La estación de King Cross estaba llena de magos y brujas, de todas las edades. Las voces de las personas, las risas de viejos amigos reencontrándose después del verano, y el ruido causado por el arrastre de carritos llenaban el lugar. Padres e hijos caminaban de un sitio a otro y el gran expreso a Hogwarts comenzaba a llenarse de estudiantes listos para iniciar un nuevo año escolar. Todo era emoción y felicidad, como todos los años en la estación 9 ¾.
En uno de los compartimientos del tren escarlata se encontraba cierta castaña, cuyos ojos estaban clavados en las páginas amarillentas de aquel libro; sus hermosos ojos color café, escondidos detrás de sus gafas, dejaba ver un destello lleno de ilusión; no era un secreto que la chica amaba el romance. Estaba feliz, estaba feliz de comenzar su sexto curso y esperaba con ansias volver a ver a sus amigos, había estado soñando con aquel día desde hacía semanas. Estaba segura que sería el mejor año de su vida.
La puerta de su compartimiento se abrió dejando ver a un joven con una sonrisa en el rostro. La Hufflepuff levantó la mirada al escuchar la puerta abrirse, la sonrisa del chico era contagiosa y podía hacerte sentir que todo estaba bien; él poseía una cabellera castaña un poco desordenada. Se veía feliz, aunque, a decir verdad, ese parecía ser el estado natural del joven.
-¡Hola, Kendra! ¿te molesta si me siento aquí? –El misterioso chico señaló el asiento vacío enfrente de ella y la joven se incorporó mientras le regalaba una sonrisa; no le molestaba en lo absoluto su compañía, después de todo Matthew Ollivander era uno de sus más grandes amigos. Un tenue sonrojo se hizo presente en las mejillas de la morena.
-Sí, si quieres. –Contestó la joven con una sonrisa. El más alto no se lo pensó dos veces y se sentó frente a ella.
-¿Cómo te fue en el verano? –Preguntó el joven antes de agregar un poco de lo que había hecho él mismo. -Mi abuelo me ha hablado de los distintos tipos de madera para fabricar varitas; fue interesante, no tenía idea de las propiedades que tenía.
-Bueno, el abuelo Newt nos llevó a América. Visitamos el lugar donde estaba la panadería de mis abuelos; la abuela Tina y yo paseamos por las tiendas y compramos algunas cosas; admitiré que recordaba Nueva York como un lugar más, tranquilo. –Confesó mientras una risita se hizo presente. Kendra tenía años sin visitar su ciudad natal; la muerte de Jacob y Queenie, sus abuelos, había sido demasiado dura para ella, tanto que desde que había ido a vivir con Tina y Newt había evitado regresar al que había sido su hogar.
Los minutos pasaron mientras ambos Hufflepuff compartían anécdotas de lo que habían hecho en el verano. Kendra sacó una barra de chocolate que partió a la mitad para compartirla con su amigo antes de que su conversación se viera interrumpida cuando un chico castaño apareció en la puerta del compartimiento.
Era delgado, un poco menos alto que Matthew, de cejas gruesas, con un porte lleno de una elegancia casi imposible, su semblante era arrogante, su rostro era atractivo y de rasgos tan finos que parecían sacados de una obra de arte.
El Ravenclaw miró a ambos jóvenes, con algo de arrogancia, para después dedicarles una sonrisa divertida, que Matthew regresó en tanto Kendra se puso de pie y corrió a abrazarlo.
-¡Chris! –Chilló con emoción la castaña mientras saludaba al joven, el cual tenía una expresión de sorpresa en su rostro; sus ojos se abrieron como platos y trató de alejar a la chica. ¿Qué demonios, Kowalski? Todavía no lograba acostumbrarse.
-Hola, hola. ¿Les molesta si me quedo aquí? Estoy escondiéndome de mis primos. -Dijo el Ravenclaw una vez que había logrado quitarse de encima a la castaña.
Matthew rio ante su comentario.
-Por supuesto, siéntate. Kendra y yo hablábamos acerca de las cosas que hicimos en vacaciones. –El Hufflepuff sonrió y aquel trío se enfrascó en una conversación sobre lo que habían hecho en el verano. Kendra habló sobre su pequeña teoría del porqué los unicornios dejaron de mostrarse ante los Muggles, Chris compartió como es que Draco había estado alardeando por haber conseguido el puesto de prefecto ese año, Matthew escuchaba con interés las conversaciones de sus amigos.
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Luz en las tinieblas
FanfictionKendra Kowalski está emocionada por empezar su sexto año en Hogwarts, a pesar de que los tiempos oscuros se esten acercando al mundo magico, trata de ver el lado positivo y animar a sus amigos. Nota de autora: Algunos de los personajes que aparecen...