Neblina

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Holi again, ya sé que siempre juro que no me tardare y me tardo, pero si he tenido un poco de trabajo y luego aparte había una parte que no me gustaba como quedaba, aun creo que no estoy tan conforme, pero bueeeno. 

Espero les guste y los dejo con la lectura.

Recuerden esto lo hago sin fines de lucro y ningún personaje me pertenece, todos son propiedad de MXTX 

Capítulo 8: Neblina

Los pasos de HuaiSang iban de un lado a otro, mientras con desesperación agitaba su abanico, evitando la mirada de XiChen y su discípulo, que permanecían de pie junto a la puerta. No dio aviso a las demás sectas del hallazgo y pidió a su gente que se encargará del cuerpo con el respeto necesario, él después vería lo que haría con el cadáver.

Se detuvo de pronto y sus ojos viajaron hacia XiChen tratando de analizar si su expresión le decía algo. Cuando habían charlado sobre su desaparición, XiChen simplemente había dicho "No lo recuerdo", entonces él le había creído, porque la gente de Gusu Lan no mentía y conocía bastante bien al primer jade, era imposible que este mintiera. ¿Pero y si lo hacía?

_ HuaiSang - dijo XiChen rompiendo el silencio un poco cansado de verlo pasearse de tal manera - ¿Esto tiene que ver con lo que está pasando?

_ No lo sé - dijo y enseguida se acercó a XiChen - ¿Qué voy a hacer XiChen-Ge? ¿Qué puedo hacer? - se abrazó a él.

_ HuaiSang -lo llamó apartándolo ligeramente - ¿Conocías a la mujer?

_ Si -dijo aun nervioso -es la mujer de la que habló el hermano Xiao... pero te juro que no sabía nada de lo que dijo, tampoco cómo es que llegó ese cadáver aquí - se volvió a abrazar a él casi llorando -XiChen-Ge tienes que creerme.

_ ¿Por qué no habría de creerte? Tú nunca me has mentido, ¿No es así?

HuaiSang elevó los ojos hacia Lan XiChen y por un momento sintió como su corazón se congelaba ante la gélida mirada que le daban. Le había mentido, sí, en varias ocasiones, algunas perdonables, algunas no tanto, pero sabía que sí conocía la verdad de lo que trataba de ocultarle, tal vez esta mentira si podría perdonarla y sin embargo calló.

Agradeció cuando la puerta se abrió y por ella entró su esposa, Li AnSi era una mujer llegando a los cuarenta, un poco más alta que HuaiSang, de ojos marrones y cabello castaño, adornado con un tocado dorado, como la digna esposa de él llevaba ropas elegantes y joyas. A HuaiSang le gustaba comprar todo este tipo de adornos para ella y vestirla con ropas de seda fina.

_ Esposo -llamó AnSi -los invitados esperan en el salón -luego como si sus ojos apenas lo hubieran notado se dirigió hacia Lan XiChen -Oh ZeWu-Jun... lo siento, no te vi -hizo una inclinación para él y para SiZhui misma que fue respondida.

_ AnSi... voy en un momento, puedes disculparme con ellos.

La mujer asintió y salió no sin antes regalar una suave sonrisa a cada uno.

HuaiSang se quedó gran rato mirando la puerta antes de volver a sus interlocutores.

_ XiChen-Ge tienes que ayudarme, tienes que hacerlo - suplicó de nuevo.

Lan XiChen suspiró, esto tardaría más de lo que esperaba, el anhelo se quedó en su pecho, deseaba tanto estar en otro lugar con otra persona.

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Cuando terminaron el asunto XiChen y SiZhui caminaron por el poblado de Qinghe, el sol del atardecer estaba cubierto por espesas nubes grises, en una clara amenaza de lluvia. XiChen detuvo sus pasos cuando llegó a un puesto en particular, muy a su pesar los dulces favoritos de GuangYao se vendían ahí. Siempre supuso que era porque en ese lugar pudo disfrutar por primera vez - pese a la guerra- verdad de las golosinas y los postres, A-Yao le había contado que su madre apenas si podía pagar por esos pequeños placeres, solo en ocasiones especiales, como los cumpleaños.

Aún después de la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora