La hija de la oscuridad.

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Ella fue trasladándose su mundo a ese mundo, a causa de un accidente, y junto con sus compañeros, fue entrenada para acabar con ser maligno que amenazaba aquel mundo, su oficio era sanadora y entrenó con sacerdotisa de una iglesia, cuando logró acabar con el villano, volvió al reino en gloria, y alabada como una heroína importante. La princesa del reino, celosa por aquella muchacha, le acuso de traición, y la expulsaron del reino, vivió afuera de las ciudades como una simple mendiga, pero casi murió por un hongo venoso, y fue salvada por una extraña persona de túnica.

La joven sanadora, despertó en una cama que sintió muy cómoda, la chica observó el lugar en donde estaba, era una habitación de color gris, piso de madera, además tenía un armario de roble liso y un tocador. La chica estaba sorprendida hace unas horas, se estaba muriendo en el bosque, pero ahora estaba en una habitación, cerró sus ojos para recordar algo más de aquella noche, y en su memoria se veía una persona de túnica negra, y unos ojos extraños pero familiares.

—Vaya has despertado, querida—La voz de una chica, hizo que ella volviese su mirada en una persona con túnica negra, ojos rojos color carmesís, un zafiro incrustado en su frente, y sus labios pintados de un color morado intenso y brillante—Me tenias preocupada, no quería que muriese, así que te traje aquí, y te di medicina, para que te recuperarse.

La joven de la túnica, se acercó a algunas cortinas, y las abrió dejando entrar los rayos cálido del sol a la habitación, y abrió el ventana que daba hacia un balcón.

—G...gracias—La joven agradeció con cierto nerviosismo a la mujer, y se dio cuenta que su apariencia era familiar—Disculpa, ¿ya nos habíamos visto antes?

—Si y no—Le contesto la de piel gris, y acercó su rostro al de la muchacha—Tal vez, mi rostro te parece conocido, ya que soy de la misma raza que el ser maligno, con el cual te enfrentas te con tus compañeros, heroína.

La joven observó a la chica, y se dio cuenta que parecía compartir la misma raza con el brujo maligno, eso la sorprendió, pero la otra razón de su sorpresa, era que aquella chica le reconocerse como una de las heroínas, a pesar de que borraron su existencia de la lista de héroes, pero luego de pensarlo un poco más, su rostro estuvo un buen tiempo en los afiches de héroes, así que era obvio que sería reconocida. En ese momento un ruido surgió del estómago de la sanadora, eso hizo que su anfitriona sonriese de forma graciosa.

—Bueno, parece tener hambre—Comento la chica de piel gris, y agrego—Te traeré el desayuno.

—Gracias—La sanadora observó como su anfitriona, que se alejaba de la cama.

—De nada y tranquila, siéntete como en tu casa y relájate, preciosa—La piel grisácea, le contesto a la muchacha y le volvió a sonreí, antes de salir por completo de la habitación.

La chica se quedó acostada, y pensó en lo atractiva que era su anfitriona, y en lo hermosa que era aquella sonrisa, pensar en eso la sonrojo de tal manera, que se tapó la mitad de su cara con la frazada.

«Cuanto tiempo, había añorado estar acostada en una cama», pensó la chica que miró el balcón, y volvió a pensar, «Extrañaba está sensación de comodidad»

En aquel momento volvió la joven piel grisácea, con una bandeja la cual llevaba un desayuno contundente, y la dejó frente a la chica.

—Debes alimentarte bien, una mendiga come muy poco—Le sonrió la chica a su huésped, y agrego—Bueno, te dejaré, voy a preparar el baño, para que después puedas darte un gustoso lavado, ha para llegar al baño, debe seguir el vapor de agua.

—Espera—La chica detuvo a su anfitriona y le preguntó—¿Cómo te llamas?.

—Tamsin, ese es mi nombre—Le contesto la piel grisácea a la chica, mientras que volvía a salir de la habitación para preparar el baño.

El Surgimiento de una heroína. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora