Capitulo 142

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Lara.

La fiesta en el club estaba a penas llenándose.

Anastasia me arrastró a la pista. Yo no encajaba para nada con las chicas de la disco.

Todas arregladas y con vestidos suficientemente cortos.

Hasta mi traje de competencia de hacia unas horas cuadraba mejor que lo que llevaba en este momento.

Los chicos estaba sentados en la mesa con cara de pocos amigos.

Santiago se paró y comenzó a hablar con unas chicas cerca de su mesa. Aunque fuera un momento tenso, para el inmaduro nunca era malo para ligar con chicas.

Anastasia tomo a Jhon y lo acercó a la pista. De inmediato su cara de pocos amigos desvaneció.

Hoy tenía que celebrar que tenia un Ferrari y próximamente mi moto, de nuevo.

Baile hasta que mis pies pidieron un descanso. Ya estaba con unos cuantos tragos encimas y además todos se juntaba con la luces de colores de la disco. Necesitaba en serio, sentarme un rato.

Santiago ya llevaba más de 7 tragos y no iba por buen camino. La cara de Eric y Tiago lo decían todo.

Se callaron cuando llegue a la mesa. Santiago siguió hablando.

−Pero fue culpa de...- me miró mientras hablaba y me señaló.- de ella, que yo perdiera mi carro y de Blair.- ya estaba balbuceando sus últimas palabras.

−No seas un gilipollas en este momento inma.- dije mientras le pedía al mesero otro chupito.

−Y si jugamos algo? A ver quien aguanta mas el alcohol.- volví a llamar al chico y le dije que trajera unos trago mas.- dije.

−Acepto.- Santiago ni lo pensó dos veces.

Una hora mas tarde, el inmaduro ya tambaleaba.

−Entonces inma, tu ya no puedes mas. Será que pedimos la cuenta de una vez?

−Ni se te ocurra. Ganare yo.- Lo decía alguien que ya no media las consecuencias en estos momentos.

Tiago y Eric llevaba rato mirando nuestro show. Hasta que se dieron cuenta que su amigo estaba insoportable y se despidieron, dejándolo solo.

−Creo que tus amigos te abandonaron.- dije mientas me agarraba el cabello con una cola.

−shhhh.- Santiago recostó su cabeza de la mesa.

−Te veo mal inma.- me reí.

−Te veo mal inma.- dijo con una voz chillona. me estaba remediando.

Puse mis ojos en blanco.

Sonrió y sus ojos azules que estaban perdidos encendieron una chispa en ellos.

−Te odio.- dijo entonces.

−Déjame entender. Me odias pero estas sonriendo como un idiota?

−Un idiota, que te odia.- se bajó su vaso de un solo tiro.

−Brindemos entonces porque nos odiamos.

Chocamos nuestros tragos. No tenía explicación está extraña situación. Pero entre Santiago y yo que tenia sentido?

Nada. Absolutamente nada.

Aléjate o déjate llevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora