría. Toda su concentración estaba en su mayoría a las acciones que hacía Draco con un compañero de mesa.

No era secreto que Blaise era muy cercano al rubio, pero de todas formas aún sentía un cierto ardor en el estómago cuando los veía conversar de una manera tan entretenida.

—Se te doblara el cuello—le dijo Ron en voz baja, mientras apretaba el cuerpo de una gorda oruga.

Harry fingió no saber a que se refería.
—Solo veía los ingredientes. Snape siempre favorece a los de Slytherin—le dijo de forma incomoda, casi avergonzado de haber sido muy obvio.

Ron negó divertido, fingiendo creer lo que su amigo decía.

La clase se desarrollo como todas las anteriores, siempre soportando los vapores de los calderos, evitando darle importancia a la mirada penetrante y fría del profesor sobre las nucas de los alumnos.

Harry aún no podía concentrarse al cien por cierto, la risa de Draco llego hacia sus oídos. ¿Que le divertía tanto?  ¿Acaso Blaise era más gracioso que el?
Era capaz de ignorar muchas cosas a su alrededor, pero le era imposible pasar por alto la molestia y los celos que sentía al imaginar que otra persona hacia feliz a Draco.

—No se hace así—comento Hermione estirando su mano hacia Ron—. Tienes que cortar. No aplastar. Cortar. Son dos acciones muy distintas.

Harry pestañeo para concentrarse en su poción. No podía quedarse sin una nota aprobatoria.
Empezó a fijarse en su caldero, no recordaba los ingredientes que había echado antes, tenia un olor y color nada natural.

—Cinco minutos—anuncio el profesor Snape con un brillo malévolo en los ojos mientras vigilaba el caldero de Neville—. Cada uno probara su poción. Si siguieron las instrucciones tendrán un cambio particular en el rostro, pero si decidieron hacer lo que quisieron o no pusieron el menor interés, pasarán un día muy interesante en la enfermería.

Muchos empezaron a revolver con rapidez sus respectivos calderos. Hermione dirigió una mirada severa a Ron, le había ayudado y aun mantenía ese olor vinagre en su caldero.

Harry se rindió, se encontraba demasiado perdido, su mente estaba dividida entre rehacer lo más rápido su poción o ponerse de pie e ir hacia la mesa que Draco compartía con Blaise.

—Se término—volvió a anunciar el profesor Snape con una voz tan agria, como si hubiera saboreado la poción de Harry—. Dejen de intentarlo, no sirven para esto.

Lo que paso después ya era algo que esperaban. Cada uno probo su poción, una tortura psicología que Snape disfrutó con una pequeña curva en sus labios casi parecido a una sonrisa satisfecha.

Neville fue el primero en hacerlo, con las manos temblorosas dejó caer la mitad de la poción al suelo, por lo que Snape le ordeno que dejara la cuchara y tomara de una copa.

No resulto tan mortal como el esperaría, pero si fue nauseabundo y empezó a vomitar sin poder reprimirlo. Cada vez que vomitaba al suelo, un tentáculo le empezaba a crecer por detrás de la cabeza, las cuales se movían con desesperación con intención de atacar.

—Este es el claro ejemplo de como no deben preparar la poción—comento Snape sin sentir lastima por Neville—. Y sin temor a equivocarme, diré que el futuro exitoso de alguno de ustedes es muy improbable.

Harry dirigió su mirada hacia su caldero. Resoplo y le dio unas ganas enormes de derramar todo encima del profesor.

Para su propia sorpresa, un alumno interrumpió en clase, a pesar de la escalofriante mirada que le dirigió el profesor, el joven no se inmuto. Le hizo llegar el recado del director y luego se retiro como si no hubiera interrumpido nada.

—La clase se término por hoy—siseo Snape sin mirar a ningún alumno, y salió del aula agitando enojado su capa negra al caminar.

El alivio recorrió el cuerpo de Harry, limpio su caldero y mientras los demás salían con prisa, le dirigió una mirada a Draco, el cual devolvió rápido.

Hermione tubo que arrastrar a Ron, el cual se negaba a dejar solo a su amigo con un Slytherin.

Por fin, después de dos minutos de ruidos, se quedaron solos.
Harry espero que Draco se acercara, cuando estuvo cerca, aprovechó para sujetarlo de ambas manos y llevarlo hacia un rincón del aula.

Draco estaba asustado, pero al final una sonrisa se le dibujo en el rostro al sentir los labios del azabache tocar los suyos.
Aunque no comprendía el comportamiento de Potter, suponía que se debía a algún impulso que se le había originado en medio de la clase.

El beso que Harry le había robado, en pocos segundos se intensificó. Draco se había dejado llevar, aunque sus manos seguían sujetadas, estas se elevaron hasta la altura de su cabeza.
Podía sentir la intención del azabache, y compartía ese pensamiento, el también quería vivir un momento único, y el aula de pociones sin duda era uno de los lugares mas peligros para realizarlo, eso aumentaba la adrenalina del momento.

Un gemido resonó en el aula, Draco adoraba cuando Harry besaba como si no hubiera un mañana, le encantaba y no podía dejar de pensar que era tan genial. 
El corazón de Draco en cualquier momento le iba a abandonar, sus latidos iban en aumento.
Estaban locamente enamorados y siempre encontraban el momento para demostrárselo.

—Para los jóvenes con las hormonas alborotadas, la clase termino.

Draco y Harry se alejaron de inmediato, las mejillas del rubio estaban rosadas por lo vivido y la vergüenza de saber que su padrino lo había visto. Mientras que el rostro del azabache parecía harina.

—¿Y bien?—pregunto Snape con la mirada neutra, se encontraba en medio del aula—. ¿Algo no les quedo claro?

Harry agarró su mochila y salio rápido sin dejar de mirar el suelo.
Draco en cambio se quedo en el aula, debido a que ya sabia que se venía una conversación sobre lo que malo que estaba haciendo y con quien lo estaba haciendo.

Love, Harco•DarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora