—Eres una espada sin filo —dijo con su voz tan tranquila y monótona, aquella diosa de la escritura.
Prosiguió:
—Si no lo deseas con todo tu ser, con cada ápice de quién eres... Jamás lo conseguirás. Esa es la diferencia entre vos y yo.
Y luego se retiró, tan altanera y orgullosa como ella solía ser, dejándome en ridículo, sin que mis pobres neuronas tuvieran la capacidad suficiente para diseñar una respuesta inteligente para contraatacar.
*
Hugo Ramírez se sintió tonto, pues había aguantado una larga fila en la central de El Rincón Literario para finalmente conocer a la talentosa y joven escritora Daniela Guzmán, quien, con tan solo 20 años, ya había dado el grandísimo salto hacia la fama literaria al convertirse en una escritora mientras todavía cursaba la universidad. En este evento, dentro de las paredes blancas de aquel edificio de tres pisos, en el que los libros se extendían por doquier, Daniela publicaba su primera obra y se presentaba al público, pues ella no contaba con redes sociales, ni era partidaria de las entrevistas; su rostro ni siquiera aparecía en su libro.
Era una autora que no gustaba de las cámaras, y esto no hacía más que aceitar los engranajes de la maquinaria conocida como curiosidad de Ramírez con respecto a esta misteriosa y nueva voz en la literatura nacional. Cuando finalmente se presentó la oportunidad de tener cara a cara a la nueva estrella de la literatura del país, Hugo se dio cuenta de que aquella escritora era la misma muchacha callada con la que había compartido una clase electiva en la Universidad Centroamericana algunos semestres atrás.
Era una estudiante de la licenciatura de historia del arte, con mención en letras. Hugo podía recordar que ambos habían sostenido una amarga discusión, ya que él había sugerido que estudiar esa carrera en el contexto de un país del tercer mundo solo podía acabar de forma trágica: experimentando hambre. ¿Con qué cara ahora le pediría su autógrafo a Daniela?
Pero todo transcurrió con una inquietante normalidad, puesto que, llegado su turno, ella procedió a firmar y él a agradecer como si no se conociesen. Ambos fingiendo con buenos dotes actorales que eran una escritora y un lector como cualquier otro. Salvo que Hugo no le dijo su nombre, ella simplemente tomó el libro y le escribió una dedicatoria sin que su mano tuviese un solo resquicio de duda; era un pequeño detalle que les delataba, se conocían.
Irónicamente, Daniela redactó: "Para mi mayor fan, Hugo Ramírez, quien aprecia con desmesura la historia del arte".
*
Las memorias que guardaba Hugo, sobre aquella muchacha de lentes, ensimismada y pensativa, ahora dejaban de tener un sabor a sal por la discusión que tuviera lugar hace algunos semestres. Al leer su exquisita novela, Ramírez se daba cuenta de que ella se ganaba su simpatía, a razón de que su escrito le hubiese procurado tanto entretenimiento. Como si se tratase de un platillo en el que se vierte abundante miel, las viejas memorias se endulzaban, y la nueva impresión de ver a Daniela como una escritora que triunfaba en lo que él anhelaba desde el año pasado, le hacía ilusión. Ella se había convertido en su modelo a seguir porque: "si ella pudo, eso significa que yo también tengo posibilidades".
Hugo estudiaba Derecho, pero desde hacía un tiempo -¿cuándo fue exactamente que comenzó ese capricho por la escritura?- fantaseaba con publicar cuentos, novelas, poemas, ensayos, artículos de opinión y una gran variedad de obras jurídicas (manuales, proyectos de ley, nuevas constituciones). Quería ser famoso y expandir sus ideas a través de infinitas mentes, como un virus que se propala por la faz del planeta. Deseaba entretener a miles de personas, en todos los idiomas posibles, pero estos sueños grandilocuentes más bien parecían ridículos. Era solo un estudiante, próximo a terminar su carrera, y a sufrir en las dunas de un sofocante desierto conocido como "El desempleo". Las posibilidades de conseguir un contrato con una editorial eran nulas, y todavía peor, no sabía si tenía el talento suficiente para lanzarse a esa exigente tarea de narrar historias.
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Léeme
Short StoryHistorias cortas interesantes. [Tres chicas y un escritor; Una serie de desafortunados eventos; La chica perfecta; La isla de los recuerdos; El cementerio maldito; El amor es una tragedia; entre otros relatos].