Capítulo IX

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La noche se hizo en el pueblo.

No sabía qué hacer.

Estaba con Nai sentado en el sillón viendo la serie que solíamos ver desde hace meses, pero no se sentía bien esta vez, era como si me faltase algo.

No pude evitar recordar a Marie, en la mañana cuando pasó caminando por la librería. Eso había sido lo único diferente de mis días repetitivos...

Marie.

¿Qué hacía?

¿Ella era lo qué me faltaba?

No, no era ella.

Sacudí la cabeza y traté de concentrarme en la serie que transmitía la TV, pero nuevamente sentí esa sensación de vacío, de que necesitaba algo, nuevamente la confirmación y afirmación de que algo estaba mal, de que quería encontrar pero no sabía qué buscar, de querer salir pero no saber porqué lugar. La respiración se me alteró levemente al igual que mis pensamientos. Apreté las manos sobre mis muslos haciéndolas puños. Otra vez esta sensación, el desespero, de tratar de encontrar paz y tranquilidad. Los sonidos de la TV comenzaron a molestar, se escuchaban muy fuerte. Tomé aire para tratar de respirar con mayor tranquilidad pero me fue imposible porque sentí el nudo en mi garganta nuevamente, en mi cuello, como la cuerda se apretaba con mas fuerzas con el pasar de los segundos.

Miré de reojo a Nai y ella estaba concentrada en la serie.

Pasé mi mano por mi cuello al sentir el ardor que dejaba la cuerda cuando apretaba... me costaba respirar. Todo era tan parecido a esa noche...

Comencé a buscar en los bolsillos de mi pantalón.

Nai me miró con atención, pero sólo eso.

Me levanté tan rápido de sillón que Nai se impresionó.

—¿Adónde vas? —Preguntó mientras yo me colocaba una camiseta.

—Voy por unos cigarrillos —respondí al salir apurado de la casa. Mi voz salió en un fino hilo de suplica.

Trastabillé cuando salí de la casa, caí arrodillado, me apoyé del auto del vecino.

El aire enfrió mi rostro por el sudor que antes lo humedecía.

Abrí la boca para tomar aire, el pecho ardió junto a la garganta cuando el oxígeno volvió a correr con fluidez en mi sistema respiratorio.

Vi unos pies cerca de mí, pero cuando iba a levantar la vista me arqueé por las náuseas que me invadieron. Entré en puras arcada, sentía como las venas de mi cuello se tensaban, como me ardía la garganta.

Pero no vomité, solo... nada.

—Un cigarrillo —logré emitir al tomar aire nuevamente.

La persona que estaba parada frente a mí me pasó la mano por la espalda y las náusea volvieron a crecer.

Mi garganta ardía con cada arcada.

Levanté apenas la vista, pero no veía bien, tenía lágrimas contenidas en mis ojos, los limpié y vi el cigarrillo entre sus manos, subí la vista hasta que vi quien sostenía el cigarrillo y, era ese chico molesto.

Elevé la mano para tomar el cigarrillo pero me detuve cuando mi mano estuvo cerca del cigarrillo, me temblaba con ansias.

El chico acercó su mano y me dio el cigarrillo.

—Sé que te dije que no eran bueno los cigarrillos, pero esto es mas que una simple adicción, ¿no es así?

Me senté en la acera con el cigarrillo entre mis dedos temblorosos. Busqué en mi bolsillo el encendedor, lo saqué y con mis manos cubrí la llama que se meneaba por el temblor de mis palmas.

 LIFE NOTE -∆-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora