Un día mas, un día menos, era lo único que se le ocurría a Macarena mientras esperaba que Gabriela apareciera en su habitación con una buena noticia, pero no pasaba nada. Todos los días la pelirroja pasaba por la librería y regresaba para contarle a la rubia cómo estaba Bárbara; cómo se vestía, cómo se portaba, que no sonreía y que siempre andaba ida. Era absurdo y era una tortura, pero Macarena necesitaba tener noticias sobre la mujer que amaba, era una manera de mantenerse con vida ante toda la violencia de Graziela.
La mujer no era físicamente violenta todos los días, pero no necesitaba serlo; con la tortura psicológica era más que suficiente. Afectaba aún más. Por suerte, Macarena lograba escapar de algunos avances sexuales de su ex novia, de otros no. Tener sexo con Graziela era el sentimiento de inmundicia que Macarena esperaba no volver a sentir nunca más. Ni siquiera trataba de pensar en Bárbara para no ensuciar el buen recuerdo que era.
Pero había aprendido a no prestar atención a nada.
Graziela hacía lo que quería.
Macarena no reaccionaba.
A nadie le importaba.
En su habitación, con las sábanas -que antes estaban manchadas de sangre- ahora limpias, Macarena se acurrucaba en la cama. Dos días sin noticias del mundo exterior, ni siquiera Graziela había aparecido en su habitación, lo cual era una bendición. Pero Macarena necesitaba contacto humano. No es que estuviera atrapada en la habitación por su propia voluntad, pero tenía miedo de lo que podría pasar si se iba sin hablar con Graziela, su ojo ya estaba demasiado negro de tantos moretones.
Su aparente salvación en forma de cabello rojo, apareció en la puerta. Con una pequeña sonrisa. Macarena se puso inmediatamente ansiosa. Su mirada se encontró con la de ella.
- ¿Alguna novedad?
- Nada. Está de la misma manera que antes.
- ¿Sonrió al menos?
- No.
Macarena guardó silencio.
Gabriela se acercó hasta sentarse frente a Macarena.
- ¿Y tu hermana?
- Está trabajando, de hecho, hablé con ella sobre eso de poder salir.
- ¿Y que dijo?
- Dijo que mientras no te separes de mi lado, podemos.
- ¿Quiere que me controles, entonces?
- Sí. ¿Crees que si salimos podré evitar que hagas una estupidez?.
- ¿Una estupidez? ...
- Sí. Cómo ir a ver a Bárbara por ejemplo.
- ¿Crees que sepa que me estás ayudando?
- Me mataría si lo supiera. O peor ... - Cuando la mujer vaciló, Macarena la tomó de la mano. - Podría matar a Catarina.
- ¿Cuándo te toca ir a verla?
- Los días de visita están controlados. Debo ir el domingo.
- Puedo ir contigo, si tu hermana lo permite.
- Sería bueno tener a alguien con quien llorar más tarde.
Macarena suspiró.
- Fíjate, nunca pensé que me fueras a caer bien.
- Era imposible, y comprensible también. Les hice daño. Pero ahora quiero hacer cualquier cosa por ayudarlas.
- ¿Todo esto es porque te sientes culpable?
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El mar de tu mirada | Barbarena I Terminada I Editando
RomanceBárbara Lopez vive una vida tranquila y pacífica. Trabaja en una conocida librería en el centro de Monterrey; La mayoría de las personas son clientes antiguos que la conocen desde que era una adolescente cuando solo era la hija del dueño del lugar...