Maquillaje I

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En el orden correcto de un futuro perfecto, Ángel habría sido valiente para tener una conversación profunda y sincera con Juliette. Pero él no era más que otro ente jugando a ser valiente. Aunque no disimulara bien en determinadas ocasiones.

Y como cada puta tarde, volvía de nuevo a la casa dónde la conoció. Y de nuevo y como era de esperar, nadie sabía dónde se encuentraba Paula. Como si la tierra la hubiera tragado y se aferrarse fuerte a ella para no dejarla marchar. Ángel, calcomido por la incertidumbre, acababa rindiéndose al caos... Y se dejaba llevar, por la sexual atmósfera del local y follaba con cualquiera que quisiera hacerle compañia esa tarde. A veces, las trataba con amor (según la historia que esa tarde le contarán) y otras con rabia, como si quisiera pagar todas sus frustraciones a golpe de embestidas. Sabía que al final, ella se acabaría enterando. Eran un equipo y él, dejaba buenas propinas y aquel dato, caería como una bomba nuclear para Juliette pero, no sería justo pedir una finalidad cuando se desaparece sin previo aviso. Nunca habían estado juntos, pero poco tiempo tiempo bastó para crear una historia juntos. De querer sus manías y de besar sus defectos.

Los meses pasaban y el seguía tocando a la puerta de aquel puticlub encubierto y él ya comenzaba a poner una falsa sonrisa mientras se sentaba en el borde de la cama de una de las chicas que denominó como favorita.

-Ángel ¿Qué te gustaría hacer hoy?
-Lo de siempre. - Dijo con un ligero hastío que la chica pilló al instante.
-Sabes que Juliette a vuelto ¿No?

Ángel intentó disimular la cara de sorpresa ante aquella noticia. Hacia tres meses que no moría de amor enredado en la oscura melena de Juliette y aquellas palabras resonaron más que cuando escucho su nombre como ganador del Premio Earth.

-¿Pero está aquí?
-Sí, pero no creo que haya venido a trabajar. Ni creo que lo haga en un tiempo.
-¿Por qué crees eso?
-Sal y compruébalo por ti mismo.
-¿Puedo salir a hablar con ella?
-Todas sabemos que es la única con la que te has visto fuera de aquí. Es tu favorita.
-Yo no tengo favoritas...
-Ángel, se nota que Juliette te gusta como algo más.
-Te daré buena propina cuando vuelva.

Ángel salió de la habitación y recorrió el pasillo que lo llevó a la habitación que la dueña del lugar utilizaba como despacho. Si Juliette estaba allí y no trabajaría en un tiempo, sabía que estaría dentro del despacho recluida. Tocó la puerta y la Madame le abrió la puerta, de golpe pensando que era una de las chicas. Juliette estaba retrepada en uno de los sillones de terciopelo rojo.

-¡Ángel! - Exclamó Juliette con una sorpresa más que exagerada, dejando a la dueña noqueaday fuera de reacción.
-¿Dónde has estado?- Entrando en el despacho.
-No entres.

Juliette se llevó las manos a la cara y Ángel intento apartarselas, para poder mirarla a los ojos e intentar obtener respuesta a tanta ausencia. Sus manos se apartaron de su cara y dejaron ver a una Paula que nunca vió antes. Unas marcadas ojeras y moratones que hacían la función de improvisado maquillaje.

-Tiene una explicación ¿Vale?

He visto cómo me mirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora